martes, 8 de mayo de 2018

COLUMNA

De Frente
Miguel Ángel Mata Mata
La llegada de René Juárez Cisneros al PRI y el regreso de las izquierdas institucionales
Las siete leyes de la filosofía hermética nos hablan del ser humano y su relación con el universo. Como es arriba es abajo, nos dice una de ellas. Otra nos habla del ritmo: en el universo, como en las sociedades y el ser humano, la armonía es como un péndulo que oscila entre la izquierda, centro, derecha, centro, izquierda. Y así.
Alguna vez, en la época del partido hegemónico en México, Jesús Reyes Heroles planteó que el sistema político mexicano era como una de esas leyes. Se mantenía firme porque oscilaba, como el péndulo, cada seis años. Un presidente de izquierda fue Lázaro Cárdenas. Le siguió un
o de centro, Miguel Alemán. Luego uno de derecha, Adolfo López Mateos.
Y así, hasta que el partido de Estado se gastó y en 1980 comenzó la escisión de las izquierdas del partido en el gobierno ante el avasallamiento de las derechas que dieron vigor al partido mayormente viejo de éste país, el confesional Acción Nacional.
A las izquierdas les nacieron muchos hijitos. A las derechas también. Se rompió el ritmo. Se rompió el Kybalion.
¿Qué son izquierdas y qué son derechas? La definición clásica es la que sostiene que al constituirse la Republica en Francia, en el parlamento, aparecieron dos segmentos: los que pedían la desaparición de todos los privilegios de la nobleza a la izquierda y los partidarios del Rey a la derecha. Al final ganaron las izquierdas y le cortaron la cabeza a María Antonieta, a los privilegios y, con ello, desapareció la monarquía en Francia.
La historia registra que luego aparecieron dos corrientes ideológicas que representan a ambos hemisferios de la geometría política liberal: la social democracia, a la izquierda y la democracia cristiana a la derecha. En cada país, en donde existen repúblicas parecidas a la francesa, existe un partido para cada una de esas corrientes. La excepción es México.
Aquí pertenecen formalmente a la social democracia dos partidos: el de la Revolución Democrática y el Revolucionario Institucional. Cuauhtémoc Cárdenas fue representante del PRD ante esa corriente por muchos años y por el PRI fue Beatriz Paredes Rangel. Dicen coincidir con esa ideología otros partidos: Movimiento Ciudadano y el Movimiento de Regeneración Nacional.
Democratacristianos son los panistas, de manera formal y dicen coincidir con esa ideología partidos como Encuentro Social.
Hay nostálgicos que sueñan con el regreso del comunismo, como es el caso del Partido del Trabajo, incluido en la nómina de Corea del Norte.
Éste rollo mareador es la introducción a una pregunta: ¿Qué pasó en el Partido Revolucionario Institucional? ¿Por qué el golpe de timón? ¿Por qué la llegada del ex gobernador René Juárez Cisneros a mitad de una campaña en donde todas las encuestas otorgan un tercer lugar, y hacia abajo, a su candidato presidencial?
El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y actual secretario de salud, José Narro, logró resumir en pocas palabras lo que pasa en México: la irritación social es un asunto de salud pública.
La ausencia de equilibrios y haber roto el ritmo entre izquierdas y derechas que permitió en México un desarrollo estabilizador, en el siglo pasado, e invocado por Andrés Manuel López Obrador, es la causa de esa irritación social.
La derecha se ha quedado con todo desde 1980, cuando el hartazgo con el populismo de José López Portillo, el mesianismo de Luis Echeverría y el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz llevaron a los ciudadanos a dar su voto a las derechas cuya cúspide lograron con la llegada a la presidencia de Vicente Fox y Felipe Calderón, representantes puros de la democracia cristiana.
René Juárez Cisneros fue albañil en la desaparecida SCT, que abría caminos en la región de La Montaña de Guerrero; fue mesero en los restaurantes de la playa de Acapulco. Es egresado de una de las universidades mayormente populares del país, la Autónoma de Guerrero y aun así se convirtió en alcalde de Acapulco, gobernador de Guerrero, senador, subsecretario de Gobernación y ahora dirigente nacional de su partido.
La llegada de éste hombre, producto de la cultura del esfuerzo, en lugar de un dirigente anodino que llegó por el camino del privilegio, implica el regreso de los duros de izquierda del PRI que decidieron quedarse en ese partido desde la década de los años 80 del siglo pasado. ¿Recuerdan que en Francia los que apoyaban los privilegios estaban a la derecha y quienes los rechazaban a la izquierda? Éste es un caso.
Las encuestas no ganan elecciones. Eso es claro y contundente. La ganan los partidos que tengan mayor estructura que lleve a la gente a las urnas. Eso lo puede hacer cualquiera cuando hay dinero en la maleta. Lo pudo haber hecho Ochoa Reza. Pero no se trata de eso.
Juárez, contrario al grupo de los privilegios, representa a los priístas duros al que están identificados, por ejemplo, Emilio Gamboa Patrón o Miguel Ángel Osorio Chong. Ellos representan a esa estructura priísta que lleva votos, lo mismo que tira línea para ganar encuestas. O no lleva votos y tira línea para perder encuestas. Los viejos mapaches, hoy llamados operadores electorales, entenderán.
¿Quiénes han sentido la calidez con que los priístas reciben a Osorio y la frialdad con que aceptan al candidato Mead?
Ese es el asunto: no se trata de quién gane la elección presidencial. A final de cuentas serán casi tres mil seiscientas elecciones. Desde alcaldes, diputados locales, federales, senadores, gobernadores y presidente de México. Se trata del rumbo del país.
Supongamos que las encuestas sí ganan. O supongamos que no ganan. Los duros de un PRI que se ha ubicado al centro pactarán con el ganador el rumbo económico. Y nomás hay de dos sopas: la izquierda o la derecha. Los privilegios o los no privilegios. Es el rumbo del país.
¿Con quién pactarían los duros del PRI que controlan a ocho millones de personas en su estructura electoral?
Otra ley del Kybalion sostiene que, en el universo, como en las sociedades y en nuestro cuerpo, todo vibra, todo está en constante movimiento. Nada está quieto. Tal parece que, al moverse las cosas, regresa la teoría del péndulo y el país se moverá ¿a la izquierda? ¿Al centro? Pero ya no a la derecha. Es insostenible.
Aquí hablamos de recuperar armonía, equilibrio y el movimiento universal constante. Hablamos tan solo de tres, de las siete leyes del Kybalion. Quien entienda otra cosa estará equivocado. Aunque… quien sepa leer, entenderá.
Disponible en: https://sintesisdeguerrero.com.mx/2018/05/05/de-frente-la-llegada-de-rene-juarez-cisneros-al-pri-y-el-regreso-de-las-izquierdas-institucionales/

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