martes, 17 de abril de 2018

ARTÍCULO

La lectura en la actualidad
Apolinar Castrejón Marino
En México, la Secretaria de Educación Pública, y muchas otras dependencias del sector de la cultura, que tienen a su cargo fomentar el uso del libro y las bibliotecas, han tenido flacos resultados ¿Por qué será?
Muchas campañas oficiales son buenas, pero otras son una verdadera afrenta. Salas de Lectura, Libros del rincón, 15 minutos, y Pétrea un libro son grandes esfuerzos que consumen un gran presupuesto y a pesar de eso, 70 % de los mexicanos no lee. Y quienes si lo hacen, tienen como motivación, la búsqueda de conocimientos generales, historia, ciencias, artes ¿Qué tanto de esto hay en las librerías y bibliotecas?
Según nuestras fuentes de información los libros más vendidos en esta tempor
ada son:
Adivina o te devoro: El enigma de los símbolos. De Pablo Soler Frost.
Como entender a mi hijo adolescente. De Bárbara Tovar.
Amor y otras palabras extrañas. De Erin McCahan.
Amor, zombis y otras desgracias. De José Luis Trueba Lara.
¡A Huevo! Kuala Lumpur. De Jorge López Páez.
Apóstoles. Historia y leyenda de los doce apóstoles. De Tom bissell.
Así no podemos seguir: política, energía y medio ambiente. De Raul Sohor.
Azotes y caricias: una historia irreverente de sexo.
Biciosos: ¿Por qué vamos en bici? De Pedro bravo.
El panorama de las librerías y de las bibliotecas es deprimente: según la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en el país existen 1204 puntos de venta de libros, pero sólo 500 son librerías, donde hay empleados que pueden guiar a los clientes en la búsqueda de obras y autores.
Carlos Anaya, el presidente de la Caniem afirma que en los otros puntos de venta se dedican a vender libros de texto, y a hacer negocios con las escuelas y con los maestros.
Pero a las estadísticas les falta veracidad, porque no coinciden el número de libros publicados, con los libros que los editores dicen que venden. Y ninguno de los números coincide con la cifra de libros que la gente dice que lee. Esto es muy comprensible, porque generalmente, nadie confiesa que no lee. Y llegan a extremo de inventar algún
libro que asegura que leyó, aunque no recuerde cual era el título, mucho menos el autor. Como sucedió con el Presidente de la República ¿Recuerda usted?
Según el investigador Luis Felipe Lomeli, de la UNAM, una complicación de la no lectura en México es porque 32 millones de mexicanos cuentan con escolaridad inferior a la secundaria.
Y según Federico Anaya, quien colaboró en la Encuesta Nacional de Lectura de 2015, “…la gente lee, pero no lee libros porque no hay dónde encontrarlos. Revela que ni el número ni los acervos de las bibliotecas son suficientes para cubrir este vacío”.
Pero el panorama de la lectura no es sombrío en todos sus puntos. El ejemplo más claro es la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la segunda más importante del mundo. Aquí se pone en evidencia que México es el principal país hispanohablante en cuanto a producción de libros en Latinoamérica, con casi 30 mil títulos publicados anualmente.
La librera Inma Gutiérrez, quien ha participado durante 6 años consecutivos, señala que uno de los principales problemas para la supervivencia de las librerías es que el libro goza de una tasa cero de impuestos, pero su venta no. Todos los gastos por la renta de un local, transporte y salario del personal, generan un incremento que no pueden transferirse a los clientes, y esto reduce bastante los márgenes de ganancia.
A esto, hay que sumar otros obstáculos como la fotocopia de materiales, la piratería, y el robo. El lector mexicano es particularmente fiel y cuando cierran “su librería”, no va a otras; por eso han desaparecido las librerías pequeñas e independientes.
Sin embargo, la publicación de libros electrónicos, no han incidido, ni en los bajos índices de lectura, ni en las ventas. Su poca penetración del 3% en el mercado se debe a que depende de equipos electrónicos como computadoras y tabletas, y a Internet. Los programas de lectura gratuita han evolucionado de libros mal escaneados, formatos que presentan dificultades para compartir, descargar y enviar, hasta libros verdaderamente digitales.
“Libros electrónicos 2012” fue un excelente programa con un acervo de 2,000 libros bien seleccionados, organizados en 20 categorías. “Biblioteca sin Papel” fue un proyecto muy ambicioso de 8 mil libros, pero que se distribuyó en forma de un disco duro externo, muy difícil de “accesar”, por que utiliza apps muy “pesadas”. El equipo en que se pretenda leer el libro, debe tener instalado el programa PDF (Formato de archivo portable)
Se trata de libros muy mal escaneados, en blanco y negro, en tamaño de 250 % que no caben en la pantalla. La selección fue hecha seguramente por bibliófilos, porque los criterios resultan poco prácticos: ¿Quién va a leer las obras completas de William Shakespeare en inglés, o libros incunables?
El programa de “Digita Lee” contiene libros verdaderamente digitales, muy bien seleccionados entre los más recientemente publicados, y los de mayores ventas. Solo un inconveniente: hay que registrarse para conseguir una clave y luego solicitar el o los libros en préstamos, hasta por 15 días y ser muy puntual en la devolución para evitar sanciones.
La gente está muy acostumbrada a localizar un libro en internet y luego descargarlo ¿Para qué inscribirse y registrarse, y luego solicitar los libros?

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