viernes, 18 de agosto de 2017

COLUMNA

¡El Alacrán!
¡GALERIAS EN DONDE LAS RICAS VAN A PASEAR EL CULO!
No  se enojen mis queridos cochos y cochas, el domingo pasado éste Alacrán bello, sacó a pasear su culo en galerías, y a la Alacranea se le antojó una comida china, y ni pedo donde gobierna una mujer el pendejo tiene que obedecer, como era domingo estaba hasta la 10 de Mayo, gente de toda clase,  clase media y ricachona, los pránganas no van y si se les llega a ver será solamente para pedir limosna. Así es la vidorria, las locochonas riquillas, bien arregladas, con unos grandes tumores en las nalgas, me les quedaba mirando de ladito, se botaban una cinturita, chida, chida, chida, su perfume tan sútil y sexual  hacían
que mis canicas visuales se movieran como el Jai Alai, o Fron tenis pa, allá pa acá, pa allá pa acá, era un  día caluroso y mis canicas abajeñas estaban en baño María, para que se enfriaran tuve que pedir permiso para ir al baño. Me dieron ganas y a depositar pensando que tan cara esta la comida y donde vine a dejarla le  pise al inodoro o pa que entienda al escusado y me despedí del Alcalde Adiós Marco Antonio, me lavé las manos llegué con mi pareja, y nos dirigimos al restaurante de los ojos jalados. Y ella pidió camarones. Yo también, ella pidió pollo yo también, ella pidió camotitos  arrolladitos  Yo pase y el platillo de los chinacos, arroz y al ¡ATAQUE! Me chingue un camarón y lueguito lo sentí muy refrigerado mi estómago se detuvo y pensé a mendigos chinos, me quieren dar cuello con eso de Pel  Harbot  que acaban de recordar se quieren desquitar conmigo. Mi pareja le metió macizo y en menos de lo que vuela una mosca, por eso si las moscas del basurero los restaurantes están llenos de moscas, con eso de que el basurero que esta a unos cuantos kilómetros percibían el olor de la comida y como usted no lo crea había unas de color verde, otras panteoneras grandes, grandes, total que estaba invadido como paracaidistas de los cerros, salimos de galerías, y como el inicio de la Guerra de  Pel Harbot  llegamos a la casa yo con las nalgas llenas de ronchas grandes grandes ¡LOS CAMARONES ME INTOXICARON!
Los Quiere Cecilio.

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