lunes, 8 de octubre de 2018

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Agentes de Gobernación de Chilpancingo, los malos de la película
En esta nueva administración, encabezada por el perredista Antonio Gaspar Beltrán, se mantienen las expectativas sobre su labor, que de paso se borró al priismo que era en toda la extensión de la palabra, emblemático porque aquí en Chilpancingo era el bastión y orgullo para mucha gente a la que le gusta la política, así es que ahora es el momento para el perredismo, en donde se tiene que demostrar la diferencia, y por el momento  el zócalo está limpio de comerciantes que tenían inundada esa plan
cha de concreto. Bueno, ahora en comento ocurre que el personal de Gobernación del Ayuntamiento de Chilpancingo, antes de que llegara Toño Gaspar a la alcaldía tenían entre sus funciones las de evitar e inhibir que el zócalo se llenara de vendedores, e incluso se conoce públicamente que el controvertido Pioquinto Damián Huato tiene control sobre un grupo de esos vendedores, a otros los liderea María del Consuelo Urióstegui e incluso otro grupo más es regenteado por el líder Mario Venancio quienes a su manera han sabido capitalizado ese gremio. Cual fuera esa situación, lo cierto es que de acuerdo a un amigo que trabajó como agente de Gobernación comentó detalles que involucran la manera en que son atendidos los comerciantes que a fuerza desean estar vendiendo en el zócalo, entendiéndose que son variados los artículos que se ofrecen. En ese tenor, ocurre que este amigo confidente me indicó que siempre acató las órdenes de su jefe inmediato, por lo que en cuanto llegaban a colocarse vendedores por ejemplo en la puerta de la parroquia de la Asunción de María, que se conoce como catedral, tenía la indicación de llegarles por la buena, pedirles de buen modo que se retiraran. Incluso esto fue o es petición del sacerdote, que para guardar las apariencias, él no los corre sino que le pide el favor a la dirección  de Gobernación, de la que sale la orden: “primero hablales por la buena, pero no los chingues, sino que sean dos y a la tercera los echamos a la policía”, le decían. Así es que dicho agente de Gobernación llegaba en buen plan, hablándoles en la oreja, pidiéndoles de favor que desalojaran esa área (de la puerta de la iglesia del zócalo), pero como se mostraban renuentes, les decía que al pasar en otra vuelta no los quería ver ahì. Hasta la tercera ocasión en que ahora sí les arrebataba sus productos, pidiendo apoyo de la policía. Y lo bueno es que estos vendedores entendían esta  presión, retirándose a la tercera. En ese anecdotario de mi amigo de Gobernación, que ya fue pues ahora tiene otra profesión, es que le daban su regañiza por dejarse convencer para no correr a los vendedores, incluso les aplicaban castigos por ser blanditos, según me confió en esa charla. El jefe inmediato, llegó a amagarlo de que si no podía con el trabajo que renunciara. “Y uno sí entiende la necesidad de las personas, Tino, pero tuve que aguantar vara con los regaños” indicó. En ese mismo tenor, agregó este amigo que aguantó muchas groserías cuando procedían a un desalojo, que no fueron muchos en donde  intervino pues los comerciantes al fin y al cabo saben que no pueden estar invadiendo el zócalo capitalino, pues es un sitio que debe ser resguardado para el esparcimiento de los visitantes o quienes deseen pasear sin que los molesten. Y todo este contexto sale en comentario, pues tal parece que ahora sí se mantendrá limpio el zócalo, que es parte de las negociaciones y del diálogo del alcalde capitalino, Antonio Gaspar Beltrán quien tiene mucho trabajo por hacer, pero como ya lo han acordado con su equipo de confianza así como con los mandos directivos y jefaturas que están pidiendo la participación de la gente de Chilpancingo, en el entendido de que aporte su propio esfuerzo para el bienestar común. Y considero que por ahí es la ruta, positiva, con un alcalde perredista que tiene toda la confianza de su pueblo.

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