viernes, 11 de enero de 2019

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
ADIÓS, AL GRAN AMIGO RANULFO RUEDA ASTUDILLO
Ranulfo Rueda Astudillo llegó a Chilpancingo hace muchos años.
Venía de Tulimán, en la región norte de Guerrero y su intención era estudiar, ser alumno de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Fue un joven muy sociable. Pronto hizo amigos no sólo en el ámbito universitario sino también cosechó la amistad de muchos chilpancingueños y compartió nuestras costumbres.
Gustaba de la Oratoria, actividad que estuvo muy en boga en los años 60 y participó en varios concursos. Tenía buena voz y sobresalió.
Sus dones como orador le valieron para que pronto ingresara al nutrido grupo de jóvenes que se afiliaron al Partido Revolucionario Institucional en aquellos años y se hizo amigo de infinidad de dirigentes políticos a quienes apoyó sin límite en campañas políticas y después en el desempeño de algún encargo.
Al igual que otros muchos jóvenes, tuvo siempre la esperanza de ser apoyado para conseguir cargos dentro de su partido o en algunas dependencias del gobierno estatal o municipal, cosa que lamentablemente se le negó, como fue el caso de algunos de sus contemporáneos quienes nunca fueron tomados en cuenta por los directivos del tricolor y solame
nte los usaron a conveniencia y con ofrecimientos vanos que jamás aterrizaron en nada.
Los años pesan y pasan. Ranulfo Rueda Astudillo vivió siempre con la esperanza de que su partido político al que adoraba y al que le dedicó todo su esfuerzo durante el tramo juvenil y en la madurez, lo tomara en cuenta… ¡pero siempre le dio la espalda!
Aquellos políticos mayores en edad y en el sacerdocio de la política priísta, dueños de la vieja guardia, murieron o se fueron de Guerrero y dejaron a sus huestes y colaboradores leales olvidados.
Esos jóvenes que, igual, se pusieron viejos porque Dios perdona, el tiempo no, ya no tuvieron espacios dónde laborar. Las nuevas generaciones arribaron al tricolor empujando duro y fueron desplazados, alejados mucho más de alguna posibilidad de ocupar algún cargo. Así le pasó a Ranulfo, a un tocayo mío y a un gran priísta de nombre Gabino.
Entonces, Ranulfo, como otros políticos que no cuajaron en su esperanza de ocupar un cargo de gobierno o de partido, intentaron militar en el periodismo.
Algunos, como él, iniciaron a publicar semanarios, y de esa actividad, como pudieron, se mantuvieron económicamente. Sin embargo, en el periodismo se necesita algo más para no depender del chayote y algunos buenos amigos, como Ranulfo llegaron a la mayoría de edad, pero entre las sombras de aquella esperanza que jamás llegó en su actividad política…y siguieron siendo periodistas, hasta el final, pero tampoco completos, desgraciadamente.
Dejamos de verlo por muchos años. Hace poco hubo un evento y lo vimos transmitiendo por Facebook algún acontecimiento político con ese estilo priísta que jamás perdió. Si algo se tiene que acentuar y admirar de Ranulfo Rueda Astudillo es su lealtad al PRI. Jamás varió en su formación, en su postura y mucho menos en su lealtad. A pesar de todo, y a pesar de que todos los políticos conocieron y conocen su valiosa historia, todos le dieron la espalda en su partido. Y dicho sea de paso, a pesar de su apellido.
Hoy, ¿ya para qué sirven las hipócritas “condolencias”?
¡Adiós, Ranulfo: Político y Periodista!
Pido al Señor de Señores que en Su Gloria te dé el lugar que mereces.
Y a quienes jamás valoraron tu Señorío, tú Trayectoria y tu Lealtad, agradéceles desde donde estés, la lección de vida que te negaron.

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