viernes, 30 de noviembre de 2018

ARTÍCULO

Una Mirada
Daniel Reyes
Seres Extraordinarios 2a parte
Josep Merrick
Apodado por la gente como “el hombre elefante” Nació  en Leicester el 5 de agosto de 1862, y lo que vivió este ser humano, es, sin duda una de las muestras más aberrantes de lo que puede hacer la crueldad humana. En propias palabras de él, comenta que hasta la edad de los 5 años su cuerpo estaba bien, posteriormente comenzó a sufrir diversos padecimientos que transformaron su cráneo y cuerpo.
Hasta la fecha, no se ha podido definir completamente que tipo de enfermedad sufrió. Es un caso abierto y los expertos continúan estudiando sus restos, pues dejó huellas en prácticamente todo el esqueleto.
Josep Merrick al parecer padecía filariasis o elefantiasis, pero comentan los especialistas que dicha enfermedad, no produce las graves deformaciones óseas que tenía Merrick. Posteriormente se decidió que tenía  el síndrome de Proteus, que es una enfermedad congénita y tiene la característica de es
tar mutando,  causando de manera excesiva el crecimiento de piel y desarrollo anormal de los huesos, acompañándolos de tumores en la mitad del cuerpo.
Su vida desde pequeño, fue dolorosa, pues a los 10 años pierde a su madre, quien lo quería mucho y su padre lo abandona por su aspecto físico. Se mantiene vendiendo en la calle, pero el gremio de vendedores lo corre, porque da mal aspecto.
Decide salir de la casa de su tío e internarse en una casa de trabajo, en la que las condiciones de vida son sumamente duras y crueles. Estuvo ahí por  4 años, hasta que decide salirse de ahí para buscar trabajo. Es ahí donde la gente lo apoda el hombre elefante, por uno de sus tumores que le cubre la cara en forma de trompa. No tuvo otra opción que meterse a trabajar a un circo, es ahí donde conoce a Sam Torr un promotor, quien al verlo, supo que haría un gran negocio con él.
Lo azotaba y también lo explotaba, dejándolo a su suerte en Bruselas, sin dinero. Viajó de noche, oculto en vagones vacíos para  no provocar tumultos, hasta  llegar  a Londres, a pesar de que casi no podía caminar. Fue después de todo esto que la princesa de Gales Alexandra y el Duque de Cambrige,  se interesan por Josep, protegiéndolo y cuidándolo. Por poco tiempo se dedicó a cumplir sus  pasiones, la lectura de novelas románticas,  la escritura y la poesía.
Mostró siempre una gran educación, su mentor el doctor Frederick Trevees, lo persuadió para que permitiera recibir gente que quería platicar con él. Visitó el teatro y fue a conciertos de música clásica, vestido elegantemente, y sin su capuchón que cubría su rostro.
Lamentablemente el 11 de abril de 1890 a los 27 años, y en la etapa más feliz de su vida, falleció. Tras un examen se concluyó que murió de asfixia. Una de las cosas que más hay que destacar, es que este joven siempre se distinguió por imponerse a la adversidad, tuvo una gran fuerza de voluntad. Dejó unas palabras que dicen:
Es cierto que mi forma es muy extraña,
pero culparme por ello es culpar a Dios;
si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo
procuraría agradarte a ti.
Si yo pudiese alcanzar de polo a polo
o abarcar el océano con mis brazos,
pediría que se me midiese por mi alma,
la mente es la medida del hombre.
La monstruosidad no está en quien aparenta tenerla, sino en quien la admira.
Josep Merrick
La finalidad de este artículo, es hacer conciencia de lo que padeció esta gente y hacer un pequeño reconocimiento a su trabajo y vida, que sin duda estuvo llena de dolor y sufrimiento. Debemos de darnos cuenta de que fueron extraordinarios, en el sentido de que su alma fue demasiado fuerte para afrontar la crueldad humana. Un tributo a todos ellos.
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