COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica

Los delitos deben de tener una sanción o un castigo
Al paso de los días, observo que en el gobierno federal, el presidente de México, aquél por el que mucha gente acudió a las urnas parece ser el mismo, que no entiende que ya no es campaña, por eso es que tengo esa preocupación de que sea él mismo quien no vea concluida su famosa Cuarta Transformación. Y sí tiene a muchos seguidores y seguidoras en las redes sociales, pero tamb

ién se tiene que reconocer que eso no es suficiente, pues nadie garantiza que ahí no haya “fantasmas” que estén “opinando”, supuestamente para influir en el ánimo social. Y en esto estriba que Andrés Manuel López Obrador empiece a perder  ese saldo positivo, debido a que lo está desperdiciando sin que pueda hacerle caso a sus asesores, si es que en verdad los tenga. Y una cosa es su gabinete que pretenda influir en el ánimo social, pero no todos son ampliamente conocidos, y eso tiene un costo.  Desde el primer momento en que AMLO en su toma de protesta y a los pocos días que decidió no habría castigo en contra de quienes cometieron delitos en el pasado reciente, empezó a  causar desconcierto. Y luego de estar solapando actitudes grotescas de algunos de sus cófrades “morenistas” o bien de servidores públicos como son Porfirio Muñoz Ledo o Paco Ignacio Taibo II, que no han entendido lo que es la modernidad, en donde se trata a toda costa de manejar conceptos de género, de igualdad, de no discriminación o estigmatización.  Así es que aunque ahora AMLO mantenga su decisión o se interés de no aplicar sanciones en contra de quienes cometieron desfalcos cuando estaban en sus áreas de poder (y de abuso), es que tendrá que recular sobre todo porque las consecuencias son las que se tienen ahorita, es decir si no hubiera habido un cambio posiblemente se habrían cubierto o hasta negado todos los presuntos delitos, pero como llegó él con sus banderas del combate a la corrupción e impunidad, es su deber atacarlos. Y no será a partir de su mandato, sino en las consecuencias que se dejan en esta transición de un gobierno federal a otro, que aún se mantiene un tanto fresquecito.