jueves, 11 de mayo de 2017

ARTÍCULO

Los Volantines
César González GuerreroMi Homenaje póstumo a Don Bartolo Rosales promotor de los Juegos Mecánicos en las Ferias Regionales en la Costa Chica.
En algunos países como Chile,  el Volantín es lo que en mi tierra Copala, se denominaba Cocol, Culebrina, Papalote o Cometa. Es un tradicional juego popular conocido así porque al ritmo del viento se elevan mediante la habilidad de quien lo controla hasta alcanzar una altura indeterminada. Precisamente la temporada de estos juegos es la primavera, es decir los meses de marzo, abril y mayo.
En el otro caso el Volantín al que me refiero en el presente trabajo, son aquellos que forman parte de los juegos mecánicos que incluye las famosas y temibles Sillas Voladoras, Rueda de la Fortuna, y los infaltables Caballitos técnicamente denominado carrusel, entre otros. Desde luego me estoy refiriendo a los Juegos mecánicos de la época de los sesentas hacia
atrás. Actualmente estos juegos son muy sofisticados.
En los años 60s, en nuestra infancia, les decíamos Volantines, Caballitos, Juegos Mecánicos, que identificaban la feria del pueblo. Como fuera, en Copala, las fechas del 8 al 15 de mayo fueron las más esperadas por los pequeños de esa época.
El hecho de saber que se acercaba la celebración de la Feria de mi tierra Copala, en la región Costa Chica de Guerrero, significaba diversión, alegría y felicidad en los humildes hogares campesinos. Quienes tuvimos la oportunidad de cosechar algún producto del campo como maíz, frijol, arroz, jitomate, chile, ajonjolí, nanche, coco, tamarindo, limón, plátano, algodón, Jamaica, etc, teníamos la esperanza de vender a algún vecino y de de esa forma obteníamos los 20 o 50 centavos para medio divertirnos en la feria.
Ya a la edad de 6 años, teníamos que buscar el dinero para acudir a los juegos, primero a ver como se instalaban, después como los desarmaban, y por supuesto durante los días de la feria se hizo costumbre asistir todas las tarde-noches a tratar de subirse sin pagar “colgándose”, arriesgando las “arrastradas” y “varazos”, “bejucazos”, cintillazo o reatazos de los vigilantes. Esto debido a que los propietarios de los juegos colocaban a otros jóvenes mayores para evitar que los pobres subieran sin pagar a los caballitos. Y es que para nosotros el hecho de atreverse a subir clandestinamente significaba disfrutar de una media vuelta o vuelta entera en el volantín, a costa de recibir el castigo del golpe de parte de los “cuidanderos”.
A muchos nos dejaron ingratos recuerdos, como es el caso de mi hermana Delta que todavía tiene las huellas de sus aventuras al tratar de “colgarse” de los caballitos que giraban a toda velocidad, por falta de dinero.
Debemos recordar con mucho orgullo al señor Bartolo Rosales (amigo de mi Padre) quien fue uno de los primeros empresarios que se encargaron de llevar estos juegos mecánicos a nuestros pueblos de la Costa Chica, iniciando su recorrido con la Feria de San Marcos el 25 de Abril, después en Cruz Grande el 3 de mayo y luego en Copala el 8 de mayo (años después la feria de Copala se ha realizado en diversas fechas el 24 de Junio y en el mes de diciembre lo cual causa reacciones encontradas).
La empresa denominada Atracciones Rosales utilizaba por lo menos tres carros viejos y destartalados o algunos, para transportar sus aparatos e instrumentos a cada feria, algunos todos “pachacos”. Y lo que más atraía a los pequeños fueron precisamente los Caballitos; las Sillas Voladoras y la Rueda de la Fortuna fueron atractivos para los mayores de edad o parejas de novios. Sin duda, los Volantines como nos dijeron nuestros abuelos y padres se llamaban, son parte de la historia de todos los pueblos y desde luego de nuestra propia historia.
En este contexto, agradecemos a nuestros padres las facilidades y modestos apoyos otorgados para vivir momentos inolvidables de la infancia, con todo el sacrifico que ello implicaba de una familia campesina pobre. A ellos les decimos: Gracias.

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