miércoles, 15 de agosto de 2018

ARTÍCULO

Vale mucho la honradez
Edilberto Nava García
Habrá quienes digan que son minucias, pero hasta los grandes Capos inician por minucias, por delitos casi insignificantes. Ahora se aplaude y elogia a los grandes mafiosos, a los narcotraficantes, a los criminales desalmados, hasta hay compositores que, por dinero, les componen canciones y corridos. Se contribuye así al aumento y predominio de la mald
ad.
No, en ese sentido estamos muy mal, porque no enaltecemos la honradez, el bien, la solidaridad e incluso la conmisceración. Consciente de que honrar, honra, describo una minucia.
El lunes siete del corriente mes, por apresuramiento debido a la cercana lluvia, olvidamos mi esposa y yo dos utensilios de trabajo casi en el camino. Visibles pues, pero a los tres días que los busqué en casa, no los hallé; estuvimos creídos que los habíamos traído a casa. No, no había sido así. Por si las dudas, me trasladé al lugar y, como es lógico, ya no hallé nada. Ello fortaleció mi convicción de que no habían quedado donde los usamos. Los dimos por perdidos o como se dice, ya habían cambiado de dueño.
Empero el domingo 12 por la tarde, decidimos, concluir el trabajo pendiente con otras herramientas, cuando de pronto pasa Paulino Lázaro Rojas y de buenas a primeras nos pregunta si son nuestros un azadón y una barretilla. Refirió que las pasó dos veces y a la tercera optó por llevarlas al predio donde tiene sus animales. Le dijimos sí son nuestras. Ya estaba oscureciendo, por lo que dijo que al día siguiente, al ir a dar de comer a sus animales los traería para entregárnoslos. Y así fue. Es un acto de honradez y por ello alabo y hago honra de un hombre humilde, sencillo, pero sobre todo, respetuoso de lo ajeno, Debo decir que tuvo la delicadeza de llevar dichos utensilios de trabajo hasta nuestro domicilio.
¿Que indica tan loable conducta? Que en la sociedad hay personas honradas, pero las ignoramos y hasta las menospreciamos, cuando debiera ser todo lo contrario. La conducta de Paulino Lázaro es un ejemplo para sus hijos, nietos y para muchos de nosotros. En Apango, a menudo se anuncia del extravío de bicicletas, señal de la falta de respeto por lo ajeno y debiera avergonzarnos tal conducta. Sé que dirán, muchos roban por miles y miles de pesos y nadie los castiga. También es cierto, pero si aspiramos a vivir en paz con nuestra conciencia, comencemos por nosotros mismos. Hace más de un siglo, un indio que escaló las alturas en su humildad y del escarnio de que fue objeto, Juárez dijo: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Juárez predicó siempre con su ejemplo. ¡Salud!

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