miércoles, 3 de febrero de 2016

COLUMNA

Gotas de Historia

Arturo Ríos Ruiz

MÉXICO, D.F., a 15 de enero 2016.- Durante su estancia en México, de diciembre de 1839 a enero de 1842, la señora Calderón de la Barca mantuvo mucha correspondencia con sus familiares; sus cartas detallaban sus observaciones de la
vida en nuestro país.
Cuando se publicó su libro, no gustó mucho en México, sin embargo, al pasar los años, se convirtió en uno de los clásicos de las crónicas de viajeros. 

Las descripciones subjetivas, criticonas e irónicas, se convirtieron en una herramienta historiográfica para comprender los modos de vida de los mexicanos en la primera mitad del siglo XIX.
Pero ahora conozcamos un poco de México y sus costumbres desde la perspectiva de Madame Calderón de la Barca.
Un día, junto a una iglesia, durante uno de sus viajes encontró un temazcalli baño usado por los indígenas, y escribió al respecto: 
“Visite a la enferma condesa del Valle, que utilizaba remedios indígenas para curar sus afecciones, los naturales tenían la costumbre del baño frecuente; los conocimientos medicinales de los indios eran extremadamente útiles en las haciendas, donde las posibilidades de disponer de los servicios de un médico eran casi nulas”.
Otra de las formas de vida de los indígenas, que la marquesa descubrió en su visita a Xochimilco fue la de las chinampas, que habitaban en chozas’, cultivaban legumbres y verduras que iban a vender a la ciudad. 
Ahí se percató del gusto por las flores de los indígenas, y de la gran variedad de éstas. Se sorprendió por el carácter de los naturales, vio con admiración la afabilidad, humildad y cortesía extremas. Dedicó muchas páginas a la caracterización de las indígenas. Experimentó una especial fascinación, quedó impresionada por su provincialismo e ignorancia y escribió: 
“Por lo general las señoras y señoritas mexicanas escriben un poco, leen un poco y cosen un poco, se ocupan de sus casas e hijos. 
Decir que saben leer; decir que escriben no es decir que tengan buena ortografía. Y añade: “En cuanto a amabilidad y cariñosos modales, nunca me he encontrado con mujeres que puedan rivalizar con las de México.
Las de cualquier otro país parecerían frías y entonadas en comparación. 
Para los extranjeros esto constituye un encanto infalible, y es de esperarse que nunca lleguen a perder esta deleitosa cordialidad que ofrece tan agradable contraste con la frialdad inglesa y americana... “ (Carta X)
Quedó admirada por el amor de las indias hacia sus hijos, pero también enumera aspectos de nuestro vivir que no le agradaron; sin embargo, se lee en sus cartas un halo de simpatía hacia los habitantes de toda condición, así como de admiración hacia las magnificencias de nuestros paisajes y vestigios arqueológicos. Fuente:http://www.estudioshistoricos.inah.gob.mx 

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