ARTÍCULO

Volvieron a desviar el agua
Edilberto Nava  García
El año que antecedió, a los apangueños nos fue como en feria, en feria de desgracias, pues como suele decirse, casi en fila se fueron al panteón muchos de los nuestros. Y arribó 2018 padeciendo los efectos de tanto desacierto de la autoridad municipal con su saqueo inmisericorde a las arcas públicas. Pero el 2 de marzo los habitantes de Zotoltitlán, tratando de presionar
para que la odiada alcaldesa les cumpla compromisos firmados, cortó el suministro del agua que surte a la cabecera municipal. Los afectados nos aguantamos una semana, pero las reservas de agua se agotaban y la gente hubo de organizarse y dirigirse al gobierno estatal para que atendiera el problema sin denunciar formalmente a quienes violando la ley, afectan gravemente a la población en general, a ancianos y niños, sanos y enfermos.
Apango, sin agua, decidió colocar barricadas, taponar la carretera que lleva y trae de Zotoltitlán. Sólo esa vía, leve afectación, porque dicha comunidad tiene salida hacia Hueyitlalpan y hacia La Esperanza. De ninguna manera quedaba incomunicado Zotoltitlán y por ello no expresan la mínima voluntad     para dejar pasar el agua hacia Apango. Empero, de un tiempo acá los grupos armados asolan ese lugar. Los habitantes son también víctimas de la delincuencia y de sus líderes que manipulando se imponen. Ahí se han cobrado 500 pesos a quienes no se ciñen a lo dictado por esos cabecillas. Esta vez se afirma que impusieron multa de 300 pesos a los que no apoyaran el corte de agua a la cabecera municipal, como presión para obligar a la presidenta municipal. No les importa. Ellos saben que la presidenta no es el pueblo, pero deciden quitar el agua al pueblo sin tener culpa de que la autoridad incumpla con sus compromisos. Ellos quieren dinero y exigen 500 pesos por cada toma que se tenga en Apango.
Se dio la ejecución de Ricardo Fiscal Estrada y la de su hijo en jueves, apenas iniciada la tarde. De inmediato comenzó a culparse a los inconformes de Apango. Nada que ver con ese acto criminal. En horas se aclaró el hecho sangriento, pero mientras, en Apango se dio la incertidumbre y la zozobra. Ese día una comisión había acudido a palacio de gobierno en Chilpancingo y al retornar convocó para informar. Luego se dispersó la gente. Los de la comisión informaron que si acudían las fuerzas de seguridad del estado y los militares abrirían la carretera. Fue evidente que preocupó más a los de la comisión, que el ministro católico pidió paso para ir a celebrar misa de cuerpo presente; quería que fueran a quitar las barricadas para poder pasar.
El próximo martes se analizarán las nuevas condiciones del conflicto. Mientras, ha iniciado la semana que llaman mayor y hay quienes celebran que el congreso no le haya concedido licencia a la presidenta municipal para permanecer tres años más en el cargo, apropiándose de mil formas los dineros del municipio.

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