lunes, 25 de febrero de 2019

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Estado fallido en nuestro estado de Guerrero
Con uno de sus lemas de uso muy gastado, pero que no tiene un sustento verdadero, debido a la situación de inseguridad y violencia que se han vuelto muy comunes con una escalofriante realidad, es que “Orden y Paz” en nuestro estado de Guerrero, se quedó en el limbo. Y aunque los jilguerillos de siempre, se afanen y ufanen en presumir que los índices de violencia o hechos delictivos ya se ha
n reducido, en comparación con otros estado del país, esa presunción no deja de ser preocupante, porque se hacen comparativos que no son aliviadores pues no deja de cesar esta situación de inseguridad galopante. Entonces, en esta administración priísta, con un gobernador que intenta tener un estado tranquilo, en cada ocasión le brinca uno y otro problema. Luego entonces, el mandatario estatal, Héctor Antonio Astudillo Flores, solamente se ha dedicado a administrar los problemas, pero no les ha podido dar solución. Y aunque tenga el visto bueno del jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de quien todavía no saca las garras que se deben tener para responder también a los múltiples (otros y más) problemas de nuestra ensangrentada nación, ambos dejan mucho qué desear a sus habitantes. En el caso de nuestra entidad, los secuestros físicos (además de los virtuales) son una pesadilla no solamente para quien la sufre sino también para sus familiares, aunque se ha visto que la presión social sí arroja buenos resultados. Y hago estas generalizaciones, porque el gobierno priísta encabezado por el licenciado Héctor Antonio Astudillo Flores, con sus lemas solamente se ha quedado en mejores intenciones. Todo lo digo con conocimiento de causa, pues en su momento lo apoyé indirectamente y creo que hasta de manera personal, pues acompañé a varios priístas en aquellos tiempos en que siempre buscó la oportunidad de ser servidor público. Y esto ha sido por años, con esa salvedad es que tristemente veo que como gobernador nos sigue debiendo a muchas y muchos guerrerenses, no así a su séquito de funcionarios que aunque aceptan que la violencia hasta a ellos los ha perjudicado no se atreven a decírselo abiertamente, porque claro el poder en cualquiera de sus formas no deja de ser poder. Ahora mismo, la situación de violencia que sufrimos en nuestra entidad, en  cada una de sus regiones, ha aniquilado drásticamente a nuestra sociedad, además de que con el asesinato de uno de sus miembros, como dentro de una familia, se afecta sensiblemente el desarrollo. De todo esto que está ocurriendo, se han visto diesmadas muchas familias, a las que esta violencia generalizada les ha arrebatado un ser querido, más otros que se encuentran en trance de sufrimiento ante el secuestro de un familiar, al que según los desenlaces, se les asesina en su mayoría. Y escribo lo anterior de manera solidaria con todas esas familias que están pasando por un viacrucis de esta naturaleza violenta, pues el Estado en nuestro estado de Guerrero, ha fallado con garantizar uno de los elementales derechos: la tranquilidad, la paz, la calma.

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