lunes, 23 de julio de 2018

ARTÍCULO

Perlas del catolicismo
Edilberto Nava García
El sábado, se anunció en el pueblo que hoy se llevará a cabo una colecta para subir a Tepantepec en petición de lluvia, pues en Apango llevamos más de diez días de interrumpidas las lluvias, que las cultivos de maíz semejan cebollas en sequedad.
En tanto, hoy por la mañana, igual por aparato de sonido, se invita a presenciar una pelea de gallos como inicio de la festividad al Santo Patrón Sr. Santiago, y como es costumbre, anunciarán corr
ida de toros, porque el catolicismo es muy dado a divertirse con el sufrir y sacrificio de los animales. ¡Qué contrariedad! Y cuánto desamor por los seres vivos, sólo por diversión. Esto se parece a los que se divierten cazando venados, pues teniendo dinero, lo gastan comprando armas y parque para ver si tienen buen pulso, pues la carne la pueden comprar. Hay quienes cazan realmente por necesidad. Eso último Dios lo sabe, lo ve y tal vez no tenga consecuencias negativas.
El problema es que el catolicismo pervive de lo profano, de la ignorancia y cultiva la fe ciega. Por eso los sacerdotes callan ante tales prácticas y discretamente las cultivan, porque sin cohetes, sin flores, velas y sobre todo sin bebidas alcohólicas, el catolicismo ya hubiese desaparecido.
Alguien quiere hacer pelear allá en el otro mundo a los santos Francisco de Asís y Señor Santiago, porque, que se sepa, Apango, desde la conquista espiritual en 1531 no ha cambiado de Santo Patrón. Esto se parece mucho al burlón que pasa donde platican tres ciegos, los saluda, y de pronto dice, bueno te doy esto; luego se lo reparten, añade y se retira. Lo cierto es que no dio un céntimo, por lo que instantes más tarde, los ciegos se pelean, creyendo que uno de ellos se queda con el dinero que aquel burlón dijo haber dado.
Pero eso no es todo. En Apango, alguien, quien sabe si con malicia, dio una imagen también del apóstol Santiago y ya le hicieron su capillita a un lado de donde se coloca la tranca sobre la carretera a Zotoltitlán. A lo mejor es para dispersar la fe. ¡Salud!

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