miércoles, 8 de noviembre de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
Palabras pronunciadas por el Periodista Héctor Contreras Organista en la presentación del libro Elogio a la Perversión, del escritor guatemalteco Arturo Soto Gómez, la noche del 9 de marzo de 2006, en el salón de Recepciones del Ayuntamiento de Chilpancingo, Guerrero.
Cada vez que encuentro a Arturo por las calles de Chilpancingo o a veces que lo veo viajando como copiloto a bordo de un automóvil que conduce Orquídea, imagino que trae consigo en cada parte de su ser a su patria, una larga historia de andares, de escritos, de sueños, de amistades, de caminos, de aulas, de soledades, de amaneceres, de canciones, de lecturas, de cafés, de brindis, de poesía, en fin… de todo ese universo que sólo es dable a un bohemio que ha caminado mucho y que seguirá caminando también para siempre a través de su voz grabada o de sus artículos periodísticos y de sus libros, de sus historias, contadas con voz grave y narrativa interesante a sus cuates del grupo o de los grupos donde se reúna, en la universidad, en la redacción o en uno de nuestros parques a cualquier hora que tenga tiempo de obsequiarnos, sin que se lo proponga, una lección, de esas sabrosas que da en cada una de sus charlas, charlas siempre interesantes.
Tuvo que ser en la redacción donde conocí al periodista recién llegado a Chilpancingo
y al paso del tiempo hubo la oportunidad de recibir su orientación para crear un taller de Periodismo, en convenio de la Universidad Nacional Autónoma de México con el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa de Chilpancingo, para lo cual, junto con Arturo se inició un equipo de comunicadores formidable: Roccato, José María Mendiola, Ila Kuri y otros muy entusiastas maestros del periodismo que abrieron surco y echaron la primera semilla para que se iniciara lo que soñábamos en los años ochenta, levantar una Escuela de Periodismo para los guerrerenses.
Más adelante, y por circunstancias de la vida y la vecindad en la calle Altamirano, paso obligado de Arturo para ir a la redacción del Sol, habría de conocer una pequeña parte del mundo interno de sus experiencias con sumas de furia que desataba como lo hacen, o mejor dicho, como lo hacemos los bohemios, pero en él, por su elevada calidad de hombre de bien, de inteligencia brillante, de integridad, y por encima de todo, por sus dones de amistad sin tacha, siempre lo tuvieron, lo tienen y lo tendrán en la cercanía de los muchos amigos que lo apreciamos y valoramos, de veras, y lo superó, llamado sin duda por nuevas dimensiones de comprensión y tranquilidad que ahora le permiten multiplicar su interesante producción literaria.
Sencillo, ameno, cordial, respetuoso y sincero ha tenido una vida abierta y libre en esta su casa que es Chilpancingo, que es Guerrero, que es México. Nadie que lo conozca ignora los reveses que le ha propinado la vida, pero al mismo tiempo nos ha mostrado con su estoicismo ejemplar cómo debe levantarse un hombre y seguir adelante no por seguir, sino continuar para izar cada día la bandera del hacer, y hacer bien, en beneficio de los demás.
De tal suerte que esta noche acudo con mucho gusto a hacer algunos breves y mal hilvanados comentarios sobre esa nueva joya literaria que Arturo Soto Gómez nos obsequia, convertida en Elogio a la Perversidad. Portada elegida, según entiendo, por su inseparable Orquídea, periodista visionaria y creativa.
Consciente del significado y valor de la publicación de un nuevo libro en el que eslabona un valioso racimo de vivencias y andanzas, El Elogio pasa a formar parte no sólo de la muy amplia producción literaria de Soto Gómez, sino que nos obsequia el mérito de publicarla aquí, y se lo agradecemos.
Nadie mejor que Alfredo Saavedra para escribir un prólogo con la belleza, contenido, acuciosidad y sencillez que merece el nuevo título.
Cada pétalo que conforman el Elogio, se goza, porque lleva como fondo musical el sonido exquisito, dulce y limpio de la marimba de Guatemala y el aroma de los jardines caseros de aquellas tierras. 
Arturo procura –y diría que hasta denota preocupación por ello, entre líneas-
llevarnos de la mano no sólo a lo que le interesa platicarnos como centro de la temática, sino que literalmente dibuja sus pueblos, paisajes y personajes, de tal manera que casi los sentimos respirar frente a nosotros durante la lectura.
Es además una obra que aporta bellos e interesantes giros literarios, producto de la nueva visión y esfuerzo de crear arte en nuestro continente. El olor de las panadería de los pueblos de Guatemala, las calles, la música, las formas de hablar, los apodos, los regionalismos, la explicación de cada cosa y cada casa, los detalles de encuentros y desencuentros; la evocación de una infancia propia de los pueblos pequeños que despierta a jaloneos la inocencia en las primeras perturbaciones de un precoz ante la presencia portentosa y exuberante de las damas que provocan que al paso de los años uno de esos chiquillos de Zacapa se volviera escritor, excelente escritor y poeta, locutor y periodista, todo ello engarzado con genio y fineza en la nueva cara de la literatura latinoamericana.
La refinada picardía de un célebre escritor centroamericano que alguna vez recién llegado a Chilpancingo me dijo que no entendía mucho de lo que nosotros, en el típico caló llamamos albur o albures, ahora se desenfada al esculpir Elogio a la Perversión y se hace presente un estilo, digamos, ya muy próximo al caló mexicano, que posiblemente, a estas alturas de su producción, hasta lo disfrute.
Un ejemplo es su tema, “Cruel”, donde por su inmediatez y brevedad nos da idea de cómo por dentro del Arturo que conocemos, bulle lo que al paso de los años es el rejuego verbal y de agudeza mental de las tempestades mexicanas en barrios y colonias del DF, y que despierta y pone de relieve las naturales contradicciones de un albur bien aplicado y que él narra con maestría.
De este mismo tenor se desprende “Ganarse la vida”, con una observación aguda y ya definiéndonos a un Arturo Soto más, diríamos, mexicanizado, producto, sin duda, de la verdad de las mentiras, como lo define cuando en su presentación cita a Vargas Llosa.
En El Elogio a la Perversión, va implícito un homenaje a la tierra del Quetzal, que conjuga historia y leyenda pero también cruda, triste y reprobable realidad de las etapas cruentas que vivió, o más bien, que agonizó Arturo en las mazmorras de Chimaltenango en el 79. No pudo recurrir a mejor fuente para cabeza de su crónica-homenaje que a Dante Alighieri.
Perpetúa a Luis Díaz Chacón, compañero de celda de Arturo en esas páginas donde afirma: Conocí el infierno, pero lo que jamás conoció, ni él ni nadie es el destino final del compañero suyo, con lo que prende en forma genial un crespón de luto en un libro que se ubica en el mismo nivel del dolor y duelo de un pueblo que se levanta valeroso aunque llora la pérdida y el sacrificio injusto de miles de Luis-Díaz-Chacón, y ello forma parte esencial del Elogio a la Perversión, que por este y otros temas narrados en su columna vertebral no finca su ruta literaria solamente en la línea sugestiva del erotismo.
La narrativa que Soto Gómez refiere de la abuela, del abuelo y del taller, rompe el aroma de ambiente hogareño cuando mediante las canciones hace que el recuerdo se cimbre al citar a María Victoria, y de hecho canta el bolero “Como un perro”, con el parteaguas de… “por tener la miel amarga de tus besos”, con lo que nos hace ver un nuevo estilo de expresión alejado del sentimiento de aquél “Trasterrado” de hace un lustro, que también dejó huella profunda.
Admiro de Arturo su gran entereza, su valía de hombre de letras, su experiencia y su humildad. Todo ello logró concentrarlo en su libro mediante la expresión de gratitud a Orquídea, a quien siempre hemos profesado nuestra más alta estima. Pero él lo hace a cielo abierto: ¡Así como hablan los hombres!… “Pero debo dedicártelo a ti que me has ayudado tanto, que debo agradecértelo otra vez públicamente”.
Por obvias razones Porfirio Barba Jacob quien también vivió y tal vez escribió en Chilpancingo, no pudo hablar así. Cuando ha habido oportunidad de echar un vistazo a los ilustres que en materia literaria han estado en Chilpancingo, veo emocionado que nuestro pueblo ha sido beneficiado con la presencia y el paso de poetas de esa iluminada altitud cultural que nos han dejado sus afectos, sus lecciones y su aprecio en esta tierra del Suroeste de México.
Por acá en la universidad aunque lejana se percibe la presencia de Juan de la Cabada, en la casa de García Infante estuvo Carlos Pellicer. Nos hermana la poesía, la prensa, la literatura y los anhelos libertarios con José Martí, a su paso por Chilpancingo, y nos congratula que un escritor, periodista y maestro como es Arturo Soto Gómez hoy disfrute hospitalidad de esta tierra que, sin duda la ha hecho suya.
Si Elogio a la Perversión es un libro valioso por su contenido, mucho más lo es por su dedicatoria a Orquídea, como en este caso lo hace, con ejemplar virilidad y trastos de hombre bien nacido.
Gracias Arturo por permitirme participar en la presentación de tu nueva obra. Gracias por haberme obsequiado la oportunidad de haber sido una de las primeras personas que recibió y leyó tu escrito más reciente.
Gracias Orquídea por tu bondad y generosidad que en la hospitalidad del hogar Soto-Donjuan, como en todas partes, nos regalan la presencia de una amistad generosa, sincera y buena.

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