lunes, 14 de marzo de 2016

POLICRÓNICA

   Desapariciones…Ninguna autoridad informa, mucho menos investiga para dar con el paradero de las personas desaparecidas contra su voluntad, lo que ahora técnicamente se les llama “desaparición forzada”.

En Chilpancingo, se registra a diario la “desaparición forzada” de personas, son pocos casos que se denuncian ante la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común (AMPF), o ante los diversos medios de comunicación impresos y electrónicos, ahora con las llamadas redes sociales, para dar con su paradero, pero la mayoría queda en el anonimato, y se conocen cuando aparecen lamentablemente sin vida, en la que las familias medianamente explican a las autoridades de que estaba desaparecido en horas, días, semanas y meses. Muchas de las personas desaparecidas únicamente en Chilpancingo, sin abarcar el tema para todo el estado de Guerrero, son buscadas por sus familiares a través de sus propios medios, porque las autoridades de los tres niveles de gobierno se hacen las occisas o simplemente toman los datos y los archivan, sin que haya un seguimiento a cada uno de los casos que escasamente se presentan a denunciar ante la representación social o a las diversas policías. En los distintos puntos de Chilpancingo, se han pegado carteles y volantes denunciando públicamente la desaparición de al menos nueve personas, cinco de ellas desde el pasado 20 de diciembre de 2015, que se suman al “levantón” del líder recolector de basura, Jesús Jorge Corona aunado a la desaparición de las dos agentes de tránsito, uno sucedió el sábado 6 de febrero cuando desapareció el agente de tránsito municipal, Oscar Ramírez Moreno a quien lo vieron por última vez al abordar una unidad del trasporte público de la colonia Indico, al oriente de la capital y desde entonces se desconoce su paradero y ha llegado la desesperación de sus familiares, que pone a disposición del público el número para comunicarse y ofrezcan alguna información al 01-(747) 47-13-581. En tanto que el segundo según testigos de los hechos, el agente de nombre Moisés Castrejón Serrano fue interceptado por un grupo de hombres armados cuando se trasladaba en su motocicleta sobre la avenida “Vicente Guerrero” en donde fue subido de manera violenta a un vehículo para luego darse a la fuga y hasta la fecha tampoco se sabe nada desde el mes de febrero pasado. En las principales avenidas de la capital de Guerrero, así como parques y otros sitios concurridos, se aprecian anuncios con los rostros, direcciones y otras descripciones del móvil y donde fueron vistos por última vez; dos de ellos son una mujer y un hombre, ambos menores de edad. Dos de los casos ocurrieron el pasado mes de enero, en los primeros días del año, mientras que otro caso es la desaparición de una familia de cinco integrantes, ocurrida en los últimos días del 2015 en el mes de diciembre que a la fecha tampoco se sabe de su paradero. En tanto  el caso de Iván Flores Alonso, un joven se encuentra desaparecido desde el día 03 de febrero del presente año, y tampoco no ha regresado a su casa, su familia ha iniciado una campaña de difusión de caso, en espera de obtener resultados positivos y dar con el paradero del joven. Al cartel que ha sido difundido, se han anexado dos números telefónicos, a donde se puede reportar cualquier información útil; 7471079460 y 7471171371, fue visto por última vez a bordo de una moto, de la marca itálika al filo de las 03:00 de la tarde en avenidas del centro de la ciudad. El segundo caso se trata de la joven, también menor de edad, Dayra Lizania, quien fue vista salir de la Escuela “Fray Bartolomé”, pero no llegó a su domicilio, viste uniforme escolar.De igual forma se han puesto a disposición para dar con su paradero, los siguientes números telefónicos; 747155583, 7471045608 y 7471072540. El tercer caso, se trata de una familia originaria de esta capital que desaparecieron cuando se dirigían a la zona turística de Santa Fe, a pasar un día de campo, el pasado 20 de diciembre, pero ya no regresaron a casa. Se trata de Antonio Solís, quien es menor de edad, Itzy Monserrat, Ángel Nava Marino, Joaquín Nava Malverde y María de Jesús Marino, desaparición masiva que se dio a conocer en su momento. En el volante pegado en espacios públicos se anexa el siguiente mensaje; “se les suplica de la manera más atenta y respetuosa a todos los habitantes de los pueblos y comunidades aledañas a Santa Fe y su municipio para dar con su paradero”. Señalan que los desaparecidos no tienen nada que ver con ningún hecho de peligrosidad, que solo acudieron al balneario de Santa Fe a divertirse, pero no regresaron a Chilpancingo. Detalla el mensaje, que la señora “Chuy”, se encuentra en tratamiento, por la pérdida de una pierna en un accidente automovilístico  “gracias, Dios se los pague y los llene de bendiciones”, reza el escrito a mano. Los cinco desaparecidos, son originarios de Chilpancingo, y se trasladaban en un vehículo azul marca “León”, con placas del Estado de Guerrero, de los cuales ponen a disposición el número telefónico; 7471499087. En la parte inferior tiene otra leyenda en letras más pequeñas “a las personas que los tengan, devuélvanlos, háganlo por su madrecita santa que les dio la vida, no pagarán inocentes por pecadores”. Esta nueva serie de desapariciones, no se sabe que haya tomado participación la Fiscalía General del estado de Guerrero o la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, simplemente se saben de los sucesos porque hay denuncias de familiares o con los carteles pegados en la vía pública, porque no encuentran otra manera de hacerse escuchar por las autoridades. Ninguna autoridad hace suya las quejas, demostrando indiferencia y lo más que hacen es confirmar que efectivamente están sucediendo esos hechos, pero no dan apoyo, asesoría o acompañamiento para presentar la demanda ante la Fiscalía General del estado, o solicitar la intervención directamente del gobernador del estado para que instruya a las instancias correspondientes a que se pongan a trabajar en la investigación para dar con el paradero de las personas que hoy en día están privadas de su libertad y que sus familiares sufren y lloran su ausencia, porque tampoco saben los motivos por el que se los llevaron. Por ahora ninguna autoridad ha externado su preocupación por estas desapariciones que se dan en Chilpancingo, esto sin contar en el resto de la entidad guerrerense, en la que hay cientos de personas que no se sabe de su paradero. Lo interesante de todo esto, es que la Fiscalía General del estado a cargo de Xavier Ignacio Olea Peláez creara un área expresamente para buscar a los desaparecidos que la que aparentemente no tiene ninguna intervención el crimen organizado, porque nadie lo corrobora y si está coludida esa delincuencia, entonces con mayor razón se le diera esa importancia que se requiere para tener resultados inmediatos y darles tranquilidad a las familias desesperadas que ya llevan muchos días sin saber que qué pasó con sus familiares. Si el fiscal Olea Peláez toma esa decisión, muchas familias se lo agradecerán toda la vida, porque de alguna manera les regresaría la confianza de una institución que se supone es la representación social del pueblo de Guerrero. Son algunos casos nada más que se conocen, pero nos informan que hay muchos que no están denunciados por ningún medio, nada más las familias se quedan calladas porque no saben qué  hacer o a donde recurrir para encontrar un apoyo, pues en esos momentos se pierde todo equilibrio emocional y familiar. También sería importante que la misma Fiscalía General del estado ofrecieran apoyo sicológico a las familias que andan buscando a sus seres queridos y que no saben cómo superar el trauma  de cada caso que es diferente el sentir de las personas. Ojalá pronto sepamos que Olea Peláez ha instruido a su personal a localizar primero a las familias de Chilpancingo, que hoy en día no saben qué hacer, pero que han colocado anuncios en la vía pública, eso demuestra un grado de desesperación que a nadie se le desea. Esperamos sensibilidad humana del Fiscal guerrerense...Damnificados...El calvario no termina para decenas de familias en Chilpancingo, que es la capital del estado de Guerrero, ya se van a cumplir tres años desde que pasó la dupla metereológica y no ven para cuando tener su modesta vivienda y digna, como se los ofreció el presidente de la República, el priista Enrique Peña Nieto. Eso está pasando en la capital de Guerrero, que no sucederá con el resto de familias damnificadas, simplemente sin ignoradas, pero eso si los funcionarios de las dependencias federales, estatales y municipales para disque ayudar a los damnificados presupuestan y solicitan dinero para “invertirlos”, pero hasta la fecha nadie sabe a ciencia cierta en donde va a parar todo ese dinero público. En Chilpancingo,  al menos 20 familias que habitan en las inmediaciones de la Barranca “Pezuapa” al oriente de la capital del estado, nuevamente fueron damnificados por las recientes lluvias que provocó la tormenta invernal la semana pasada, y otra vez fueron olvidados por las autoridades federales, estatales y municipales.Desde la noche del martes cuando el viento y la lluvia ingresaron a territorio guerrerense, el temor se empezó a apoderar de los habitantes de varias colonias que recurrentemente son afectados, al encontrarse cerca de barrancas, árboles o consideradas como zonas de alto riesgo. Por la madrugada, empezaron a volar láminas galvanizadas de los techos y a caer ramas, por lo que de inmediato dieron aviso a las autoridades de Protección Civil, a través del número 066, así como a través de las redes sociales, e incluso notificaron a diversos medios de comunicación. Sin embargo las llamados de auxilio fueron ignoradas, obligando a varios vecinos a abandonar sus viviendas y refugiarse con vecinos o familiares que tienen casas de concreto. Entre las damnificadas se identifica a la señora, María del Carmen Sánchez, manifestó que entre las 03:00 y 04:00 de la mañana decenas de vecinos se dieron a la tarea de auxiliar a los afectados, volviendo a colocar las láminas, amarrando con alambre y cuerdas los techos, pues el viento era muy fuerte y las viviendas sucumbían ante la fuerza. Habían pasado más de 48 horas, el viento no había cesado y el riesgo de que sus viviendas sufran afectaciones es latente, por lo sencillo de sus construcciones, pero a pesar de tal situación no han recibido auxilio, ni autoridades de Protección Civil se han presentado a evaluar la zona y los daños hasta este lunes. Su familia resultó damnificada en 2013, en el mes de septiembre por la tormenta tropical “Manuel” y el huracán “Ingrid”, permaneció albergada durante varios meses y recibió un folio por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), pero nunca recibió su vivienda. Hasta el momento tampoco está contemplada para ocupar alguna de las viviendas que están siendo entregadas por el Gobierno Federal, en el Fraccionamiento “El Mirador”, ubicado al sur de la ciudad. Uno de los temores más grandes, es que a unos metros de su vivienda, sobre la ladera del cerro, entre los árboles, quedaron atorados restos de un techo de láminas que amenazan con desplomarse sobre sus casas, y sobre todo porque hay infantes en la colonia. Cirilo Hernández, es otro de los afectados, un pedazo del cerro se desplomó, cubriendo casi la mitad de su casa; por sus propios medios ha intentado retirar la gran cantidad de escombro, pero son toneladas y sus esfuerzos ni siquiera se notan. La misma situación le ocurrió en septiembre de 2013, en aquel entonces recibió la promesa de que con maquinaria pesada sería retirado el escombro y parte del cerro que estaba reblandecido, pero a más de dos años, nada ha sido cumplido. Uno de los casos emblemáticos es el de Doña Angélica Pérez Juárez, a quien durante una visita a Chilpancingo, de propia voz, el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, le prometió una vivienda, y lo único que ahora tiene es un folio de la Sedatu, que incluso ha enmicado, en espera de que se cumpla la promesa. Un árbol, se desgajó sobre el patio de su casa, situación que estuvo reportando desde la madrugada del miércoles, pero todo fue en vano. Hicieron un llamado a las autoridades, a la vez que los responsabilizan por cualquier daño que puedan sufrir, pues no les cumplieron con la reubicación en 2013, y ahora tampoco les brindan auxilio en esta contingencia, que podría extender durante los siguientes días, pese a que hoy lunes abrió el sol, pero como el cambio de la naturaleza es repentina, existe el temor en seguir sufriendo las inclemencias del tiempo y el delegado de la SEDATU en Guerrero, José Manuel Armenta Tello, definitivamente  está cruzado de brazos, tanto que permite que personas “extrañas” tomen viviendas que no son suyas, como sucedió en el caso del fraccionamiento “El Mirador” que por dos meses estuvieron ocupadas por gente que no está contemplado en el padrón. Debiera ser una vergüenza para Armenta Tello que decenas de personas solo traigan cuidando como “reliquia” el folio de que estuvieron censadas esas familias y que ya tienen derecho a una vivienda, pero desde el 2013 a la fecha, siguen sin ser atendidas como lo prometió Peña Nieto cuando visitó Chilpancingo. Armenta Tello está obligado, primero como funcionario federal de la SEDATU y segundo, como chilpancingueño a responder a cada una de las familias damnificadas que esperan desesperadamente les entreguen su respectiva vivienda. Pero lamentablemente el tiempo pasa y pasa.

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