Crónicas de amor
La muerte en ti
Felipe Zurita
Anoche morí. Ayer morí en mi cama
no hay dolor, sólo recuerdos que parten
silenciosos, que se vuelven gritos de ansia
reclamos y culpas que no será sanadas.
Anoche morí, en tus brazos, en tus labios
y no he preguntado cómo… Sólo que el rocío
de tus ojos ahogan tu respiración y, el silencio
se vuelve cómplice de mi muerte…de nosotros.
Ayer morí en mi cama, en silencio, solo, sólo
en el perfume perfecto de la oscuridad… solo,
no había nadie, no se necesita nadie para morir
ahí está la dulce y hermosa muerte para reír.
Contigo había llantos, con ella había risas;
ella tenía silencio, contigo arrepentimientos.
Y yo, caminando a mi destino, sin temor,
sin frío, sin congoja y por fin, sin amor.
Era todo, era el fin, era un tiempo, era tiempo
de partir; no llores más por mi que tus lágrimas
me ahogan y, tus besos no me dejan partir;
déjame morir, mi tiempo ha llegado a su fin.
No pidas perdón, este corazón te ha perdonado;
no reclames al tiempo lo que hubiera sido nuestro,
lo nuestro ha sido hermoso, bello, así guardado
en silencio, no lo digas, porque es nuestro.
Sonríe porque estoy feliz, sé feliz porque soy libre,
ha llegado mi tiempo, ha llegado el momento
de callar esta voz interna de mi cabeza que tanto
te quiso, que convenció al corazón de tu amor.
Y que hoy por fin te libera, porque ya no escuchará,
porque este fin es un adiós y no un hasta luego,
porque mis letras no fueron por ti, fueron por el grito
del amor, por el perfume de una rosa.
De una mañana, y del sabor de tus labios cada noche
fueron las letras que arranqué de lo más íntimo de ti,
que las disfruté cada noche que me hiciste feliz;
y que hoy, me gustó morir en ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.