viernes, 8 de enero de 2016

COLUMNA

Año Internacional de las Legumbres

Apolinar Castrejón Marino
El pasado 21 de diciembre, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró al año 2016, como Año Internacional de las Legumbres, con el propósito de promover estos granos, considerados por los expertos como excepcionalmente saludables y nutritivos.
Las legumbres, que incluyen a los frijoles y chícharos, son una fuen
te barata, deliciosa y nutritiva de proteínas y micronutrientes.

El director de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) José Graziano da Silva, en la sede del organismo, en Roma, dijo en su discurso que es la oportunidad de crear conciencia de sus beneficios, promover su producción y comercio, y fomentar nuevos usos en toda la cadena alimentaria.
Reveló que “Las legumbres son cultivos importantes para la seguridad alimentaria de buena parte de la población, sobre todo en América Latina, África y Asia, donde las legumbres forman parte de las dietas tradicionales y a menudo son cultivadas por campesinos en pequeño en parcelas familiares”.
Agregó que las legumbres están repletas de proteínas y contienen el doble de las que se encuentran en el trigo y tres veces que las del arroz, y hay cientos de variedades que pueden ser cultivadas. Y también son ricas en micronutrientes, aminoácidos y vitaminas del grupo B, elementos clave de una dieta saludable. Pero a pesar de sus grandes beneficios, su valor nutricional no es reconocido.
Los frijoles, las lentejas y los garbanzos han sido el sustento de la mayor parte de la población mundial. Al ser declarado año internacional de las legumbres, la Confederación Internacional de Comercio e Industria de Leguminosas Secas (CICILS), destinó de inmediato un millón y medio de dólares como reserva inicial para financiar el cultivo, comercialización y consumo de tales productos.
Desde octubre de 2012, los gobiernos de Pakistán y Turquía, habían propuesto al Director de la FAO, declarar algún año de estos para procurar la seguridad alimentaria en base a los cultivos más populares y costeables.
A pesar de que en México hay grandes regiones que son eminentemente agrícolas, los diferentes niveles de gobierno son indolentes ante la amarga situación de los campesinos, que trabajan arduamente, para conseguir solo malas cosechas. 
Prefieren “apoyar” a madres solteras, y ancianos. Se esmeran por inventar otros “programas” como “Huertos Urbanos, para entregar cuantiosos recursos a familiares, y amigos, y a líderes de colonias, quienes carecen por completo de conocimientos de agricultura. 

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