jueves, 2 de junio de 2016

COLUMNA

Juicios orales en México

Apolinar Castrejón Marino
Mayte era muy bonita y ella lo sabía, pero no era vanidosa. También poseía estilo, gracia y encanto, pero su buena educación la había marcado con la discreción. Por eso, cuando el periódico Excélsior publicó la convocatoria para un certamen de belleza el 28 de abril, no se entusiasmó, a pesar de que sus amigos universitarios le insistieron que participara, pues tenía suficientes atributos para ganar.
Grande fue su sorpresa, cuando vio aparecer su fotografía anunciando que ella sería participante. Sus amigos la habían inscrito en el certamen y habían entregado una fotografía suya al periódico. Ante tal situación se empezó a preparar para hacer un buen papel. Sobre todo de expresar sus ideas de igualdad del hombre y la mujer. Como ella era estudiosa, pensaba que todas las mujeres debían tener esa y otras oportunidades. 
Sus padres, Rafael Landa y Débora Ríos le manifestaron su apoyo incondicional. Él tenía un próspero negocio de lecherías, lo cual les daba un cómodo medio de vida. María Teresa participó en las diferentes etapas del concurso: vestido de gala, trajes regionales, y cultura general, y en todas salió airosa pero cuando el periódico les comunicó que asistiría al balneario “Jardines de Esther” a una entrevista y una sesión fotográfica en traje de baño, sus padres le dijeron que eso no lo podían permitir.

Ella juzgó que no tenía nada de inmoral, y decidió por su cuenta participar, o de lo contrario saldría del concurso. Su padre se molestó mucho y dejó de hablarle, pero sus amigos le mostraron su apoyo y se fue a vivir a casa de una de sus compañeras. 
Al día siguiente se dieron los resultados: maría teresa Landa era ganadora absoluta, se le concedió el título de “Miss México”, y tendría que cumplir importantes compromisos en la Ciudad de Galveston, Texas, E. U.  De ahí en adelante inició su vida pública de manera independiente: comidas, tés, y entrevistas de la mañana a la noche. 
Visitas al modista y sesiones fotográficas, y muchas apariciones en público. Conoció a Moisés Vidal Corro, ex militar, de carácter rudo y mentalidad mediocre, quien se dedicó a cortejarla públicamente. Como no tenía muchas atenciones privadas, se enamoró de él. Desde luego, le ocultó que casado con María Teresa Herrejón, con quien tenía 2 hijas.
Ella dio muestras inmediatas de sometimiento, pues una compañía de cine le ofreció un contrato por 500 dólares a la semana, pero ella lo rechazó para estar con su amado. El 22 de septiembre, de 1928 se casaron sin el consentimiento de los padres y si la presencia de amigos. Y se fueron a vivir a Veracruz. 
Meses después regresaron a vivir a la Ciudad de México a casa de los adres de Mayte, que ya la habían perdonado. Pero habían cometido un grave error, dejarse ver públicamente en Veracruz. De alguna manera, se enteró la esposa del general, y se trasladó a México a buscar a su marido para reclamarle. Él le pidió perdón le ofreció el divorcio y una pensión decorosa.    
El día 25 de agosto, los padres de Mayte salieron a sus asuntos, y Vidal se quedó en la casa. Se acondicionó en la sala a leer su periódico, como era su costumbre, su taza de café, sus cigarrillos y su pistola Smith&Wesson calibre .44. 
En ese momento llegó Mayte, quien ya estaba al tanto de las cosas. Le reclamó airadamente a su marido, quien no respondió nada, lo cual acabó de enfurecer a Mayte. Ciega de furia, tomo la pistola y la llevó a su sien con intención de dispararse. Fue hasta ese momento que el general reaccionó y trató  de quitarle la pistola.
Mayte se sintió amenazada, e instintivamente, volteó el arma contra su marido, asestándole 6 balazos. Fue apresada y llevada a la cárcel de Belén. Sus familiares contrataron al abogado José María Lozano, apodado “El Príncipe de la Palabra”, debido a su elocuencia. Una semana después todo estaba listo para el juicio.
Se instalaron los micrófonos de la radio, el palco de los fotógrafos y reporteros, y hasta se colocaron aparatos de reproducción en la calle. Mayte se presentó vestida de negro y discretamente pintada. Fue notorio como el jurado se rindió inmediatamente a sus pies. Durante el juicio, el fiscal la llamaba “asesina” y “viuda negra”, ella se agachaba y entrecerraba sus hermosos ojos. El juicio duró un solo día. Mayte fue declarada inocente.
Los juicios abiertos se habían convertido en espectáculos grotescos donde abundaba la oratoria leguleya, y gente morbosa. Afortunadamente fue desechada esta forma de “justicia”. El caso de María Teresa Landa “Miss México” fue el último.
¿Por qué ahora nos están presentado como algo novedoso el nuevo Sistema Penal Acusatorio?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.