lunes, 18 de abril de 2016

ARTICULO

La Pubertad: Doce Años

Juan López.
Cuando Jesús, de niño fue sorprendido platicando al tú por tú con los doctores del templo, dejó marcada para siempre su erudición y capacidad para persuadir a los mayores, pese a que su experiencia fuese corta y sus verdades incrédulas. Pero el hecho es narrado en la oralidad de los siglos como uno de los misterios de Cristo. 

Doce años apenas tenía Louis Braille cuando creó el alfabeto para que los invidentes pudieran leer. Un sistema en bajo relieve digital con el cual las palabras se unían con el tacto y la mente. Quedado ciego luego de un malhadado accidente el pequeño fue recluido en un orfanatorio donde las apremiantes circunstancias familiares lo confinaron. La creación no siempre ofrece las mejores condiciones.
El Niño Artillero, Narciso Mendoza, es otro caso: salvó a las tropas insurgentes en el Sitio de Cuautla al hacer estallar un cañón, antes  abandonado por el artillero malherido. Doce años era la edad que frisaba el tan valiente Narciso, quien desde entonces fue registrado en la historia como un héroe infantil. 
También fue la misma edad en que Pablo Neruda inició el culto a la poesía que llegaría a convertirlo en uno de los colosos inmortales de las letras españolas. Pero con una precocidad superior -cuenta la leyenda-, que Francesco Petrarca el más grande de los humanistas italianos  en el verso, a los apenas cuatro años de edad se enamoró perdidamente y para siempre de Beatriz, la infanta que desfiló ante sus ojos en una pasarela que nunca olvidaría.
Estos infantes testimonian que no es obligatorio alcanzar la edad de Matusalén, aquel patriarca que según el Génesis logró alcanzar los 969 años en las primicias de la humanidad, para acometer con entusiasmo colosales hazañas. Basta un corazón sublime y un alma de estupendas proporciones para generar el mito y la leyenda.
A los doce años de edad Juanito ya es todo un pícaro. Nos dice el Larousse que perdulario es aquel vicioso que no tiene enmienda. Cuando a lo que se aspira en el argot penitenciario es precisamente a la rehabilitación del individuo. Fue este niño sin padres ni tutores, detenido en flagrancia, cuando acudía con unos taxistas del sitio de Galerías Diana a recoger la hoy descarada cuota, estilo de extorsión criminal para que los choferes puedan dedicarse a realizar cualquier actividad lícita en materia de transporte.
Estas líneas entorpecen el pensamiento. No es nada fácil escribir y menos entender cómo una criatura, por muy precoz que sea pueda ser inducida a la maldad a tan temprana edad.
Nada es tan descarriado y monstruoso como iniciar a un menor de edad en los andurriales del crimen.
La conducta es la ciencia del comportamiento debido. Quien se aparta de la ruta del deber. Quien induce a otros a cometer felonías y abusa con alevosía implicando a niños en la comisión de un delito, no tiene calificativo su perjurio ni perdón de dios su infamia.
 PD: “No se puede ser malo, a tan temprana edad”: Canción. 

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