miércoles, 9 de marzo de 2016

COLUMNA

Nuevas formas de aprender 

Apolinar Castrejón Marino
Los académicos son personas maravillosas que se dedican a “investigar” lo que les da la gana….y a dar clases. Hablar con un académico es una experiencia maravillosa. Se emocionan, y te transportan a un mundo fantástico, con sus anécdotas y datos sorprendentes.
Pero sería deseable que esas charlas tan amenas, las pusieran por escrito, de forma organizada y estructurada n un “libro de divulgación”, que pudiera ser leída por cualquiera, sin que necesitara ser experto en la materia.

Porque conocemos autores, que hacen verdadera gala de técnicas de exposición, que pueden mantener a uno despierto, leyendo bio geografía del caribe, o teoría del caos.
Y por otro lado, conocemos estudiantes de posgrado que ni siquiera dominan la escritura académica, por lo cual tardan semanas para redactar un ensayo decente. Las autoridades educativas dicen que está bien que los alumnos no sepan, y que “pasen año” sin tener los conocimientos requeridos.
Conversar con los jóvenes estudiantes también es placentero, porque “se les hace chico el mar para echarse un buche de agua”. Este optimismo de los jóvenes es alimentado pícaramente por las autoridades, que permiten la proliferación de tantas escuelas “patito”, que ofrecen cursar la preparatoria o bachillerato en solo 10 meses, y ofrecen “carreras” milagrosas fáciles, que aseguran una buena bolsa de empleo.
Basados en la experiencia empírica, podemos distinguir 2 modalidades: “En línea” y “A distancia”. La primera consiste en “conectarse” por medio de cámaras y pantallas, para transferir contenidos curriculares. Esto se logra fácilmente por medio de las herramientas que ofrecen las redes tecnológicas gratuitas: Skype, Hangout, Periscope o YouTube.
Esta variante, conserva las mismas características que las clases presenciales (en salón de clases), porque en ambas se discuten y argumentan los temas. Así se ponen de manifiesto las habilidades discursivas y las aptitudes dialécticas de los alumnos.
El alumno puede preguntar de inmediato, algo que no haya entendido, antes que se le olvide y pierda el hilo conductual. Y el maestro puede repetir y recalcar, algo que le interesa que quede bien aprendido por sus alumnos. 
Se mantiene la psicotecnia inductiva, para profundizar en las propuestas, y permite que las premisas den lugar a nuevos conocimientos. El maestro siempre tiene el control de la intensidad de los debates.
Por el contrario, la modalidad “a distancia” equivale a la vieja modalidad “por correspondencia”, cuyo método consiste en entregar a los alumnos, “paquetes didácticos” atiborrados de lecturas inconexas y fragmentarias, que les servirá, de base  para resolver cuestionarios y exámenes. 
Esta modalidad es la más cómoda, porque los “estudiantes” pueden resolver sus tareas, según su ritmo y velocidad, intereses, capacidad y motivación. Inclusive, deja abierta la posibilidad de que encargue a otra persona, o a un profesional, la resolución de su paquete didáctico. Usted ¿Qué elige? 

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