Que el salvaje alcalde de Tixtla, el perredista, Hossein Nabor Guillén, sostenga su rechazo y no ande llorando y rogándole al soberbio de su homólogo de Chilpancingo, el priista, Marco Antonio Leyva Mena, para hacer un nuevo relleno sanitario, pues a los dos no se les va hacer las diputaciones, demasiado tarde para los dos bobos.
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