viernes, 1 de diciembre de 2017

ARTÍCULO

Diciembre: consumismo,
reflexión y diversión
César González Guerrero
El mes de diciembre de cada año es de los más esperados por las familias de todos los pueblos del mundo. Las razones varían pero la mayoría de la gente coincide en que es la época decembrina una de las más bellas.
La gente, desde el más modesto y humilde ciudadano hasta el más poderoso, se prepara con anticipación para disfrutar los últimos días del año, no importa la edad, sexo, ideología, y menos la posición económica. El aspecto religioso se convierte en el principal promotor de la reflexión espiritual en todas las familias.
Con la celebración de las Posadas, la instalación de  Nacimientos, la Cena de la Noche Buena y la llegada de la Navidad el día 25 de diciembre millones de personas realizan rituales que incluyen rezos, misas, canticos, expresiones de buenos deseos y por supuesto las bendiciones para todo aquel ser humano que se encuentra disfrutando de la vida.
Desde luego, dentro la sociedad mexicana y de Guerrero, los sectores que la conforman los motivan intereses diferentes para celebrar las fiestas decembrinas. Unos para consumir y otros para vender. Unos para invertir y otros para gastar. Finalmente cada quien se divierte a su manera.
Ya desde los últimos días del mes de octubre las tiendas de todos los niveles, mercados y áreas comerciales someten a la consideración de la gente sus productos de todo tipo, calidad  y precios. Aquí todos ganan. Los unos porque saben que en estos días circula el dinero y y los otros porque saben que si no lo hacen en estos días en los próximos meses ya no hay la misma oportunidad. La euforia del consumismo no permite ver otra realidad más que gastar y consumir lo que sea, aunque no sea indispensable.
Fueron muchas las veces que en mí tierra Copala, municipio de la región Costa Chica del estado de Guerrero, los jóvenes estudiantes de niveles secundaria y media superior y superior, tuvimos que viajar más de 10 horas “parados” o “tirados” en el piso de los autobuses debido a la saturación de corridas, desde las diferentes ciudades del país, para llegar a nuestro pueblo con muchas ilusiones de estar al lado de nuestras familias y amistades, celebrando la navidad y el año nuevo, que nos esperaban ansiosos y mucha alegría después de estar varios meses fuera del hogar.
Por supuesto que para muchos, en el aspecto sentimental, la reflexión siempre fue la despedir al año viejo con alegría, bailando y cantando las melodías alusivas que no pasan de moda para que el año venidero nos fuera mejor. Al compas de las orquestas y conjuntos musicales del pueblo. En mi tierra la inolvidable Danzonera Copala dirigida por nuestro buen amigo Pompeyo Clemente Céspedes. Para otras personas el asistir a las misas en las iglesias significaba una gran esperanza para que los buenos deseos se hicieran realidad.
La oración, la fe y la esperanza de la gente del pueblo están muy arraigadas y con una profunda influencia al grado que los padres de familia tenían la obligación moral de llevar a los pequeños a estas celebraciones litúrgicas, o bien a integrarse a los bailes de los populares Pastores.
Muchas ocasiones familias completas después de la misa, tanto del 24 como del 31, tenían que detenerse a ver y disfrutar de los movimientos rítmicos de las parejas danzando en plena plaza cívica o cancha municipal. Estas fechas son tiempos de reflexión pero también de consumismo. Finalmente en estas fiestas decembrinas todo se vale y todo es alegría y felicidad. Felicidades a todxs.

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