miércoles, 21 de junio de 2017

PRINCIPAL PRIMERA PLANA

Operan Los Beltrán  con
13 grupos, 3 en Guerrero
Juliana Fregoso.CIUDAD DE MEXICO.--Desde hace unos años la subcontratación de empleados o outsourcing es una estrategia a la que recurren las empresas alrededor del mundo para disminuir sus costos laborales.
Los cárteles de la droga copiaron este modelo y como una estrategia para hacer más eficiente su operación, recurren a pequeños grupos delincuenciales especializados en determinadas áreas, con lo que no sólo ahorran costos sino que también evitan riesgos y la inversión para capacitar
“personal” en algunas tareas.
El Atlas de la Seguridad y la Defensa de México, elaborado por el Colectivo de Análisis para la Seguridad y Democracia (Casede), ubica a 52 grupos criminales que trabajan con los distintos cárteles.
Estos grupos están distribuidos en todas las regiones de país, pero se concentran principalmente en la zona norte, en estados con alta presencia de los cárteles como el de Sinaloa, Los Beltrán Leyva, Del Golfo y Los Zetas.
Los dos cárteles que recurren más a estos grupos de sicarios son los Del Golfo y Los Beltrán Leyva.
Los Beltrán Leyva trabajan con 13 grupos. Los más importantes están en el estado de Guerrero. Algunos son Los Granados, Los Ardillos y Los Rojos, estos últimos dedicados a las extorsiones, secuestros y producción de droga en la montaña del estado. También operan en los estados de Morelos y México.
El Cártel del Golfo trabaja con grupos como Los Pelones, en Quintana Roo; Grupo Bravo –que también sostiene alianzas con Los Zetas-, Los Metros y Los Ciclones, que operan en la zona de Tamaulipas. Entre estos grupos y el cártel habría ciertas diferencias en cuanto al nuevo rumbo que deben tomar, pues algunos quieren regresar al negocio tradicional que es la comercialización de droga y dejar de lado el secuestro y la extorsión.
Mientras que el de Sinaloa lo hace con El Tigre, Los Cabrera, Gente Nueva, Los artistas asesinos, etcétera.
Al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) hasta ahora no se ha identificado formalmente que trabaje con algún grupo.
“El outsourcing es una estrategia de negocios del capitalismo, y el narco es un negocio que trabaja dentro de las reglas del capitalismo. En México el outsourcing criminal empieza a popularizarse con Osiel Cárdenas como líder del Cártel del Golfo, a finales de los noventa. Él es quien decide formar un grupo especializado en el ejercicio de la violencia compuesto por unos desertores del Ejército, muchos formados en Estados Unidos como grupos de élite”, explicó Froylán Enciso, analista senior para México de The Crisis Group.
Recuerda que fue Osiel Cárdenas, actualmente preso en Estados Unidos, quien se dio cuenta que tener un grupo especializado en el ejercicio de la violencia aumentaba la efectividad de la organización, pues le daba la libertad de dedicarse a su negocio que era la comercialización de droga y la búsqueda de nuevas rutas.
Ese grupo se convirtió posteriormente en el Cártel de Los Zetas, pero la estrategia de “subcontratar” algunas tareas criminales se fue popularizando y extendiendo hacia otras organizaciones, principalmente con conflictos por plazas en pugna.
“Es más barato y menos arriesgado. Tú tienes a un grupo de personas que está dispuesto a ejercer la violencia, que haga lo que no quieres hacer y ni siquiera tienes que ver sangre. Es menos arriesgado y en México es mucho más barato porque hay una gran cantidad de jóvenes que no tienen empleo ni esperanza porque sabemos que un título universitario no es garantía de nada, y ellos son el grueso de estos grupos”, agregó.
Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), coincide en que estos grupos se nutren principalmente de jóvenes que no tienen muchas opciones de desarrollo, que viven en la pobreza o que sus padres ya murieron víctimas de la violencia.
Los que se inician en estos grupos generalmente lo hacen entre los 12 y 13 años.
“Los estudios internacionales dicen que la mayoría de los adolescentes que cometen delitos los abandonan con el proceso de maduración que no se completa hasta los 20 años, pero si estos grupos son los únicos que los acogen y le dan sentido a su vida, ahí se van a quedar y ahí van a morir”, señaló.
LAS PLAZAS COMO MONEDA DE CAMBIO
El analista de Crisis Group expresa que otra de las ventajas es que la disponibilidad de estos grupos le da a los jefes de los cárteles facilidad de movimiento.
“Si tu negocio es llevar cocaína a Nueva York y no necesitas tener matones de tiempo completo, contratas a un grupo temporal por si tu mercancía no pasa por un retén, en lugar de estar moviendo a toda tu estructura”, agrega.
Juan Carlos Ayala, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, agrega que los cárteles recurren también a estos grupos cuando tienen problemas para conseguir gente que esté directamente en la nómina.
Otra de las ventajas es que estos grupos ya tienen tácticas y tecnología adaptadas a cada región del país. Un ejemplo son los que operan en los estados del sur y centro de México: “Ya están acondicionados incluso para cortar cabezas y desmembrar, desollar o quemar cuerpos. Mientras que aquí (en Sinaloa) es el enfrentamiento con armas de fuego, el levantón”.
“No sólo les permiten ahorra costos. También les permiten concentrarse más en su negocio o atender cuentas pendientes cuando están entretenidos en otras cosas”, añade.
Pero el sicariato también tiene cuotas, alerta, “no es lo mismo asesinar en diciembre o en temporada vacacional que en cualquier otra época del año”. En esas fechas cobran más caro.
Froylán Enciso recuerda que hace cinco o seis años los cárteles mexicanos entraron en crisis ante la persecución y decomiso de cargamentos como parte de la guerra contra las drogas. Como no tenían dinero para pagar a estos grupos empezaron a dejarlos que explotaran algunas plazas con negocios como el secuestro, la extorsión y el cobro de piso.
“Quedó a tal nivel la pobreza de los cárteles que no pudieron pagar a sus sicarios y empezaron a negociar con las plazas, lo que llevó a la diversificación de la violencia. El outsourcing del ejercicio de la violencia abrió el crimen más allá de los cárteles y la lucha ya no fue sólo por el contrabando de drogas sino también por mantener las plazas locales para seguir cometiendo delitos que afectan a la sociedad”, finaliza. (SinEmbargo/Infobae).

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