Calaverofónica

Calaverofónica

La parca en meditación,

a Chilpancingo tomaba en serio, 

de Sentimientos de la Nación,

a forzado  cementerio. 

 Si la vida es lo más valioso

que posee el ser humano,

¿por qué cortar lo grandioso,

incurriendo en lo profano?

 A esta sufrida ciudad,

saqueada por gobernantes,

es la pequeña Bagdad,

de la milicia imperante,

noble ante tanta maldad,

masoquista delirante,

que ante tanta inseguridad,

votó por dos ex alcaldes farsantes.

 Si hay libertad de expresión, 

¿por qué no dicen  verdad, 

los medios de información,

denunciando perversidad,

del político ladrón?

siendo Radio Universidad,

la honorable excepción.

 En la radio comercial,

impera la distorsión,

por lacayos del capital,

partidarios de la agresión,

mercenarios sin igual,

mentirosos por vocación,

son enemigo social,

y de Goebels imitación.

A Sergio Ocampo el greñudo,

lo rapo con mi guadaña, 

lo conservo vivo y crudo, 

sin melena, gorgojos y telaraña,

con terapia de mezcal lo ayudo,

a que les hable mañana.

 Les dejo también al pollo,

por su programa corriente,

y siga mandando al hoyo, 

con su mal gusto a la gente,

“yo si grito…” ese es su rollo,

vocifera como demente.

 En plena modernidad,

su carácter popular,

gratuidad y pluralidad,

son principios a emular,

de  radio Universidad, 

que ya ganó la posteridad,

y lo comercial… nunca imitar. 

 Fraternalmente

2 de noviembre  2015. “Día de muertos”.

José D. Hernández Jiménez