martes, 12 de abril de 2016

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA



Tiradero de cadáveres
el Cerrito Rico, van 100 
 José Molina.--Los perros empiezan a ladrar antes de que se escuchen las detonaciones de arma de fuego. Tras las ráfagas hay un silencio total y luego se alejan los motores de varios vehículos. Con esto, los lugareños saben que “ya hubo otro ejecutado”. 
Los habitantes han contabilizado desde hace 6 años aproximadamente, más de cien muertos abandonados entre el cruce de una avenida de la colonia “4 de Marzo” y un camino de terracería que conduce a la presa, en la zona norte de la ciudad de Chilpancingo. 
La mayoría de los cadáveres hallados ahí son hombres jóvenes, pero resalta el caso de la niña que, hace poco más de tres años fue abandonada muerta en ese sitio, lo que ahora ha generado un mito: “por las noches se escucha su lamento”.  

Así viven los vecinos en las inmediaciones de la presa “Cerrito Rico”; entre el miedo que provoca un mito y el terror de la realidad.     
Seis años de miedo y uno de terror   
Los habitantes de la colonia “4 de Marzo” viven entre el miedo y la zozobra desde hace más de 6 años. Aseguran que ya son más de 100 muertos que han aparecido en este lugar al que ahora conocen como: “tiradero de cadáveres”, o “la avenida de la muerte”.
Aproximadamente en el año 2010, varias personas han aparecido asesinadas en ésta y las colonias vecinas que rodean a la presa. Los grupos de la delincuencia organizada llevan vivas a la mayoría de sus víctimas para asesinarlas ahí pero, lo alarmante es que, “desde hace un año esto se ha vuelto más continuo”.
“Aquí nosotros ya vivimos con miedo, nada más comienza a oscurecer y nadie sale a la calle”, lamenta una mujer que por miedo a represalias, omite su identidad. 
La avenida de la que se habla es de terracería y hay pocos domicilios, está rodeada de arbustos y espinos y no cuenta con servicio de luz eléctrica por las noches, aunque hay postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Parece un lugar perfecto para cometer actos atroces durante las noches.
Por lo mismo, pocas personas se atreven a caminar por aquí después de las 21:00 horas.     
“Mejor nos dormimos temprano porque ya ni la tele vemos por las noches. Apagamos la luz y todo queda en silencio”, relató otra vecina. El miedo de las familias, ayuda incluso a que la zona parezca más solitaria de lo que es. 
La vecina relata: “por la madrugada se escucha el ladrido de los perros, pasan unos minutos y se escuchan varios balazos…. Nada más en mi mente digo: ¨ya mataron a otro hombre¨. Cada vez que escuchamos balazos es seguro que mataron a una persona, no solo disparan porque sí, en este lugar”.
“Ya después de los balazos, los perros se callan y queda un silencio profundo durante casi 20 minutos. Después se escucha que se paran varios carros, suenan los radios y se alcanzan a ver unas luces azules con rojo; nos damos cuenta que llegó la Policía. Ya hasta ni nos asomamos para afuera porque tenemos miedo a que nos toque una bala o nos quieran matar a nosotros también”; abunda la mujer, angustiada y un tanto temerosa, hablando casi a susurros para no llamar la atención.
“En la noche cuando estamos durmiendo y escuchamos los balazos hasta bricamos del susto, nos tiramos al piso y nos escondemos bajo las camas o de lo que esté cerca para cubrirnos”; cuenta un hombre consultado.
Una anciana que también habla despacio, añade: “desde que me acuerdo, aquí en esta zona han aparecido más de 100 personas muertas e incluso hace como tres o cuatro años, hasta una niña muerta vinieron a tirar aquí. Desde ese día, a veces por las noches escuchamos por el fondo de esa brecha que llora una niña, pero nos da miedo salir y pensamos que es cosa del diablo”.
Avenida de la muerte 
En la “avenida de la muerte”, grupos del crimen organizado han llegado con sus víctimas para asesinarlas a tiros y abandonarlas. Y aunque la mayoría de las personas son ejecutadas ahí, algunas de las personas van ya sin vida, según algunos cuerpos periciales consultados. 
Varias de las víctimas debido no aguantan las brutales torturas que les aplican sus captores, lo que se puede corroborar por las marcas en los cuerpos y la forma en que estos son abandonados; algunos atados de pies y manos y desnudos. 
Entre las marcas halladas en los cadáveres, se ha identificados que varios habrían sido golpeados con tablas o tubos en los glúteos; método que se aplica en una supuesta corrección o por traiciones entre los mismos integrantes de los grupos.  
Actualmente en el lugar, justo en la esquina que forma la brecha que conduce a la presa y la “avenida de la muerte”, se observa una cruz de metal enterrada con dos macetas de flores completamente secas.
Unos metros adelante, sobre la brecha se alcanzan a apreciar varias manchas de sangre seca. La muerte se hace sentir, metiendo escalofríos en el cuerpo de cualquier persona que ahí se pare. El miedo abunda. Los vecinos dicen que se siente un ambiente “muy pesado”.
Pero la mayor parte del temor es a que pueda llegar algún grupo criminal en ese justo instante, aunque sea de día. 
Los cascajos percutidos de varias balas aún se pueden observar entre la tierra, aunque las autoridades han estado una y otra vez en este sitio, realizando peritajes. 
Ni siquiera la gente que vive en estas zonas pasa por la avenida “de la muerte”. La soledad abunda.
Recuerdan los vecinos que antes, “hace años”, por esta calle pasaban los campesinos que iban a leñar. Las mujeres que acudían a la presa a lavar su ropa y los jóvenes que pretendían nadar un rato, también cruzaban por aquí. Ahora todos evitan este camino aunque las otras vías sean más largas. 
Las autoridades, omisas
Los vecinos de la colonia “4 de Marzo” y otras que rodean la presa, han solicitado al municipio y al Estado que asignen seguridad constante pata esta zona, pero parece que nadie los escucha o, todos los ignoran.
Aproximadamente a 500 metros de este punto conocido como “tiradero de cadáveres”, se encuentra el cuartel central de la Policía Estatal y el reclusorio para menores infractores. 
A pesar del gran número de policías que ahí se concentran, la inseguridad en la zona ha llegado a niveles extraordinarios y, la ejecución de personas se ha multiplicado desde finales del 2015 y principios de este 2016.  
“¿Cómo es posible que estando los policías cerca, no se den cuenta de estos delitos? Se queja un vecino. 
Lamenta que ante la inoperancia de las autoridades, cuando se escuchan balazos por las noches “ya nadie reporta nada”. 
“Quien sabe cómo es que la policía se entera porque eso sí, están aquí como 20 minutos después de que se cometió el crimen”, agregó.
Desde 2013 se rogó por ayuda
Desde julio del 2013, los habitantes de la colonia “4 de Marzo” e integrantes del Movimiento Ciudadano de Chilpancingo denunciaron que la inseguridad se acrecentaba al norte de Chilpancingo, especialmente en las colonias que rodean a la presa y al monumento a “Vicente Guerrero” que es la imagen de entrada a Chilpancingo, pero que estaba totalmente descuidada, “en el olvido”… y así sigue.   
El 24 de julio de aquel año, un grupo de ciudadanos exigió a las autoridades que dieran mantenimiento a la estatua de Vicente Guerrero que estaba en el olvido y descuidada, incluso sin su característico sable y, el cerro en el que se ubica, estaba repleto de arbustos. También alertaron que la zona se había convertido en tiradero de cadáveres y punto de encuentro entre delincuentes.  
Los inconformes criticaron en ese entonces que las autoridades pretendían invertir millones de pesos para la conmemoración del Bicentenario del Primer Congreso de Anáhuac, pero han descuidado los monumentos a los héroes de Guerrero, como el de Vicente Guerrero Saldaña.
El hoy gobernador, del partido Revolucionario Institucional Héctor Antonio Astudillo Flores era en ese entonces diputado local y presidente de una comisión especial en el poder legislativo para la organización de los festejos por el bicentenario. En esa calidad, también ignoró el llamado para la restauración de ese monumento, al igual que las autoridades municipales, estatales y federales. 
La idea de restaurar este monumento era a la vez mejorar la zona, darle vida y convertirla en un centro de convivencia familiar; para ello se propuso hacer un paradero turístico entre la presa y el monumento, con la finalidad de que los turistas que cruzaran por Chilpancingo para llegar a Acapulco tuvieran un lugar atractivo en el cual convivir. 
“No puede haber embellecimiento de la ciudad si a la puerta de la casa está un monumento desquebrajado, para vergüenza sinceramente de los guerrerenses”, dijo Silvestre Soto Contreras, en aquel entonces Secretario de Deporte del Movimiento Ciudadano.
Al tiempo, el entonces presidente municipal Mario Moreno Arcos lanzaba el proyecto de mejoramiento de imagen urbana o “embellecimiento” de la ciudad capital, pero también ignoró el llamado. 
Hoy, a tres años de distancia, las consecuencias son fatales. Los vecinos se han convertido en las principales víctimas de estos actos atroces porque además de no tener seguridad, en su mente va quedando el terror de vivir cada noche entre los lamentos de una niña muerta y el de víctimas del crimen organizado.
Entre los dos últimos meses de 2015 y el primer trimestre del 2016, más de 15 cadáveres han sido arrojados en esta zona. Las últimas víctimas fueron halladas con huellas de tortura, aproximadamente a la una de la madrugada, los días 5 y 6 de este mes (abril). (API). 

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