COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA

2 de octubre de 2018: Por primera vez en 50 años, se iza la Bandera Mexicana a media asta, en la plaza de la Constitución, en la ciudad de México.
En el muro de honor de la Cámara a de Diputados se devela la leyenda a “Al Movimiento Estudiantil de 1968”.
1968 es el parteaguas del país para escribir la nueva historia que viene a converger en este 1918, con el arribo al poder de un partido político de izquierda, y, aunque parezca increíble, tuvie

ron que transcurrir 50 largos años de lucha para que se diera a México un nuevo rumbo con un presidente de la república no priísta.
Por primera vez, un próximo presidente de México, en la plaza de las Tres Culturales pronuncia la palabra Democracia, correctamente, porque por primera vez no suena a falacia, no forma parte de un discurso político hueco y se habla de los Derechos del Hombre, de los Derechos de los mexicanos, a la Salud, a la Cultura, a todo lo que se le ha negado en más de ochenta tricolores años.
Por tierras del sur, mientras tanto, en 81 casos se produjo el cambio de autoridades municipales. Los alcaldes salientes están a unas horas de haber entregado el poder a sus relevos y ya son ciudadanos comunes y corrientes, ya no tienen poder.
Bien o mal, ya concluyeron sus respetivos gobiernos, pero ahora hay quienes, desde el poder, quieren hincarles el diente señalándolos de rateros, de pillos, de que dejaron vacías las arcas, de que no hicieron obras.
¿Para qué?, ¿qué caso tiene?
Esos señalamientos y comprobaciones de raterías, si las había, tendría que habérseles demostrado en el momento que los presuntos hurtos se cometieron y encerrar en las cárceles a quienes robaban los dineros del pueblo. Pero, ¿fincarles responsabilidades a toro pasado? Eso no sólo es un asunto de leguleyos sino de payasos baratos que quieren elevarse en protagonismos a costillas de ridiculeces.
Ya viene el día de San Francisco, ojalá que los tiempos cambien y no tengamos que ver nuevamente en la pozolada del barrio el día 4 a un ejército de inútiles funcionarios y políticos que van de gorrones a tragarse el pozole que los vecinos y mayordomos preparan para la gente del pueblo.