viernes, 2 de junio de 2017

ARTÍCULO

Policías (Mal) Parados
Apolinar Castrejón Marino
¿Sabe usted por qué a los policías los llaman despectivamente, guachos, cuicos, o tecolotes? También los llaman azules, pitufos y serenos, pero estos apelativos son corteses, y hasta cariñosos.
La gente en general considera que quienes trabajan de policías son el extracto más bajo de la sociedad: analfabetas, ignorantes, y brutos. Mientras que las autoridades aprecian mucho, tener a su servicio, gorilas fuertes para que las resguarden.
En toda Latinoamérica se utiliza la expresión guacho para referirse a un huérfano, pero en chile son más específicos, guacho es un animal no doméstico, que por el trato frecuente con humanos, se puede comportar como una mascota.
Por su parte, cuico se les dice a los policías en México, porque hace muchos años, andaban por las calles con una linterna, y de cuando en cuando, decían la hora en voz alta “Las doce, y el sereno”, y de tanto decirlo, lo hacían en tono “cantado”. Cuico, proviene del náhuatl, y significa “el que canta”.
Todo esto, viene a cuento, por el “paro” de 36 horas que recientemente realizaron 176 policías de Chilpancingo y Chilapa, según escuchamos, porque están exigiendo mejores condiciones laborales, entiéndase, más días de descanso.
“Si trabajamos solo tres días a la semana, les rendimos mejor”, fue la afirmación categórica de uno de los líderes del “paro”. Ya ni los mal llamados maestros trabajan medio año. Y como además al gobernador no le interesa resolver los conflictos de los guerrerenses, dijo que él no iría a reunirse con ellos para dialogar, porque “…ya había tenido un acuerdo”.
Nada más una duda les surge a los ciudadanos: ¿Qué querrán decir los policías con la palabra trabajar, y a qué horas hacen eso? Porque los vemos paseando a bordo de sus camionetas, como si fuera desfile, o paseando por parejas, como novios, en el jardín o en la alameda. Y también los vemos bien metidos en su teléfono navegando en su “feisbuc”, sin que se enteren qué pasa a su alrededor.
Muy temprano se amontonan en manada en los puestos callejeros donde vende “carnitas”, y luego le entran con el mayor entusiasmo, digno de mejores causas. Como resultado, están todos timbones y guangos, y son presa fácil de los delincuentes, que generalmente son más jóvenes y atléticos. Qué “trabajo” tan cómodo ¿No?
Revisando el perfil de quienes se contrataron como policías, nos encontramos con que la mayoría son prófugos del surco, otros son estudiantes “destripados” (esto es más grave que reprobados), y al resto, simplemente no les gusta trabajar. Decimos trabajar, refiriéndonos a hacer algo con las manos, realizar algún esfuerzo para producir algo tangible, que sea útil.
Lo grave del caso, es que la percepción generalizada de los ciudadanos, es que los policías están coludidos con los delincuentes. La desconfianza no es gratuita, ya que en más de la mitad de las investigaciones que llegan a realizarse, sale a la luz, la complicidad de algún policía en activo. Pero  además, muchos de ellos tienen antecedentes penales.
Las autoridades municipales han realizado la evaluación de sus policías, con los resultados más funestos: buena cantidad de ellos no la acreditaron, lo cual significa que “dieron positivo” en el consumo de drogas prohibidas, o tienen “expedientes abiertos” por violencia intrafamiliar, e inclusive, por riñas ay alcoholismo.
Eso significa que nuestra seguridad, está en manos de delincuentes e infractores. En este punto, los policías estarían obligados a demostrar a la ciudadanía, que son honestos, y que son aptos para garantizar la seguridad a la población.
En la actualidad, las redes tecnológicas, son un instrumento para medir la opinión de los ciudadanos. Todos hemos visto en Twitter que cuando sucede un asesinato, una violación o un acto de terrorismo, la gente se apresura a expresar sus condolencias y su solidaridad con los afectados.
Pero cuando asesinan a un taxista, o un soldado, o un policía; nadie dice parece condolerse. De igual modo, cuando la ciudadanía es testigo de un enfrentamiento de la policía con manifestantes, paristas o marchistas, la gente se pone del lado de los ciudadanos, aunque sean unos arbitrarios como los ayotzinapos, o los “mal llamados maestros”.
Finalmente, nos enteramos que los policías “paristas” serán “suspendidos” aunque no sabemos qué significa ello, y se les sancionará por “abandono del servicio”, por “poner en riesgo a la población”, y por insubordinación.
Los ciudadanos esperan que de verdad se les apliquen las sanciones correspondientes, y que además se garantice que no vuelva a ocurrir. Ah, y que no se les olvide que no son burócratas, ni académicos, ni administrativos; solo son guachos, cuicos, y tecolotes.

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