martes, 10 de mayo de 2016

COLUMNA

Juan Ruiz de Alarcon en Taxco

Apolinar Castrejón Marino
Pues este 14 de mayo, estarán iniciando las Jornadas Alarconianas en Taxco, Gro. Se llaman así a las actividades culturales, literarias y artísticas que se realizan para conmemorar el natalicio del escritor mexicano, con las cuales hizo competencia a los dramaturgos europeos.

Pero el talento e ingenio de Juan Ruiz eran contrarios a las aficiones mundanas, como los deportes, especialmente el futbol, del cual se burló socarronamente en su obra “Las Paredes oyen”:
“…que haya juicio 
que del cansancio haga vicio 
y tras un hinchado cuero 
que el mundo llama pelota 
corra ansioso y afanado. 
Cuando mejor es sentado, 
buscar los pies a una sota 
que moler piernas y brazos. 
Si el cuero fuera de vino, 
aún no fuera desatino 
sacarle el alma a porrazos. 
Pero ¿Perder el aliento 
con una y otra mudanza 
y alcanzar, cuando se alcanza 
un cuero lleno de viento?”
En las esferas oficiales se presume a Juan Ruiz, como orgullo del Estado de Guerrero, y a la Ciudad de Taxco se le ha endilgado el epíteto de De Alarcon. 
Pero el ilustre y acucioso investigador Agustín Millares Carlo, asegura que nació en la Ciudad de México, y no hay motivos reales para considerarlo natural de Taxco. En cuanlquier caso, su fe de nacimiento no se ha encontrado. 
Se sabe con certeza y por otros medios, que su padre fue Don Pedro Ruiz de Alarcón, oriundo de Cuenca, España, y su madre fue Doña Leonor de Mendoza, originaria de Sevilla, Esp.
Las biografías de a 2 pesos que se consiguen en las papelerías de la esquina afirman que fue bachiller, como si solo ese grado pudo haber alcanzado, pero no fue así.
Hay docmentos que confirman que estudió derecho civil en la Real y Pontificia Universidad de México, pero se fue a España, y allá se tituló en la Universidad de Salamanca. Aunque su familia de España le consiguió una beca, prefirió regresar a México, donde trabajó de magistrado en el Consejo de Indias, y luego fue catedrático ante la Real Academía.
En la epoca y el ambiente que vivió, la guerra de los sexos era un pequeño conflicto que se manejaba con gracia y estilo; no había encono en ningún bando y a nadie se podía acusar de misógino. Así Juan Ruiz pudo escribir tranquilamente los siguientes versos en su obra: 
¿Dónde encontrarás hombre o mujer que no pida? 
Cuando dar gritos oyeres diciendo “¡Lienzo!” al lencero 
entiende que está diciendo “Dame dinero, si de mi lienzo quisieres”. 
El mercader claramente, diciendo está sin decir: 
“Dame dinero y llevar, podrás lo que te contente”. 
Todos según imagino, piden, que para vivir 
es fuerza dar y pedir cada uno por su camino. 
Con la cruz el sacristán, con los resposos el cura, 
el monstruo con su figura, con su genio el ganapán. 
El alguacil con la vara, con la pluma el escribano, 
el oficial con la mano….y la mujer con la cara. 
Y esta que a todos excede, con más razón pedirá, 
pues más que todos da,  y menos que todos puede.
Lo que está fuera de toda duda y discusión es que la Ciudad de Taxco es hermosa. Limpia, ordenada y tranquila: no hay vendedores callejeros, ni que invadan las banquetas. Los hoteles son magníficos: La misión, Monte Taxco, Agua escondida y otros 10 más. Los restaurantes, generalmente tienen vista panorámica y el clima es agradablemente templado ¡Allá nos vemos!

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