jueves, 17 de septiembre de 2015

NOTA

Identifican un normalista
de Omeapa: Autoridades

Javier Francisco Reyes.TIXTLA, GRO.—La familia de Jhosivani Guerrero de la Cruz, vive en la extrema pobreza, en la comunidad de Omeapa, quien buscaba  tener una carrera para ayudar a su familia, y por ello ingresó a la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” y para llegar tenía que recorrer al menos 8 kilómetros de ida y vuelta a su pueblo.

Tras los resultados de la Universidad de Innsbruck practicados a restos óseos encontrados en el río San Juan, en el municipio de Cocula, región norte del estado, permitieron confirmar que pertenecen a Jhosivani Guerrero de la Cruz, normalista de Ayotzinapa, desparecido desde el 26 de septiembre de 2014.
Jhosivani Guerrero de la Cruz, tenía 19 años y era es el menor de siete hermanos de una pareja de campesinos de la comunidad de Omeapa, municipio de Tixtla, en donde La Crónica, Vespertino de Chilpancingo y la Agencia Periodística de Investigación (API) pudieron constatar  de la vivienda en donde habitaba el normalista.
Se conoció que lo apodaban “El Coreano” por su pelo lacio y erizo, y sus ojos rasgados. El 15 de febrero de 2015 hubiera cumplido 20 años.
Antes de ingresar a la Normal Rural de Ayotzinapa, Jhosivani Guerrero de la Cruz, buscó estudiar Ciencias Químicas en Puebla, pero implicaba distancia y un gasto para su familia, por lo que se decidió realizar examen de admisión estudiar en la Normal que estaba cerca de su casa y su familia.
Él no quiso emigrar a Texas, Estados, como su padre –al cual no conoció- y hermanos mayores, el quiso quedarse en Guerrero con el resto de la familia.
Dentro de la Normal Rural de Ayotzinapa participaba en la Casa del Activista, un espacio dentro del plantel donde los jóvenes son preparados “política e ideológicamente”, y se les enseña “cómo dar argumentos ante quien sea con bases y fundamentos”.
Por un error de la sus compañeros de la dirigencia estudiantil dieron el nombre de Jhosivani como uno de los dos muertos que reportaron la mañana del sábado 27 de septiembre de 2014 en Iguala.
Su mamá, Martina de la Cruz, acudió al Servicio Médico Forense a identificar y señaló que el cuerpo no era de su hijo; hoy la Procuraduría General de la República, informó que la Universidad de Innsbruck encontró que el ADN de una muestra ósea analizada coincide con el de ella.
El 20 de septiembre de 2014 –una semana antes de la desaparición-, fue la última vez que sus padres y hermanos los vieron en casa, donde realizó algunas actividades, entre ellas la chaponada toda la hierba del corral de gallinas y puercos.
El joven guerrerense es el segundo de los 43 normalistas desaparecidos que es identificado a través del análisis de restos óseos, el primero fue Alexander Mora, en diciembre de 2014.

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