viernes, 8 de septiembre de 2017

ARTÍCULO

Niños Heroes
de Chapultepec
Apolinar Castrejón Marino
Como usted sabe, algunos países han adoptado la figura de aves como símbolos. El quetzal es el símbolo inequívoco de Guatemala, de igual modo que el tucán simboliza los países que cruza el inmenso rio Amazonas.
México adoptó la figura del águila real, y Estados Unidos el águila calva como símbolos patrios. Pero en el caso de nuestros vecinos del norte, su idiosincrasia se ajusta muy bien al águila, que es un ave carnívora de gran tamaño, con poderosas alas para el vuelo de planeación a mediana altura, y muy finas para el vuelo en picada, para caer sobre sus presas.
Bien armadas con fuerte pico, garras bien afiladas y excelente vista, tienen una tasa insuperable a la hora de cobrar sus víctimas. De la misma forma, la historia de estados unidos, es una cronología de la ignominia.
En 1855, el aventurero estadounidense William Walter, invadió Nicaragua por interés de los banqueros Morgan y Garrison, y hasta se proclamó presidente. En 1898 Estados Unidos declaró la guerra a España, y procedieron a adueñarse sus posesiones en Cuba, Puerto Rico, Guam, Filipinas y Hawai.
Durante muchos años el gobierno estadounidense estuvo tramando cómo hacer para que los estados del norte de México, Texas, California y Nuevo México. Hasta que el 13 de mayo de 1846 declararon la guerra de manera unilateral, y de inmediato iniciaron una campaña para apoderarse del gobierno mexicano.
Unas tropas estadounidenses avanzaron desde el norte mientras, que otras llegaron por el Puerto de Veracruz y empezaron a avanzar hacia la ciudad de México. Pronto llegaron a la capital combatieron en Padierna, y Churubusco. El 8 de septiembre los invasores norteamericanos se apoderaron de la fortaleza conocida como Molino del Rey.
El Cerro de Chapultepec era un punto estratégico que debían dominar, pues el castillo era sede Colegio Militar. Estaba comandado por el general Nicolás Bravo, con 50 jóvenes cadetes y el Batallón de San Blas bajo las órdenes del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl.
La defensa contaba con 800 soldados para defender el castillo, contra más de 7 mil soldados de Estados Unidos. El general Mariano Monterde, Director del Colegio Militar dio la orden que los cadetes se retiraran, pero la mayoría no lo hizo, y tomaron las armas para defender su fortaleza.
La madrugada del 12 de septiembre de 1847 las baterías estadunidenses iniciaron un intenso bombardeo sobre el Castillo. Los resultados fueron devastadores, y el día 13 continuaron los bombardeos hasta las nueve de la mañana. 
Confiados en que la destrucción que habían provocado, tenía quebrantado el valor de la defensa, los soldados estadunidenses iniciaron el ascenso del cerro, por la parte oeste.
La lucha se realizó cuerpo a cuerpo. Los mexicanos combatieron con fiereza. El abanderado del batallón cayó herido y Xicoténcatl tomó la bandera, hasta que fue herido mortalmente.
Aunque fueron 50 cadetes los que participaron en la batalla, la historia solo recuerda seis nombres: Juan de la Barrera, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Agustín Melgar, Vicente Suárez y Juan Escutia, quienes tomaron la iniciativa para que sus compañeros más pequeños pudieran escapar de una muerte innecesaria.
Se colocaron al lado del jardín botánico para proteger la salida de los cadetes más jóvenes, aunque de esta manera los estadounidenses pudieron dispararles como patitos en la feria de tiro al blanco.
Montes de Oca murió al saltar por una ventana; Agustín Melgar se atrincheró en la biblioteca desde donde emboscaba a los enemigos logrando matar a uno. Melgar fue herido gravemente en una pierna. Falleció al día siguiente, mientras se la amputaban.
Una piadosa leyenda cuenta que el cadete Juan Escutia tomó la bandera del castillo, se envolvió en ella y se lanzó al vacío para evitar que fuera mancillada por los enemigos.

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