viernes, 11 de mayo de 2018

NOTA

Pone violencia en jaque
a las pozolerías, alertan
Luis Jijón León.--Las pozolerías de Chilpancingo registran pérdidas de hasta el 50 por ciento en ventas a causa de la violencia, lo cual ha llevado a los comerciantes a recorrer sus horarios de servicio hasta las siete de la noche.
Además de la violencia, se han enfrentado a la falta de apoyo de las autoridades para rescatar e impulsar los negocios que han dado identidad a Chilpancingo con su jueves pozolero, repro
chó la integrante del comité de la Feria del Pozole y el Mezcal, Ángela Memije Alarcón.
El día de ayer jueves se llevó a cabo la inauguración de la edición número 13 del Festival del Pozole y el Mezcal en las instalaciones de la feria en la colonia Los Ángeles, zona de la ciudad donde de manera frecuente se registran ejecuciones y balaceras.
El evento se desarrolló sin ninguna actividad cultural ni artística, a la inauguración asistió el segundo síndico procurador Miguel Ángel Hernández Gómez, la delegada de Turismo en la zona Centro, Yamilet Payán Sánchez y algunos funcionarios municipales. Ninguno de los 12 regidores asistió.
Luego del corte de listón los funcionarios recorrieron los negocios los cuales lucieron vacíos.
En entrevista Memije Alarcón quien desde hace más de 50 años su familia se dedica a la vente de pozole en Chilpancingo dijo que las pozolerías han sido uno de los sectores afectados por la violencia debido a que la gente prefiere no salir y las ventas han caído hasta en un 50 por ciento y han recorrido sus horarios de servicio.
Dijo que en Chilpancingo los negocios de todos los giros se han visto afectados por la violencia, y en el caso de las pozolerías apenas y sobreviven.
“Nosotros hemos tenido mayor precaución en cerrar más temprano porque la gente ya no quiere estar en las calles en la noche”, dijo.    Explicó que en el negocio de su madre Socorro Alarcón Aponte quien es la tercera generación de la familia que se dedica a la vente del pozole, recorrieron su horario y haya clientes o no, cierran a las siete de la noche.
Años atrás dijo, su madre vendía pozole blanco desde la noche del miércoles, y los jueves hasta que el último cliente se fuera.
“La situación es preocupante. Realmente la gente que amamos esta tradición y está costumbre seguimos porque de alguna forma queremos colaborar y no dejarnos aplastar por todas las situaciones que ocurren”, dijo.
“Nos mantenemos para seguir siendo un espacio de convivencia de las familias a las pozolerías van la mamá, el papá los hijos, es un ambiente familiar donde se reúnen todos”.
Reprochó que además de la violencia se tengan que enfrentar a la falta de atención de las autoridades.
En 2017 un grupo de propietarios de pozolerías acudieron al Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (FONAES) y al Instituto Guerrerense del Emprendedor en busca de apoyos para impulsar sus negocios, pero se los negaron bajo el argumento de que no había recursos para dicho rubro.
El año pasado el alcalde con licencia Marco Antonio Leyva Mena anunció la inversión de recursos para restaurar las pozolerías más antiguas y el proyecto iniciaría con 10 establecimientos, sin embargo, Memije Alarcón aseguró que no se llevó a cabo.
En edición número 13 del festival solo participan 11 pozolerías debido a que en las instalaciones de la feria fueron reubicadas dos escuelas.
Memije Alarcón reconoció que ante la falta de eventos culturales y artísticos en el festival en algunas ocasiones no recuperan ni el dinero invertido.
De acuerdo con el síndico Miguel Ángel Hernández Gómez se establecieron medidas de seguridad con los tres órdenes de gobierno para garantizar la seguridad de los asistentes. (bajopalabra.com.mx).

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