lunes, 1 de octubre de 2018

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Nuevos alcaldes que suplen a sus colegas, el sábado 29 y domingo 30 de septiembre del  2018, en el estado de Guerrero
Como en todo ritual que se precie, como cada tres años en la toma de protesta de alcaldes y alcaldesas, o bien como ocurre en las diputaciones y otros espacios de representación popular, quien tiene más de 20 años en el ejercicio periodístico ha podido apreciar que, todos esos protocolos guardan la esencia de una renovación, pensando siempre en términos generales en satisfacer las expectativas de quienes fueron convencidos para elegirlos y elegirlas. Dicha investidura es una responsabilidad para el hombre o la mujer que desearon asumirla, con todos sus compromisos al igual que sus riesgos. En cada toma de protesta el discurso de quien toma protesta ante su pueblo, busc
a generar un mensaje de unidad, fortaleza, mucho trabajo individual, esfuerzo colectivo, sacrificio, prometiendo mucho desarrollo, armonía y paz. Sin embargo, el camino no siempre es de terciopelo, pues suele sufrir modificaciones, en ocasiones por alguno de los integrantes del gabinete, en ocasiones del equipo y otros porque son decisiones demasiado particulares de quien es el alcalde o alcaldesa, según sea el género. Como en todo procedimiento de toma de protesta, aunque es sitio común decir que son varias regiones del estado, con sus particulares características, el eje transformador que defina el alcalde se notará casi de inmediato, siendo siempre aquellos que afectan sensiblemente a las masas de personas, como es el agua, la basura y primordialmente la seguridad pública, debido a que estamos en cambios de administración federal que invariablemente tienen   efectos colaterales en los estados, sin que nuestro Guerrero se sustraiga de lo anterior. Los problemas de los municipios no cambian mucho, porque no son combatidos con pasión, sino que los programas rectores de los alcaldes y alcaldesas han sido de efectivismo, de corto plazo, y en ocasiones solamente de cosmética, al menos esto es a lo que nos tenía acostumbrado el PRI a lo largo de los años, posteriormente el Partido Acción Nacional, partido al que gracias a él, nuestro jefe supremo o sea el presidente Felipe Calderón nos metió en una guerra que verdaderamente ha ocasionado secuelas que tuvo que aguantar su relevo, el priísta Enrique Peña Nieto, quien no quiso modificar esa estrategia y está pagando con creces esa omisión, aunque dicho desprestigio no le interesa pues ya prepara maletas para irse mucho a la China, creo. Y digo, esos programas de gobierno fueron de escasa duración  y efectividad pues siempre se consideró que no habría una alternancia en el poder que propusiera en sus discursos, ni de chiste, el combate a la corrupción y a la impunidad, es por eso que ahora tenemos un gobierno de transición alterno, cuyo presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene varios propósitos de cambiar el sistema de gobierno al que nos conducían. Quiérase que no, pero AMLO tiene verdaderos retos que tendrá que cumplir tomando su propia protesta como presidente de México y dando paso al proceso de una transformación, esto es lo que todavía se guarda como expectativa y esperanza. De esa manera es que todas y todos los alcaldes que tomaron protesta el sábado 29 y el domingo 30 de septiembre ofrecieron alternativas para mejorar el entorno de sus municipios, de la gente que creyó en ellos, por lo que no podrán desairarlos, además que ahora se tiene a un presidente  electo de México que sabe escuchar, sabe atender y está con una respuesta de esperanza para ese pueblo tan lastimado, humillado y sojuzgado que le dio dar esa oportunidad, y en consecuencia él no puede quedar mal. Y en consecuencia quienes el fin de semana tomaron protesta como presidentes municipales en el estado de Guerrero, hombres y mujeres tienen que atender sus propias promesas en campaña, que se hagan realidad, porque ahora el pueblo en lugar de demandarlo ya sabe que puede castigar por el método de elecciones, aunque existen otras maneras, pero que particularmente no propongo como forma de manifestar enojo ante la falta de cumplimiento a la palabra, como la vía armada, por mencionar una manera.

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