jueves, 8 de febrero de 2018

SEGUNDA PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

SRM:No hay autoridad que
meta orden en la violencia
Sin revelar nombres, sin titubeos que al menos desde un año atrás concilia entre las tres cabezas de los cárteles de zona, declaró monseñor Salvador Rangel Mendoza,  luego de puntualizar “Todo Guerrero está en manos del narcotráfico”.
En nuestra edición de ayer miércoles, se publicó la primera parte y hoy jueves la segunda de esa  entrevista estridente  de radio con Carlos Loret de Mola de la ciudad de México, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa de Alvarez, declaró el martes pasado, como primer tema sobre la exigencia de justicia por el asesinado de dos clérigos ocurrido el lunes
por la madrugada en Taxco de Alarcón, y también cuestionó las ambiguas declaraciones del Fiscal General del estado, Xavier Ignacio Olea Peláez sobre los hechos y hasta vincularlos con la delincuencia organizada.
En torno al narcotráfico que opera en Guerrero, sobre todo en la zona centro, el prelado, no dice nombres, pero el dominio en la geografía es de Isaac Navarrete Celis “El Señor de la I”, de Los Rojos --cártel escisión de los Beltrán Leyva--, y de Los Ardillos, fundado por Celso Ortega Rosas “La Ardilla”, ahora encabezado por  sus hijos Celso y Antonio Ortega Jiménez, de un total de 14 grupos delictivos en el estado  que gobierna Héctor Antonio Astudillo Flores del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Todo Guerrero está en manos del narcotráfico”, dice el obispo y agrega: “Hace dos años el Papa Francisco me mandó de la Diócesis de Huejutla a la de Chilapa de Alvarez, porque sabía de las condiciones de violencia que se viven en el estado”.
Rangel  Mendoza habló de Guerrero como gobierno fallido, sin control, sin orden, por eso la mediación y la negociación con el narco: “Soy un fraile franciscano, soy conciliador, estoy de acuerdo con la amnistía que propone Andrés Manuel López Obrador porque hay siete cárteles que se qui eren integrar a la sociedad, otros no, por eso la amnistía no es para todos”.
Para los habitantes de la Costa Grande, Costa Chica, Tierra Caliente, Chilpancingo, Chilapa de Alvarez --puerta de la sierra-- y Acapulco, la cohabitación y los acuerdos de civilidad con los cárteles y subgrupos criminales, es cosa de supervivencia.
Así lo describe el prelado de la diócesis Chilpancingo-Chilapa de Alvarez: “Tengo que negociar con ellos, me he sentado con los tres a conciliar que no se rompa la paz (relativa), que no maten a sacerdotes a religiosas y religiosos, que no se metan con nosotros, que no se rompan los acuerdos a los que llegan entre ellos, para evitar más violencia. No hay autoridad que meta orden”.
El señalamiento del prelado no es nuevo, y, como otras latitudes y tiempos, por ejemplo monseñor Miguel Patiño, de Apatzingán, señala a detalle el control de los criminales y la imperante necesidad de negociar directamente por la vida de sus ministros de culto y de sus fieles.
En un estado fallido, en un vacío total de autoridad con al menos 28 feminicidios en lo que va del año, y seis asesinatos en promedio diario, nada más en Chilapa de Alvarez, la población no tiene a quién acudir sino con los curas, los obispos… la Iglesia.
Hay tardanza en la Conferencia del Episcopado Mexicano del cardenal Francisco Robles Ortega para dar un posicionamiento con el obispo Rangel, con su negociación con los capos de la droga, en una zona número uno a nivel nacional, productora de amapola, heroína, morfina y opio.
“Chilapa está totalmente blindada por el Ejército, la Marina, la Policía Federal, si alguien entra y sale, ellos les abren la puerta”, y le pregunta Loret: “Quiere decir usted que están coludidos con los narcos”, a lo que responde el obispo: “Saque usted sus conclusiones”.
Para el enviado del Papa en la zona, las declaraciones del fiscal Xavier Olea Muñoz son distractores, pues los sacerdotes ejecutados Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jiménez fueron invitados a la fiesta de Juliantla para presentarlos con productores musicales, porque son músicos, y la reunión era de los familiares de Joan Sebastian.
Rechaza que hubiera grupos criminales del Estado de México, Morelos y Guerrero, como dice el fiscal. Si estaban ahí por qué no los agarraron.
El asesinato de los curas fue el mismo día en que el cardenal Carlos Aguiar Retes tomaba el báculo de la Arquidiócesis Primada de México de manos del cardenal Norberto Rivera Carrera, con la presencia del titular de Gobernación, Alfonso Navarrete, ese mismo día en la comida de celebración, la ejecución de los sacerdotes fue el comentario entre las decenas de obispos, arzobispos y cardenales presentes.
En el discurso en Catedral, Norberto fue firme en el reclamo de seguridad por la incontrolable violencia, un estilo que caracterizó a la Arquidiócesis y al semanario Desde la Fe de Hugo Valdemar Romero.
Una realidad que no puede ser matizada o descafeinada en los nuevos tiempos de la diócesis más importante de Latinoamérica, liderazgo natural de los territorios eclesiales de México.
Atroz el apocalipsis que vive Guerrero y la incompetencia de Héctor Astudillo, concentrado en los negocios familiares y en quitar del camino a todo el que le estorba para esos propósitos, el más destacado es el bloqueo que desde el Congreso hace para evitar el regreso a Chilpancingo del alcalde con licencia Marco Antonio Leyva Mena, quien puso el dedo sobre la llaga al exhibir al director de Seguridad Pública, Esteban Espinosa Montoya, impuesto por Astudillo Flores, acusado de entregar al crimen organizado a dos jóvenes, posteriormente ejecutados, y de señalar en lista negra a policías y personas ‘incómodas’ a los grupos criminales.
El mérito de Esteban Espinosa Montoya fue encabezar la escolta de Mercede Calvo Elizundia, esposa de Astudillo Flores.
En el último conteo del terror guerrerense están seis policías ejecutados el lunes en San Miguel Totolapan por la detención de familiares de Raybel Jacobo de Almonte “El Tequilero” en San Luis Potosí, la ejecución de la periodista Leslie Pamela Montenegro en Acapulco el fin de semana.
La aparición de 10 personas desmembradas y calcinadas en los últimos 10 días, algunas en Chilapa, entre los que se encuentran 5 artesanos indígenas de Veracruz. Habría que sumar las masacres en Acapulco y los feminicidios.
Guerrero es otro ejemplo del “Se los dije” que vivió Veracruz y Chihuahua con Javier y César Duarte, de Tamaulipas con Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, Quintana Roo de Roberto Borge, y ayer mismo Manuel Clouthier Carrillo, hijo del Maquío, señala en su cuenta de twitter @ClouthierManuel : “¿Quién es el secretario de estado del gobierno de Sinaloa (de Quirino Ordaz Coppel) que su nombramiento es concesión al narco?”. Otro que se los está diciendo, sin pelos en la lengua.

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