lunes, 26 de marzo de 2018

COLUMNA

COSMOS
Héctor Contreras Organista
Alguna ocasión, en mí ya muy lejana juventud, fui enviado a Técpan de Galeana a grabar para la estación de radio XELI, de Chilpancingo el programa oficial de aniversario del natalicio del General Hermenegildo Galeana y me pidieron en la emisora que hiciera entrevistas.
Terminando el programa, que me tocó en él hacerla de Maestro de Ceremonias, me disponía a hacer entrevistas al presidente municipal y a los diputados y me preocupó lo fundamental: ¿Qué les voy
a preguntar?
Creo que de inmediato encontré a satisfacción la respuesta: Voy a preguntar lo que a la gente le gustaría saber de ellos. Así lo hice y me dio resultado.
Después, entre los entrevistados en ese tipo de eventos, en Ixcateopan tuve la fortuna de entrevistar a doña Eulalia Guzmán, “la descubridora de los restos de Cuauhtémoc”, bajo el altar mayor de la iglesia de ese lugar y viví una gran experiencia con esa entrevista que mucho me ha servido al paso de los años para dialogar con infinidad de personajes tanto del mundo artístico como cultural, deportistas, etcétera.
He hecho el comentario anterior a propósito, porque a este punto pretendo llegar en cuanto Géneros Periodísticos se refiere: La Entrevista.
Para ello, y lo digo sin ninguna pretensión, he leído cientos de entrevistas en periódicos, revistas y libros, y he observado en la televisión y las he escuchado en radio, y de ellas, obviamente, mucho he aprendido. No sólo he leído sino que he “estudiado” a los informadores de cómo ejercen el periodismo en una de las actividades más apasionantes de la información o del quehacer periodístico.
Considero que el periodista, para practicar o trabajar la entrevista con inmejorables resultados, debe, por principios de cuentas obedecer un principio fundamental: Ser respetuoso con la persona que entrevista.
El entrevistador, además de su comportamiento respetuoso, debe ser inteligente, analítico, perceptivo a las respuestas que le están dando y ya tener preparada su siguiente pregunta.
Omitir la ansiedad para no interrumpir a quien está contestado. A veces, el periodista supone que con las primeras expresiones que le ofrecen, “ya tiene la nota”. Eso es una falacia. Si no hay humildad y tolerancia para entrevistar, mejor que se dediquen a otra cosa, por un simple motivo: “La Nota” o La Noticia, puede surgir (y casi siempre así sucede) en el desarrollo que el entrevistado hace de su exposición.
Nunca pretender encimar una pregunta a otra, interrumpiendo al entrevistado. Dejarlo a que termine de decir lo que tenga que exponer.
Jamás el entrevistador debe convertirse en “consejero” u “orientador” de su interlocutor y mucho menos insultarlo o comportarse como un patán, o sujeto ignorante y “corriente” y exhibir su miseria moral y falto de ética pretendiendo debatir con su invitado.
El entrevistador siempre tiene que colocarse como el informador profesional que está preguntando lo que su público o su auditorio quiere saber y necesita saber del entrevistado.
Terminando la entrevista, o antes, salir de prisa de la entrevista con aires de rey. Muchas veces lo hemos experimentado, que al término de la entrevista y ya fuera de grabación o de anotaciones, en la charla con el entrevistado además de abundar en la información puede dar “la nota”.
Viene esto a cuento porque ahora es muy frecuente ver, escuchar o leer que el periodista pretende ser el protagonista de la información. El dueño de la verdad y que solamente su opinión vale. Si es así, ¿qué objeto tiene la entrevista?
Abundan ahora, en el proceso electoral para cambio de autoridades federales en México, “periodistas” que evidentemente están al servicio del gobierno y de su partido político. Toman partido. Se convierten en los vocingleros del gobierno y del partido político y llaman a entrevista a candidatos que son oposición y a la hora de los cuestionamientos quisieran despedazarlos, hacerlos trizas. Y ese comportamiento “atípico” se convierte en un insulto al periodismo, en una falta de respeto al público y un algo que no es periodismo sino barbajanería y estupidez.

1 comentario:

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