lunes, 18 de septiembre de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
 ALEJANDRO CERVANTES DELGADO, A 17 AÑOS DE SU MUERTE
“Guerrerenses escuchen los mares y los ríos que catando van, por los montes, por los valles y en la sierra en los verdes pinares, es un hombre que el pueblo ha esperado, Alejandro Cervantes Delgado”.
Palabras más palabras menos, el párrafo anterior forma parte del Corrido a Alejandro Cervantes Delgado que en 1980 escribió en Tierra Caliente el autor del corrido “Zirándaro”, Bolívar Gaona Salgado, y que fue difundido en todas las estaciones de radio en Guerrero, cuando el profesor y licenciado, nacido en Chilpancingo el 24 de enero de 1926, pretendía ser gobernador del estado.
Años atrás, tuve la fortuna de acompañarlo en su campaña a diputado federal y lo mismo ocurrió tiempo después, en su campaña a la senaduría de la
república. Con un estimado y respetable locutor calentano, de la XEXY, “La Poderosa Voz del Balsas”, Víctor Manuel Guzmán Negrete, qepd, recorrimos el estado siendo maestros de ceremonias en cada mitin del candidato.
A principios de 1980, don Hermilo Castorena Noriega, administrador de Telégrafos y gerente de la estación de radio XELI, había sido nombrado jefe del Prensa del Comité Directivo Estatal del PRI en Guerrero. Me invitó a colaborar con él hasta que llegado el momento me informó que su presencia en ese cargo era por invitación de don Alejandro Cervantes Delgado, quien pretendía ser candidato del PRI al gobierno del estado.
Llegó el momento del “destape” y fue cuando se iniciaron los preparativos de la campaña. Para su primer acto político, se colocó un templete al pie de lo que es hoy el ayuntamiento de Chilpancingo, fui invitado como maestro de ceremonias y antes de comenzar el acto, pregunté a don Alejandro cómo lo anunciaba, ¿Cómo profesor o como Licenciado? Lo reflexionó por un momento y me respondió: “Como profesor y licenciado”, y así lo hice, y a partir de ese momento se usaron los dos títulos en todos los actos donde asistía y aún en la documentación oficial en
su desempeño como gobernador.
Para iniciar su campaña política, seleccionó dos lugares para un mismo día. Programó visitar Tlapa y Ciudad Altamirano, donde se reunió con Cuauhtémoc Cárdenas, quien vistió, por cierto, un pantalón blanco y una camisa a cuadros, coloreteada.
Existía la línea “Aero-Puebla” y en una de esas avionetas voló don Alejandro con algunos acompañantes. Un banco de nubes cubría desde Chilpancingo a la región de la montaña, pero la experiencia de los pilotos de la línea los llevó sin dificultad hasta aterrizar en Tlapa.
Otros grupos de personas y nosotros, los de prensa, con don Hermilo, fuimos transportados en unas avionetas alquiladas a compañías aéreas de la ciudad de México. Nos tocó volar de Chilpancingo a Tlapa, en una Cesna 180, de triciclo. En ella viajaron otras personas, una de ellas era el Delegado agrario, acabado de llegar a Guerrero, uno de esos norteños de sombrero y botas, muy bragado.
Pero resulta que el piloto de la nave en que viajamos se extravió en la ruta, se perdió, y cuando nos dimos cuenta, después de volar un tiempo considerable, ya andábamos cerca del Popocatepétl. El piloto, sudoroso y nervioso, extendía frente a sí un mapa y lo observaba y no atinaba a encontrar Tlapa. El delegado agrario, el norteño bragado de sombrero y botas, se llenó de pánico y empezó a gritarle al piloto, casi llorando: “¡Ya te perdiste pen… jo, nos vas a matar, hijo de la chin…., ¿adónde nos llevas?” Y comenzó a chillar como plañidera, lleno de miedo y… sin poderse bajar de la nave y ni para dónde darle.
Con su prudencia característica, don Hermilo Castorena Noriega pidió al piloto que regresara por la misma ruta rumbo al sur. La nave viró y enfiló hacia ese punto cardinal.
Después de algún tiempo volando sobre la densa nubosidad, sin obviamente saber a dónde nos dirigíamos, alcancé a ver por la ventanilla la catedral de Chilapa y parte de la levítica ciudad.
Ahí está Chilapa, les dije. Ahora vuela hacia tu derecha, le pedí al piloto, y sigue, así llegaremos a Chilpancingo. La experiencia la viví años antes, cuando volaba acompañando al capitán piloto aviador don Rafael Calderón, de Puebla y quien volaba a la montaña para la compañía aérea don Elías Naime Némer.
Así regresamos y llegamos a Chilpancingo.
Cuando la nave aterrizó, mucha gente de los acompañantes a la gira, nos recibieron en el campo de aviación con la pregunta: ¿Qué les pasó?
Pensaron lo peor, y nos lo dijeron. Fuimos a almorzar a un restaurante cercano y nos dieron la indicación de volver a abordar el mismo vehículo rumbo a Ciudad Altamirano.
Don Alejandro voló directamente de Tlapa a la antigua Pungarabato, donde comenzó su campaña política, acompañado en esa ocasión por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Don Hermilo Castorena le informó de nuestra aventura aérea, y al bragado norteño de botas y de sombrero, no lo volví a ver en ningún acto de campaña.
El profesor y licenciado Alejandro Cervantes Delgado, nació el 24 de enero de 1926 en Chilpancingo; falleció el 17 de septiembre de 2000 en la ciudad y Puerto de Acapulco. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres que se hallan en el Panteón Municipal de la capital del estado.
Sus padres fueron el periodista don Lamberto Cervantes y doña Eleonora Delgado.
Estudio la primaria en su ciudad natal. En 1945 se graduó de profesor de Educación Primaria en la Escuela Nacional de Maestros, donde obtuvo su título con mención honorífica.
Posteriormente se licenció en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, con la tesis Aspectos del gasto público y de la tributación en México (1958); fue galardonado con la Medalla “Justo Sierra” por haberse distinguido en los estudios universitarios y también logró mención honorífica en el examen profesional.
Don Alejandro nos patrocinó al Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa, Delegación 17, por espacio de tres meses, un Taller de Periodismo en Chilpancingo, que logramos hacer en convenio con La Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Vinieron semanalmente sus maestros a impartir cátedra, adonde es ahora la UPN.
Ese es el antecedente de lo que luego fue la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UAG. Así de efectivo fue ACD... ¿Quién más con esa muy notable sencillez y efectividad en su forma de gobernar?
¿Quién más?

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