viernes, 20 de enero de 2017

COLUMNA

 Cosmos

Héctor Contreras Organista
 


LA MAMÁ DE MISAEL
Doña Concepción Pacheco Cortés, es el nombre de la hermosa Doña Conchita, como cariñosamente le llaman sus amistades, sus muchas amistades.
Fue su esposo un hombre serio, formal, muy trabajador, disciplinado y querido, el señor Donaciano Ávila Noyola.
Procrearon a Misael, el mayor de los hermanos y con quien fuimos grandes y muy queridos amigos en la Secundaria Diurna junto con Cándido Giles Delgado, Urgel Tamarit Hernández, Luis Felipe Delgado Encarnación y otros muchos muy queridos compañeros que ahora son grandes personajes en diferentes actividades a quienes recordamos con mucho cariño.

Y, compañeras, no se diga. Hartas, lindas, inteligentes y muy trabajadoras, también en la actualidad generación de jubilados.
Misael tuvo otros hermanitos y hermanitas: Lucio Donaciano (Chanito) quien es médico. Yolanda es maestra. Graciela, contadora. Ernesto, es contador. Silvia es abogada, y así, todos profesionistas. El papá, don Chanito, murió hace años.
Cuando egresamos de la Diurna, Misael siguió estudiando y ya convertido en maestro y trabajando en Acapulco, se fue becado a los Estados Unidos de Norteamérica donde se quedó a vivir y al terminar su periodo laboral oficial se dedicó con éxito  a la actividad comercial.
Hace un manojo de años vino a visitar a sus padres y hermanos, nos dispensó con su saludo y atenciones, nos reunimos en un convivio y platicamos evocando viejos tiempos secundarianos.
Fue la última vez que nos vimos.
A doña Conchita, su mamá, en uno de esos concursos de “Flor en Plenitud” que cada fin de año bien organiza el Igatimpan, institución de gobierno dedicada a las atenciones de los adultos mayores, con la cordialísima amiga Mara, al frente, saludamos con mucho cariño a la señora Conchita quien resultó ganadora del certamen de ese año.
En el concurso más reciente la volvimos a saludar en el centro de l ciudad y me dice: Hijo, tengo una noticia muy triste para ti, murió tu amigo, Misael, el 25 de octubre.
¡Murió Misael Ávila Pacheco!, muy conocido y apreciado entre la palomilla de aquellos años 60 que disfrutamos fraternalmente en aulas, patios y pasillos de lo que fue la escuela “Vicente Guerrero”, del profesor Javier Méndez ponte. Murió Misel…
Lágrimas, rostro triste y mirada pesada de ojos húmedos y en duelo de una madre que perdió a su hijo mayor, Misael, quien quedó sepultado en Los Ángeles, California...
“Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, y no lo puede llenar la llegada de otro migo”, dice la canción…
Reiteramos con pesar nuestro sentimiento a doña Conchita Pacheco y a todos sus hijos, a la familia de Misael en Acapulco y en Estados Unidos…
Y ese dolor, lo sabemos, lo sentimos profundamente todos quienes fuimos compañeros en la Diurna de Sarita Nájera Gutiérrez y de Bolívar Díaz Pérez con el gran Misael, y todos dirán, porque si él estuviera aquí así lo exigiría que le dijéramos: ¡Adiós, Tribilín!, que era su apodo y le daba risa cundo alguien se lo decía. Nunca por ello se enojó con nadie…
Descansa en paz, querido amigo y hermano Misael Ávila Pacheco.

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