viernes, 15 de julio de 2016

COLUMNA

Felicitaciones a los bibliotecarios

Apolinar Castrejón Marino
El próximo 20 de julio, en México se festejará el día nacional del bibliotecario. En El Salvador lo festejan el 25 de mayo, en Chile el 10 de julio y en Argentina, el 13 de septiembre ¿Por qué lo festejan en diferentes fechas? 

Pues al parecer, cada país busca una fecha significativa para la educación y la cultura, o como un homenaje a algún personaje nacional destacado como intelectual, en las letras, y en las artes.
En México por ejemplo, es muy significativo el nombre de Ignacio Manuel Altamirano, porque fue un ameritado maestro, escritor prolífico, y diplomático que representó a nuestro país con patriotismo. En una etapa de su vida fue bibliotecario, y tuvo un pensamiento ilustrado y humanista.
Las diferencias de criterio se dan hasta en los estados de la misma república. El gobierno oaxaqueño honra públicamente a los bibliotecarios el 28 de octubre, entregándoles estímulos económicos, como reconocimiento a su antigüedad y por su contribución a la educación y la cultura. Lo mismo hace el gobierno de Coahuila el 13 de junio.
El estado de Guerrero la situación es completamente diferente. Los bibliotecarios se auto festejan cada 30 de septiembre, con una comilona, bailongo, y “harto chupe”, porque según ellos es el onomástico de San Jerónimo, Patrono de los Bibliotecarios. Lo llaman el “Día el Bibliotecario Guerrerense”, aunque no tiene ningún reconocimiento oficial. 
Ciertamente, el 90 % de los bibliotecarios en México son improvisados, y en promedio, solo tienen estudios de bachillerato, pero muchos son autodidactas y llegan a acumular una cultura amplia y sólida. Bastantes empleados bibliotecarios tienen conocimientos asombrosos de obras literarias y de autores, y hasta saben historias y anécdotas de poetas, novelistas y autores teatrales como William Shakespeare, Gibrán Jalil, y Juan Ruiz de Alarcón.
Pero la mayoría son absolutamente burócratas, y aceptaron al empleo de bibliotecarios como única alternativa de trabajo. En la vida cotidiana, las relaciones laborales de los bibliotecarios, han sido profundamente alteradas por el gobierno de cada estado, pues es costumbre que cada presidente municipal, o comisario “premie” a sus simpatizantes que “lo apoyaron” en su campaña colocándolos en un puesto o trabajo. Y a quienes no saben hacer nada, ni tengan preparación alguna, los coloca…en la biblioteca….y hasta los pone de “jefes”.
Los gobernadores son los primeros que ponen el mal ejemplo, porque están prestos a hacer uso de su derecho de nombrar al Coordinador de todas las bibliotecas de la entidad, por cierto, aglutinadas como “Red Estatal de Bibliotecas Públicas”. Pero no crea que se empeña en buscar a los profesionales que hayan estudiado biblioteconomía o archivonomía, ni a académicos de larga trayectoria ¿A quién cree usted que colocan? ¡Pues claro! A familiares de sus cuates, aunque sean verdaderos jumentos.
En el Estado de Guerrero, el 27 de enero de 2015, apareció publicada en el Periódico Oficial del Estado de Guerrero, la LEY ESTATAL DE BIBLIOTECAS, después de que las Comisiones ordinarias de Desarrollo Social, de Educación y de Justicia de la LVI (Quincuagésima sexta = 56) Legislatura, la analizaron, desde que les fue turnada con oficio 00290 con fecha de 14 de marzo de 2000.
Dicha ley establece claramente que los puestos más importantes del Sistema Estatal de Bibliotecas, serán ocupados por profesionales que presenten un examen de oposición y obtengan las más altas calificaciones en la materia, y que además presenten un plan de trabajo a desarrollar, en beneficio de las bibliotecas y los bibliotecarios.
La ley también se refiere a un consejo consultivo, que emitirá una convocatoria para que se presenten los profesionistas interesados en ocupar los puestos más elevados. Una vez seleccionados a los mejores, el consejo consultivo les expedirá sus nombramientos, con valides de 2 años, y se mantendrá vigilante de su desempeño, para removerlos en caso de no cumplir con las expectativas.
¿Usted ha sabido que se haya hecho esa convocatoria? ¿Sabe usted quienes conforman ese Consejo Consultivo? ¿Usted sabe cuáles son los méritos académicos y profesionales de los titulares del área de bibliotecas? Pues no lo sabe, porque no se hizo nada de lo que establece la ley ¿Y entonces para que se hacen las leyes? ¿Por dónde se pasa las leyes el gobernador?
Mal de muchos es consuelo de tontos ¿Verdad? Pero, en toda la república es lo mismo, y ¿Cuál es el resultado? Los empleados que ofrecen los servicios bibliotecarios que requieren los niños jóvenes y adultos, los estudiantes, las madres de familia, los ciudadanos en general, tienen que aguantar a los “jefes” que les impone el gobierno, quienes en muchos casos carecen del perfil académico mínimo, que carecen de habilidad para dirigir al personal, y las actividades que se realizan en las bibliotecas.
Así, cunde el desánimo y la desmotivación en el gremio de los bibliotecarios, aún entre quienes valoran y aprecian su trabajo. En el momento actual de confrontación de la educación con las nuevas tecnologías, es urgente que en los puestos más elevados de las bibliotecas sean colocadas personas que tengan una expectativa clara y precisa de qué servicios bibliotecarios e institucionales necesita la población.
Y terminamos con un chiste ¿Sabe cuál es el mayor placer de un bibliotecario? Que se la pasa acomodando textos.

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