lunes, 10 de septiembre de 2018

ARTÍCULO

Los pesados silencios
en el Día del Periodista
Adriana Esthela Flores / México
Imagino que mi entrañable amiga Carels no olvidará aquel día cuando, trabajando en la combativa Telesur, allá en nuestra pasionaria Caracas, me felicitó por el día del periodista.
“¿Felicitarme?”, le dije, con ese tono de amargura ya característico en mí, “si los periodistas mexicanos no tenemos nada qué celebrar”.
Y este 8 de septiembre, ya instalada acá en México, lo refrendo aun más con el insoportable silencio de la directiva del Periódico El Sur sobre el súbito despido de 13 de sus trabajadores –se espera que sean siete más- argumentando razones económicas y sin dar explicación algun
a a sus fieles lectoras y lectores.
El desempleo de periodistas siempre es doloroso, sobre cuando se quedan en la calle voces críticas y comprometidas con la lucha social en un estado tan convulso como el de Guerrero (uno de los más pobres de este país).
Y es doblemente doloroso cuando las circunstancias del despido son injustas en un medio caracterizado por ser uno de los principales –sino el principal- canal de denuncia de todas las arbitrariedades y violaciones a derechos humanos que se cometen a diario, como si fueran una trágica costumbre, en esa entidad.
Hablé con uno de los despedidos, el muy querido y reconocido fotoperiodista Eric Chavelas.
Según el relato que también difundió en sus redes, fue el pasado 14 de agosto cuando el director del periódico, Juan Angulo, informó en una reunión con trabajadores en Chilpancingo, que la empresa atraviesa por una grave crisis económica provocada por la reducción del convenio de publicidad institucional del gobierno de Guerrero, que encabeza Héctor Astudillo; y por la falta de pago del convenio por parte del Ayuntamiento de Acapulco, que gobiera Evodio Velázquez.
Eric narra en su texto que, ante esta situación, el periódico se vio forzado a tomar medidas drásticas de austeridad que apuntaron hacia el eslabón más importante en la cadena informativa y, paradójicamente, el más débil a la hora de esta toma de decisiones económicas: el de la plantilla de reporteros, fotógrafos, editores y asistentes. Y ahí comenzó un suplicio laboral para los compañeros periodistas.
“En mi caso, me despiden hoy (el sábado pasado), después de que se hizo la carta de los compañeros y fui a entregarla. Me despiden en represalia y al día siguiente me mandan mi orden de trabajo, que me presente a la sala de edición. Llego al periódico y le dije a la Jefa de Información. ¿De qué se trata?”.
Lo mismo le ocurrió a otras dos compañeras quienes, luego de su despido, ya ni siquiera pudieron entrar libremente al diario que siempre mantenía sus puertas abiertas para los trabajadores. Tuvieron que tocar.
Otra periodista fue despedida también a pesar de que está embarazada. A otro de los compañeros le avisaron sobre su despido desde el mes de julio, pero no le han notificado de su liquidación.
Y hay una reportera más, originaria de otro municipio, Chilapa, a quien la directiva del periódico la llevó a trabajar a Chilpancingo y ahora no tiene ni el trabajo ni los medios para continuar en la capital del estado.
Con Eric, el trato también ha sido injusto: la directiva solo le reconoce ocho años de antigüedad cuando, en realidad, lleva 21 años trabajando en ella, con reconocimientos nacionales a su cobertura y también con su lealtad hacia un medio considerado la pluma combativa del estado.
En dos ocasiones, recuerda Eric, se solidarizó con el diario al no devengar un salario durante un año y vivir con ingresos como freelance; y cuando consiguió varios convenios de publicidad con municipios sin cobrar la comisión correspondiente.
El Sur es, pues, un medio hecho con reporteros que trabajan con el motor del corazón y de la indignación –el periódico y su versión digital se volvieron referentes del periodismo guerrerense, por sus continuas y bien sustentadas notas sobre la realidad de violencia que enfrenta la entidad-y ahora se convirtió en autor de injusticias contra sus mismos trabajadores.
Hay un segundo hecho: el argumento de la crisis económica se contrapone con decisiones recientes de la empresa. Hace apenas unos días, señala Eric, en el directorio del periódico aparece como directora de las oficinas en la Ciudad de México Viétnika Batres, hermana del presidente del Senado, Martí.
A esto se suma, hace dos años, la contratación de personal para la edición digital que le daría un impulso al medio en esta plataforma.
Y el remate: en la junta del 14 de agosto, el director aseguró que se publicaría un desplegado para dar a conocer a las lectoras y lectores la situación económica del diario y las medidas aplicadas para su supervivencia. Hasta ahora, esto no ha ocurrido.
“Queremos que informe a la audiencia lo que ocurre, porque el diario no pertenece a la empresa, es de la sociedad a la que informa. Que el consejo de accionistas se pronuncie. Pedimos que el gobernador fije postura y el alcalde de Acapulco, porque tememos que esto sea el inicio de una ola de despidos en otros medios y que se empiece con este mensaje, con el periódico del pueblo”.
En el comunicado de Eric, apoyado por la Asociación de Periodistas del Estado de Guerrero, se habla claro del impacto de estas decisiones en el derecho de la sociedad guerrerense a estar informada:
“Esta es una forma más de vulnerar la libertad de expresión y pone en situación de grave riesgo al desempeño periodístico. Se vulnera el derecho a la información y se violenta a quien ejerce esta profesión de alto riesgo. Señalamos la política represiva del gobernador Héctor Astudillo y del alcalde Evodio Velazquez, que atacan la libertad de expresión que representa la línea editorial del periódico El Sur y contra los derechos humanos de los trabajadores”.
Eric ni siquiera busca quedarse en el medio: “No estoy pidiendo un monumento, solo que me liquiden conforme a la ley y me reconozcan los 21 años de antigüedad”.
Y vía redes, parte de la ciudadanía guerrerense también fija postura: Ya no compremos El Sur.
En los callejones de la rumorología, se habla de que esto tiene relación con el anuncio del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de que habrá recorte a la publicidad oficial de la que depende buena parte de los medios en todo el país.
Le pregunto a Eric: “Ya le echan la culpa y el señor aun no se sienta. Primero que llegue”, responde.
Hasta ahora, no hay explicaciones. Y el silencio oficial se contrapone con el reclamo en la calle.
A esto se suma la falta de recursos para el Mecanismo de Protección a Periodistas, los despidos en otros medios, los amagos.
Es apenas un preludio.(GeilloWeb).

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