miércoles, 3 de junio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

“YO NO TENGO LA DESGRACIA DE
 NO SER HIJO DEL PUEBLO”
El título de la columna COSMOS de hoy es un fragmento de la canción del gran José Alfredo Jiménez, “El Hijo del Pueblo” que sin duda estará repitiendo en la campaña política que hoy concluye, “Don Pay de Queso”, es decir, don Alfredo Martínez Barbosa, quien es candidato a la presidencia municipal de Chilpancingo, por el Partido Humanista.
“Don Pay de queso”, como todos los chilpancingueños sabemos, es un hombre quien desde hace muchos años se ha dedicado a la venta de ese producto en el centro de la ciudad, en el jardín central para precisar, afueras de la tienda Superla. Todas las tardes y por años ahí se le ha visto con su charola en ristre o caminando por el parque, ofreciendo pay.

Cuando se vino el asunto de las campañas políticas que concluirán con las elecciones del 7 de junio de 2015, don Alfredo Martínez Barbosa, de buena gana aceptó ser candidato. De pronto, como que esa sorpresiva participación se prestó a choteo, a mofa, a burla. Pero al paso de las semanas y al observar que el candidato del partido político “Humanista” iba sumando simpatías, sobre todo de nosotros los chilpancingueños jodidos, la gente comenzó a ver la diferencia entre los otros candidatos y “Don Pay de queso”.
“¡Este señor sí es hijo del pueblo!”, comenzó a decir la gente, y agregaron que “ya es justo que se les dé un escarmiento a los demás partidos políticos cuyos candidatos andan como los changos, terminan un puesto y se van a otro. Y en el caso específico del candidato del PRI a la gubernatura, todo mundo lo sabe y lo comenta: ¡Jamás ha termina un cargo público, cuando ya está en otro! y dicen que ha sido TRES veces presidente municipal de Chilpancingo”. Eso comenzó a rumorarse entre la gente del pueblo. De ahí la simpatía por “Don Pay de queso” comenzó a crecer. Y más cuando el candidato a gobernador del partido que él representa, declinó en  favor de la Bety. Alfredo Martínez Barbosa, dijo: ¡Yo me sostengo! Y eso le cayó muy bien a la gente que va a ir a votar por él. “Este señor es una pieza”.
Refiriéndonos a la presidencia municipal de Chilpancingo: Hay tres “gallos” que quieren la alcadía: Antonio Gaspar, priísta, fue síndico del ayuntamiento que administró Héctor Astudillo; Marco Antonio Leyva, un catrincito que jamás se ha bajado de la banqueta para que el lodo le salpique el casimir y Pioquinto Damián Huato quien ha desfilado por casi todos los partidos  buscando posiciones políticas y algunas veces le ha pegado al clavo, pero los tres mencionados comenzaron en el PRI. O mejor sea dicho, son priístas, usando temporalmente otra camiseta, pero sólo por conveniencia.
Gaspar ha tenido broncas extra políticas a las que les ha hecho así, miren: Así. Su poder político lo libra y lo salva de todo conflicto “legal”. Marco Antonio Leyva Mena jamás ha hecho absolutamente nada por Chilpancingo donde casi ni se le conoce. 
Dice que es de aquí. A lo mejor nació en Tenexpa, municipio de Técpan. A alguien se le ocurrió en el PRI que “un Leyva repita en la presidencia municipal de Chilpancingo” y le dijeron: ¡Aunque sea tú!, y lo encaramaron de candidato del PRI. Confía en ganar con “el voto duro” y con las migajas que recoja de Astudillo a quien se le ha pegado como lapa, ya que por sí mismo como candidato es un don nadie.
“Súper Pioquinto” tuvo la ocurrencia de autolanzarse para candidato a presidente municipal, pero por adelantado lo sabe: A pesar de que nadie duda de que tenga gente, y mucha a su favor, sobre todo por el rumbo de El Ocotito y sus bellos alrededores, no tiene ninguna opción de ser alcalde. 
Su tiempo como político ya pasó, ya es un senil. Su vida azarosa dentro de la política rancherona, tropical y parcelaria y las turbulencias que a sí mismo se ha provocado, no le garantizan más que como un temporal oficiante de la política folclórica, tragicómica y de bajo nivel y va de salida. 
No pasó de ser uno más del montón que pronto estará en el olvido. Él mismo se encargo de eclipsarse, cuando pudo practicar una carrera política que pudo ser brillante. Lo tuvo todo, y todo se le escurrió de las manos. Él sabrá por qué se desperdició. ¡Ahora, a cuidar nietos!
Ante este escenario no de caballada flaca sino de tristes y muy obscuros jamelgos, no queda otra oportunidad para aprovecharse que votar el domingo próximo por algo distinto, por Alfredo Martínez Barbosa, del Partido Humanista para presidente municipal.
Ya es hora que de que los mequetrefes de la política, los changos que van de liana en liana viviendo muy bien del presupuesto y que ¡nunca han trabajado!, comiencen a sentir la presencia de un pueblo pensante, decidido al cambio y que en realidad queremos que sea gente del pueblo la que gobierne.
“Pero cuántos millonarios quisieran vivir mi vida, pa’ cantarle a la pobreza sin sentir ningún dolor”
(José Alfredo)

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