jueves, 3 de noviembre de 2016

COLUMNA

 Cada quien su gobernador



Apolinar Castrejón Marino
En días recientes, el gobernador del Estado de Guerrero, Héctor Astudillo,  presentó su “informe de gobierno”, el cual despertó las más encontradas opiniones.
Entre su familia y los de sus señora, suman como 2 mil, mas toda la gente que ha colocado en las muchas “chambas”, puestos y nóminas del gobierno, suman 5 mil y otros 5 mil, entre simpatizantes, miembros de su partido y lángaros que buscan ser beneficiados por su divina gracia, son como 10 mil que tienen buena opinión del tal “informe” y del tal gobernador.

Pero el estado de Guerrero, cuenta con 3, 000,389 habitantes, de los cuales 5 mil son afortunados empresarios, terratenientes o simplemente ricos. Así, tenemos por un lado a solo 15 mil personas que dan su aprobación al gobierno de don Héctor, y por el otro lado tenemos a 2, 985,389 guerrerenses que sobreviven en la pobreza, quienes opinan que este gobierno es nefasto, corrupto e inútil.
Esto no parece importarle a don Héctor, porque en las llamadas redes tecnológicas, se da sus güallabazos escribiendo en Twitter, que el Estado de Guerrero ha avanzado mucho, y hasta mencionó que hay más productividad.
Y también desperdicia esta tecnología de la información para saludar y felicitar a su esposa “Merce”. Como si no se vieran en su casa diariamente, para decirle en persona que la quiere y la admira, y le agradece, y todo lo que guste y mande. Pero ya sabe cómo son de ridículos los políticos.
A propósito de la productividad, salimos al campo, a las calles y a los pueblos, tratando de ver qué es lo que dice don Héctor que producimos y tenemos en abundancia, pero solo encontramos que tenemos muchos perros, muchachos vagos y chamacas embarazadas. Entonces ¿eso es lo que producimos? porque productos de consumo, son muy escasos.
Ciertamente que en la ciudad de Chilpancingo hay más automóviles que gente, pero esos no se producen aquí. Se consume pan y pizas, que se hacen con harina de trigo pero en todo el Estado de Guerrero no se siembra trigo, y la gente ni siquiera conoce la planta de este cereal.
Se siembra maíz, pero con métodos tan primitivos, que resulta incosteable. Y toda la producción que se logra en el año, nos lo acabamos en un mes, como consecuencia, tenemos que comprarlo a otros estados como Morelos, Puebla y Chihuahua.
Otros datos que echan por tierra el discurso triunfalista y optimista de don Héctor, son los resultados recientemente publicados por el Gabinete de Comunicación Estratégica, que revelan que Chilpancingo y Acapulco son las ciudades con el peor nivel de vida de la República Mexicana.
Y también salimos a la calle a observar cómo viven los guerrerenses.  Usted no nos dejará mentir, pero el servicio de transporte público es de lo peor, las calles de Chilpancingo, están inundadas de basura, y los policías inspiran tanto miedo como los delincuentes.
El burocratismo, la corrupción y el influyentísimo, son características que ahogan al gobierno y todas sus dependencias. Los “ninis”, la drogadicción y el halconeo, son las principales aficiones de los jóvenes.
Los maestros que no dan clases, el bloqueo de las calles, de la autopista y de los edificios públicos, la destrucción de propiedades muebles e inmuebles del gobierno, son cosas de todos los días. Entonces ¿Dónde estará la productividad de que habla don Héctor?

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