miércoles, 24 de junio de 2015

COLUMNA

Elecciones bien calificadas 

Apolinar Castrejón Marino
El príncipe, en todo su esplendor, apareció en el balcón de su palacio, y se dirigió a la multitud allí reunida, para darles la buena noticia:
“Mi corazón reboza de alegría, y quiero ofrecerles el derecho de enorgullecerse con toda justicia, por el nacimiento del nuevo príncipe, que llevará el nombre de mi noble familia. Será la nueva cabeza de tan ilustre estirpe, y guiará el futuro de este gran reino ¡Cantad y sed dichosos!”

La multitud embargada de dicha, comenzó a entonar jubilosos himnos, y alabanzas al heredero. Recibían al nuevo tirano, extasiados por la continuación de la familia que ceñía sus cuellos con el yugo opresor, y con crueldad, explotando su trabajo y devorando sus almas. La alegría era contagiosa, y el pueblo maravillado por la llegada del nuevo emir, hasta bendecía su destino atroz. 
En ese mismo instante, mientras la muchedumbre glorificaba a los poderosos, otro niño abría los ojos a la vida en una vieja casucha, en un burdo lecho, envuelto en sucios harapos. La madre era una mujer enferma, que se había desvanecido durante el trabajo del parto, y en cuanto despertó, vio a su bebé que se moría de hambre y de frío.
Era una pobre y desdichada joven, cuyo esposo había muerto víctima de la opresión, del maltrato y del hambre en que los mantenía la familia real. Como una ironía, Dios había enviado a esta solitaria mujer un diminuto regalo que no podría disfrutar.
La infortunada, con su cuerpo muy debilitado acunó al niño en su regazo y contempló su rostro, llorando sobre él como bautizándolo con sus lágrimas, para decirle:
¿Por qué has abandonado el paraíso, para venir a compartir conmigo las amarguras del mundo? ¿Por qué has dejado a los ángeles y el firmamento, y has venido a habitar entre esta miseria, opresión y crueldad, si no tengo nada para ofrecerte? 
¿Te alimentarás de mis lágrimas? porque no tengo leche. Ni tengo mantos de seda para arroparte ¿Acaso podrán mis brazos desnudos darte calor? Los animales pequeños pastan en los prados y regresan a salvo a sus guaridas; y las aves pequeñas recogen las semillas y duermen en la seguridad de las ramas de los árboles. Pero tú, amor mío, tan sólo tienes una pobre madre que te ama.
Entonces lo rodeó fuertemente con sus brazos, elevó lentamente sus ojos al cielo y pudo ver que en ese momento las nubes se separaron para dejar ver el rostro de la luna. Y sus rayos envolvieron ambos cuerpos, como una mortaja de plata.
Según su propia definición, la gente es muy lista, y se asumen como ateos, agnósticos e incrédulos; pero en los hechos son muy incautas, ingenuas y cándidas. 
La epistemología, la gnoseología y la teoría del conocimiento se encargan de revelarnos como es que el conocimiento llega a nuestra mente, pero en la realidad actual, la principal fuente del conocimiento, es la televisión.
Basta que la gente vea algo a través de la pantalla, para que lo de por verdadero. Por eso aparece Enrique Peña Nieto todos los días a dar sus “buenas noticias” de autocomplacencia, porque después de escucharlas, la gente se queda tan tranquila.
No importa que los mexicanos mueran por docenas, que sean decapitados y descuartizados, no importa que efectivos del ejército sean emboscados y masacrados como cualquier hijo de vecino; si Enrique Peña dice en la televisión que la delincuencia está a la baja, todos se sienten más seguros. 
Pero, el peor engaño, la burla más grande contra los mexicanos, se ha consumado el 7 de junio; las elecciones. El patán, vulgar y corriente Lorenzo Córdoba, ha salido a presumir públicamente que han sido las elecciones más concurridas, las más ordenadas y las más equilibradas de la últimas décadas, esto a pesar de las amenazas previas, las cuales fueron oportunamente conjuradas.
Y tiene razón. La parte opositora y contestataria de la sociedad, todos esos que se inconformaron por las irregularidades que cometieron los partidos y los candidatos, al final de cuentas se plegaron como mansos corderitos ¡Para eso nos gustaban!
El instrumento que decide la vida pública por 6 años, fue tratado como un producto más de la mercadotecnia. Se inundó a la gente con imágenes y voces de contenido político, en forma de mensajes, como noticias, y como opiniones. Abundaron las “filtraciones”, las “denuncias” y las manifestaciones callejeras.
Y consiguieron que la gente se interesara en una farsa que tiene bien conocida, y en la cual no cree desde hace mucho tiempo. Y ahora nos dan los resultados, igualmente increíbles: que salieron a votar civilizadamente más del 40 % de quienes están inscritos en la lista nominal.
Y hasta se excedieron en los resultados, pues cierto informe del programa de resultados preliminares, dio un total de 100.51 % de casos computados ¡Que se los crea suchi! ¿No? 

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