miércoles, 21 de febrero de 2018

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
QUISIERA-Cuarta Parte-
QUISIERA… ver nuevamente al maestro Antonio I. Delgado acompañado de su esposa, ella tocando el piano y él el violín, rodeados de alumnos en lo que fue el viejo edificio de la escuela Morelos, impartiendo clases de música, y ver llegar al “Chino” Méndez, el papá de Fernando Méndez Salgado, tocando su requinto que se colocaba en la espalda, cosa que era todo un espectáculo…. Quisiera volver a ver a don Manuel Méndez cantando y tocando con el querido maestro Efraín Vélez Vélez (maestro de la escuela “Primer Congreso de Anáhuac”) y a Jorge López (hijo de don Sigifredo) con quienes integraba el “Trío Los Galanes”… Quisiera volver a ver pulsar la guitarra a Carlitos Bárcenas quien cantaba y tocaba precioso y fue autor de la popular canción “Novia Mía” que durante
una parranda cantó en un bar de la ciudad de México y se dice que “la vendió” a unos parroquianos mientras otros comentan que se la plagiaron y nunca se ha sabido que sus paisanos de Quechultenango le hayan dedicado algún recuerdo… Carlos Bárcenas murió hace muchos años… Quisiera volver a entrevistar a don Andrés Ortega “El Chivo”, en Colotlipa, para que explicara mucho más de sus aventuras en las Grutas de Juxtlahuaca y cómo poco a poco fue descubriendo salones espectaculares que son una maravilla de la naturaleza y que alguien se interesara en investigar más de los vestigios Olmecas que fue hallazgo máximo del “Chivo”… Quisiera ubicarme en 1952 cuando don Toñito Bernal fundó la delegación de la Cruz Roja con un puñado de gente muy humanitaria como don Tomás Cisneros, Santos Cabañas, Clemente Donjuan (“Mentos” que tocaba muy bonito la guitarra) y las enfermeras Lupita Anaya Rodríguez, Griselda Nava y Amalia Organista quienes fueron las primeras en dar alivio a los paisanos y que se les hiciera un homenaje a los primeros socorristas muy activos, don Arturo Nava, el gordito Mundo, hijo del maestro Domingo Flores, Chucho Rosas, el chofer de nombre Ángel, quien después casó Lupita Anaya y otros muchos personajes cuyos nombren deben que estar en los registros de los viejos libros de la institución… Esa Cruz Roja que tuvo su primer local frente a la puerta norte de la iglesia de la Asunción, y ahí junto funcionó algunos años la primera estación de Bomberos con una pipa de color rojos (Ford), así de grande cuyo primer chofer fue el gran amigo Carlitos Perales y el maestro de Encuadernación en la Secundaria fue don Rafael Acevedo quien vendió lotes en varias partes de Chilpancingo y por eso hay colonias que llevan su nombre la “San Rafael Norte” y “San Rafael Oriente”… Quisiera volver a ver los porrazos de tigres donde don Plácido Flores nunca perdió y el memorable encuentro de Ricardo Rivera y el entonces jovencito Eduardo González, “El Joy”… Quisiera que recordáramos que don Ladislao Alarcón (quien fue diputado constituyente y dueño del caserón que está a un costado de la iglesia del barrio) preparaba con tres meses de anticipación al “tigre” de San Francisco, con alimentación y descanso, y el día del encuentro lo montaba en ancas de su caballo, vestido de tigre, y se lo llevaba a la subida de El Tepetate, por allá donde estaba “El Negrito”, mientras los tlacololeros de San Mateo lo esperaban en la playa del Huacapa para jugar el porrazo de tigres… Quisiera volver a ver al médico Raymundo Abarca Alarcón cuando todas las mañanas montaba su caballo en su rancho que después se llamó “Hotel San Antonio” y ahora es “Salón Diamante”, y solo se iba a cabalgar rumbo a Petaquillas, por la carretera nacional y a las nueve de la mañana ya estaba atendiendo a la gente de escasos recursos en su consultorio a un lado de la distribuidora de la cerveza “Carta Blanca”, en calle Temixco, propiedad de Raúl Chida y solamente cobraba un peso por consulta. Al terminar se iba al Palacio de Gobierno donde siempre atendió a sus paisanos, excepto aquella mañana que don Rubén Figueroa Figueroa, siendo diputado federal llegó y dijo al gobernador que le acompañaba Genaro Vázquez, quien esperaba en las escaleras del Palacio de Gobierno y el gobernador no lo quiso recibir, y después sobrevino la historia tan conocida de Genaro en la Sierra de Guerrero… Quisiera volver a ver al Güero Sol repartiendo huesos a los políticos a la entrada de Palacio de Gobierno cuando se estrenaba gobernador. Y cuando llegó Leyva Mancilla no lo apoyó económicamente como en su tiempo lo hizo el general Rafael Catalán Calvo y el “Pito Pérez” chilpancingueño frente a Palacio gritaba: “Por desgracia soy Mancilla; por orgullo Catalán”… Volver a ver funcionando la terminal de la Estrella de Oro casi frente a la Posada Meléndez y también ver llegar a “Los Galgos” y a los Autobuses de Acapulco (los ADA), a la parada que hacían en el restaurante y hotel Treppiedi… Y en la Posada Meléndez ver desde las ventanas de la calle Juárez, las elegantes fiestas que se hacían y los comelitones de la gente Popofff… Revivir aquellas tardes cuando en el teatro “Baltazar R. Leyva Mancilla” iba a declamar sus poemas el maestro Rubén Mora Gutiérrez… No olvidar a don Lalo y su puesto de periódicos y libros en la calle Ayuntamiento, ni tampoco al Chicharrín voceando el periódico en las calles de Chilpancingo y menos al faoso Gabriel Castro “El Zopi” quien además de voceador fue un gran orador y presumía que compitió contra Jesús Araujo y otros memorables oradores de aquellos años 50 en el Colegio del estado… Que nunca hubieran dejado de tocar y dar la hora las campanitas de las torres de la Asunción cuyo reloj de la marca Centenario, hecho en Puebla jamás nadie se ha preocupado en componer y también mandar arreglar el reloj que está en “El Palacio de la Cultura”, que fue el Palacio municipal y don Alejandro Cervantes dispuso que se instalara un reloj público, como el de Ometepec, pero que el de Chilpancingo tocara “Por los Caminos del Sur”… Quisiera que nadie le cambiara la letra a esa hermosa canción que escribió don Manuel M (de Macedonio) Reynoso y cuya música la escribió el maestro José Agustín Ramírez: Debe decir “el céfiro” en la colina y NO “de céfiro” es la colina y menos “de zafiro es la colina”, por favor, ya dejemos de dar vergüenza destruyendo nuestras propias canciones… Que no olvidemos que el entonces joven y atlético Samuel Martínez, hermano de Efraín cuya mamá vendía huevos (o “blanquillos”) en la puerta norte del antiguo mercado “Nicolás Bravo”, fue el chilpancingueño que sirvió de modelo para que se pintara e hiciera en relieve la figura de Cuauhtémoc en los murales del Palacio de Gobierno allá por 1954…Quisiera que nunca hubiesen dejado de venderse en Chilpancingo los cacahuacinclis, los borrachitos, las empanadas de camote y de arroz y sobre todo El Manjar, que era como gelatinoso, como si fuera flan con arroz, molido en el metate, quedando casi espeso y que hacían las señoras Consuelo y Rafael Martínez que vivían en la calle Corregidora, en la tercera calle…Esos manjares iban a dar a los EEUU, que enviaba la señora de la tienda “1,2,3”. Ella propuso a las hacedores de esa delicia chilpandcingueña que les daba 20 mil pesos (¡de aquellos tiempos), por la fórmula, que la quería la compañía fabricante del Pan Bimbo. Pero nunca quisieron venderla, a ningún precio, sólo decía que “en la masa está el secreto”… Que no olvidáramos que de Chilpancingo han salido tres funcionarios que hace medio siglo o tal vez menos, fueron directores del Penal de las Islas Marías…

1 comentario:

  1. Quisieras comer esa exquisita comida en el Restaut Jardín.
    Dudes que no le cambien la letra de la por los Caminos del Sur, y fuiste tú que le hizo ese cambio.
    Mencionando el partido Morena,jaja.

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