jueves, 7 de febrero de 2019

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA CON FOTOS Y SUMARIO

Olvidada Biblioteca por
los Gobiernos y lectores
Javier Francisco Reyes/bajopalabra.com.mx.—La Biblioteca Central Estatal de Chilpancingo,  se encuentra olvidada por  los gobiernos y lectores,  no obstante que son amplias las instalaciones y  apacible, constatado por La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, al realizar hoy jueves un recorr
ido por el inmueble.
Las instalaciones están ubicadas en  la calle general “Baltazar R. Leyva Mancilla” número 3,  del barrio de San Antonio de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, y cuenta con  una sala general, ludoteca, sala braille, hemeroteca, internet y radio cabina.
Se cuenta con préstamo interno y a domicilio de ejemplares,  se ofrece consulta, orientación a usuarios, fomento al hábito de la lectura Digitales (acceso a información con equipo de cómputo y/o conectividad), videoteca, hemeroteca y ludoteca.
También las instalaciones cuenta con un auditorio con capacidad para 55 usuarios, igualmente se ofrecen publicaciones periódicas y colección especial Guerrero.
El servicio al público se da con un horario de lunes a viernes de 9:00 a 21:00 horas y los sábados de 9:00 a 20:00 horas, respectivamente.
Pese todos estos servicios y horarios, la Biblioteca Central Estatal de Chilpancingo, se encuentra en el olvido, y se atribuye a la disminución drástica de visitantes a las nuevas tecnologías de información y comunicación,  a los revolucionarios teléfonos móviles.
Se conoció que a la semana, pisaban las instalaciones más de 2 mil personas, de ahí se redujo a la mitad y ahora, podrían ser contadas las visitas.
El comentario, entre los trabajadores es que al inicio del nuevo milenio, se formaban largas filas para ingresar a la Biblioteca Pública Central Estatal. Casi 20 años después, el lugar es de las zonas más apacibles de la ciudad, sin ruidos de coches y sin el bullicio que representa la vida en sociedad.
Con los años, las áreas libres se convirtieron en el refugio ideal de romances de jóvenes de la prepa 33 y espacio de descanso para los uniformados. El interior, un edificio con ventanas amplias, es una mezcla entre lo pasado y lo contemporáneo.
Al mediodía, una persona rozando la tercera edad, una pareja de jóvenes de unos 25 años, ocupan una de las 12 mesas destinadas para la consulta y lectura. No hay nadie más, excepto el sonido que se llega a escapar del silencio.
Quizás, nadie recuerda que pasó realmente con la gente que alguna vez hacia una larga fila para poder entrar a consultar libros de Medicina, Derecho, Matemáticas, Biología o de literatura,  como los imperdibles de Gabriel García Márquez, que por cierto sólo se hallan tres de sus obras: Ojos de perro azul, Noticia de un secuestro y Relato de un náufrago.
En una mesa que contiene ejemplares correspondientes a las efemérides literarias del mes, resalta Pedro Páramo, una novela corta que inmortalizara a Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Viscaíno. 
Norma Rubí Martínez Visoso, actual directora, inició su vida laboral en la biblioteca hace 28 años, cuando apenas era una joven quinceañera. Hoy, acumula tres años de ser directiva.
Ella atribuye la disminución drástica de visitantes a las nuevas tecnologías de información y comunicación,  a los revolucionarios teléfonos móviles.
Se habla de que a la semana, pisaban las instalaciones más de 2 mil personas, de ahí se redujo a la mitad y ahora, podrían ser contadas las visitas.
La última remodelación  que sufrió el edificio, fue en el periodo del gobierno del perredista, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo y a partir de ahí, sólo ha habido uno que otro ajuste y cambio de mobiliario.
Se agregó el área destinada para niños, con cuentos y juguetes interactivos. Una sala de reuniones, que también es utilizada para realizar focus group para trabajos de investigación de universitarios.
El reglamento para permanecer dentro de las instalaciones es sencillo, guardar silencio, acudir presentable y sin una gota de alcohol.
Para controlar cualquier tipo de robo de ejemplares, la administración colocó un par de detectores especializados, sin embargo, actualmente no funcionan y hoy en día forman parte de la decoración, lo mismo que una serie de focos y un estante de revistas.
Probablemente, las instalaciones eléctricas sufrieron algún tipo de daño en las luminarias, y de manera improvisada, el personal instaló una extensión con focos en serie, para alumbrar las últimas horas de la jornada, que concluye a las 20 horas.
Al mediodía, uno de los pocos visitantes que acuden con frecuencia a la biblioteca, se entretiene con un libro disponible en braille.
Un bibliotecario opina que no se debe obligar a la gente a leer, porque luego se darán cuenta de lo que se perdieron.

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