jueves, 24 de enero de 2019

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
DON ALEJANDRO…
Esa mañana un grupo de reporteros de Chilpancingo nos reunimos en la sala de la estación de radio XELI con don Alejandro Cervantes Delgado para entrevistarlo largo y tendido sobre sus aspiraciones para convertirse en gobernador de Guerrero: Andaba en campaña como candidato del PRI, obviamente, un candidato de lujo.
Terminada la entrevista y habiéndome tocado la oportunidad de coordinar la charla con los compañeros periodistas, salimos de la estación de radio para abordar los vehículos que nos llevaron a la cancha de futbol de la colonia Los Ángeles y don Alejandro me dice en la puerta de la emisora: “Esta conferencia de prensa es algo parecido a como si hubiéramos hecho unos diez mítines, por el número de auditorio que nos escuchó. Qué importante es el radio”.
Seguimos platicando sobre el tema en el trayecto y vi su marcado interés sobre la importan
cia que él le dio en ese momento a una estación de radio.
En 1983 recibí la visita de mi gran amigo Sergio Partearroyo Baranda quien con el entusiasmo que siempre le caracteriza y el dinamismo que lo identifica, me comentó que el gobierno del estado iba a echar a andar una estación de radio ubicada en la azotea del Palacio de Gobierno y que sería “Radio Guerrero”, sus siglas: XEGRO y que los primeros locutores seríamos algunos de quienes fundamos la primera estación de radio en Chilpancingo en 1961, la célebre XELI, nuestra escuelita radiofónica y que estaríamos en el micrófono Sergio Álvarez Calleja, Sergio Partearroyo Banranda y Héctor Contreras Organista: ¡Otra vez juntos, compartiendo micrófonos y programas radiofónicos…Qué alegría! Después de más de veinte años, el radio nuevamente nos reunió.
En la azotea del Palacio de Gobierno don Alejandro el gobernador mandó construir las instalaciones de la nueva emisora. Carlos Álvarez Calleja era el técnico y nos platicó que el transmisor era un equipo antiguo que se compró a una emisora de Mazatlán, Sinaloa pero jalaba más o menos bien y había una cabina de locutores amplia y cómoda con un gran micrófono “de 44”, parecido a los de la XEW y que aportáramos ideas para crear programas.
En esos días conocimos a un señor que se decía pariente del gobernador porque se apellidaba como él e hicimos amistad. Una mañana llegué a la emisora y ese señor había colocado una gran pizarra en la pared que estaba a un lado de la puerta de entrada. Iba yo a entrar a cabina a cubrir mi horario, pero tuve tiempo de leer lo que estaba escrito en la pizarra, y le pregunté al autor: ¿Y esto que es?
“Es la barra programática de Radio Guerrero”, me contestó presumiendo.
-¡No la friegues, ca…nijo. Ésta cosa fue la programación que usó la XEW hace treinta años…!
¿Esto le vendiste al gobernador como tu barra programática? ¡No la chi…No seas ratero. Lo estás engañando!
Aquel bandido no dijo nada, cerró un portafolios que llevaba y se retiró de la estación de radio. Lo volví a ver poco antes de que don Alejandro concluyera los seis años de su gobierno. Pasó acompañado de una joven muy guapa por un restaurante de la carretera a tomar alimentos. Conducía un carro de súper lujo.
Y, efectivamente que era un bandido al venderle al gobierno del estado la copia de la programación de la XEW de tres décadas atrás.
Radio Guerrero fue un rotundo fracaso porque por amiguismo –que tanto odiaba don Alejandro- colocaron como gerente a un señor que sabía de radio lo que yo sabía de astronomía: Un neófito, amigo cercano de un alto colaborador de don Alejandro, que además retenía los apoyos económicos que le daba el gobierno federal a estudiantes guerrerenses, y él jineteaba el dinero.
Un nueve de agosto fuimos a Tixtla, acompañamos a la ceremonia en honor de Don Vicente Guerrero a don Alejandro. Terminada la ceremonia nos trasladamos a un paraje cercano a la población, salimos por el rumbo de El Santuario. Después de recorrer algunos kilómetros llegamos a un lugar donde don Alejandro inauguraría una planta de tratamiento de aguas residuales.
Se bajó contento del vehículo, la gente le aplaudió, le echaron harto confeti en la cabeza y le colocaron al cuello cadenas de cempasúchil.
El gobernador fue invitado a darle vueltas a una especie de volante con lo que se abrirían las válvulas para que cayera el agua y la obra quedara inaugurada… Le dio vuelta y vuelta al volante y nada. La gente en silencio, y él avergonzado, rodeado de funcionarios de su gobierno y del representante presidencial. Cuando vio que había sido engañado, delante de todos le dijo a un funcionario ahí presente: “¿Otra vez, Carlos?”.
La ciudad de Tixtla tuvo que pagar por años, una deuda millonaria por “la introducción del drenaje y el agua potable”, obra que jamás se hizo por parte del gobierno estatal en la tierra cuna de Don Vicente Guerrero, Ignacio Manuel Altamirano y Margarito Damián Vargas. Una obra que firmó el ayuntamiento de Tixtla, el cual fue engañado, así como antes lo fue el propio gobernador.
Los hacedores de la obra, abrieron zanjas en algunas calles de Tixtla, colocaban unos tubos en ciertos tramos, pero esos tubos no conectaban a ningún lado, quedaban ahí sepultados y engañaron al gobernador diciendo que la obra estaba en proceso de construcción. Otra falsedad contra el gobernador y contra el pueblo de Tixtla.
No fueron pocos quienes abusaron de la nobleza y la bondad de don Alejandro Cervantes Delgado.
Se rumora que cuando salió de la gubernatura tuvo que vender alguna propiedad para seguir sobreviviendo. Pero otros, se supone, aún disfrutan de los beneficios económicos que obtuvieron de su administración y de sus bondades.
Un saludo a don Alejandro, dondequiera que se encuentre y que Dios premie todo lo que significa y significará para el estado de Guerrero y para México, al paso de los años.
¡Dios lo bendiga, don Alejandro!

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