ARTICULO

La herencia como valor moral

César González Guerrero

¡¡Felicidades mi estimado amigo  Javier Francisco Reyes!!
Con mi especial reconocimiento a los hijos e hijas que, con esfuerzo y sacrificios, aprendieron y heredaron de sus padres los valores morales para  trabajar siempre con dignidad.
Derivado del latín haerentia, el término Herencia significa estar adherido, y regularmente se refiere al derecho y obligaciones que se adquieren o se otorgan, por disposición voluntaria de una persona a otra, con motivo del fallecimiento.

En todos los pueblos del mundo la Herencia es un acto legal, mediante un documento o simplemente verbal,  que se utiliza para adjudicar un bien material o moral de parte de los padres a los hijos. Sin duda, es una de las formas que comúnmente se practica de manera formal ante las circunstancias de la muerte de quien desea expresar en vida su último deseo. 
Precisamente, en varios pueblos, familias enteras son motivo de disputa, a veces violenta, debido a que se generan inconformidades y desacuerdos con las decisiones al señalar a beneficiarios de bienes materiales, principalmente. Este tipo de asuntos son muy delicados si se considera que en la mayoría de los casos, por tradición, cultura, ignorancia o simples diferencias intrafamiliares, se presentan extremos que llevan a enfrentamientos fatales.
En el caso de la Herencia a la cual deseo referirme en esta ocasión es la Herencia buena, a la moral, espiritual, a la Herencia que sin ningún documento de por medio los Padres heredan a los hijos. Esta Herencia que para mí es la más importante, y que debemos destacar y fomentar, y que se refieren al respeto, bondad, generosidad, humildad, solidaridad, responsabilidad, libertad, independencia, honestidad, lealtad, fidelidad, tolerancia, comprensión, sinceridad, gratitud, perdón, dignidad, amor, amistad, perseverancia, prudencia, autonomía,  etc.
En mi caso, si de algo debo estar orgulloso es de mi padre, el señor Santa Cruz González Cortés, por la gran Herencia moral, espiritual y material que me dejó, y creo que también a mis hermanas y hermanos, inclusive el estudio. Es algo que no tiene un valor o precio monetario. Es algo que jamás se puede olvidar y que se debe difundir para dejar constancia de que si se puede.
En primer término mi Padre nos enseñó a trabajar y ganar honradamente nuestro pan de cada día. De tal manera que, desde los primeros 5 años, trabajamos como todo buen campesino, de sol a sol y todos los días. También nos enseñó a ser responsables en nuestro trabajo, cumpliendo cabalmente todos los asuntos y compromisos adquiridos, y solidarios con la gente que necesita de nuestro apoyo, otorgando lo indispensable y en medida de las posibilidades.
Entre otras cosas que en vida me dejó mi padre como Herencia, son varias cajas de cartón repletas de fotografías, textos, libros, cuadros, papeles escritos, manuscritos de puño y letra que, por su contenido los  considero muy importantes. Por cierto, me escribió una frase que dice: “a mi hijo César le dejo unas cajas con papeles y expedientes, si no los ocupa que los queme”. Claro que los ocuparé. 
Entre uno de tantos manuscritos, hoy encontré y leí el siguiente, cuyo contenido se refiere a opiniones o consejos que, en muchas ocasiones me repetía, y que los plasmó en una hoja de cuaderno que a la letra dice, textualmente, con todo y errores de redacción y de ortografía, y que ya forman parte de la filosofía Cucheña:
“…-No hacer mal a nadie; No tener rencor con nadie; No tener envidia de nadie; No tener violencia con nadie; No se debe tener venganza con nadie; No se debe ser ambicioso; Total todo esto es malo; Porque todo esto que hagan los padres lo pagan los hijos; Ahora a la gente nada le parece...”
“…Hacer obras o servicios a un pueblo, la gente no agradece, pero eso no quiere decir que no vas a hacer un beneficio a tu pueblo, tú debes hacer lo que te guste hacer, porque no es el pueblo a quien no le gusta lo que haces, sino que son los enemigos del pueblo o sea los políticos que nunca han hecho nada por su pueblo. Ratifico una persona debe hacer lo que le guste hacer. También digo que a la gente nada le parece, con esto quiero decir que cada cabeza es un mundo. Con esto quiero decir que hay que tener fe en Dios, y la prueba es en que yo le pedía a Dios que saliera bien en mis enfermedades y que me diera la oportunidad de tener capacidad para tener mi mente en condiciones y tener mi sueño, hacer mi historia, y como prueba con este libro que es parte de mi vida. Por eso pido, de todo corazón, que me alivie de mis piernas y que pueda caminar…”. 
Que visionario fue mi Padre. Agradezco su Herencia.

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