viernes, 8 de marzo de 2019

ARTÍCULO

¿Dónde se
paró el águila?
Apolinar Castrejón Marino
Pues mire usted, aunque queramos decir la verdad, a veces no se puede. ¿Será verdad que unos vagabundos, que venían desde la región que hoy es Nayarit vinieron a fundar una gran ciudad a la que llamaron Tenochtitlán?
Llevaban 157 años vagando, y no sabían exactamente hacia dónde debían ir, pero si sabían que en un lugar donde vieran un águila comiéndose una serpiente construirían un templo a su Dios, y fundarían una ciudad que llegaría a ser capital de un gran imperio. Solo son leyendas y por eso, ni los cronistas más esmerados han podido determinar el sitio exacto en donde vieron esa escena del águila.
¿Dónde se paró el águila? Apoyados en el “Códice Ramírez”, algunos investigadores aseguran que ocurrió en lo que actualmente es la delegación Venustiano Carranza. Entonces ¿Ahí inici
ó la construcción de la ciudad? ¿Sobre el agua?
Los habitantes del barrio de La Merced dicen que no. Aseguran que los recién llegados se avecindaron en un pequeño cerro que sobresalía de las aguas, y que poco a poco fueron deslizando piedras y tierra, con las cuales le “ganaron” terreno a la laguna. Están enterados que muchos investigadores aseguran que “La Merced” era conocida como el barrio de Teopan, cuyo nombre significa “lugar de los dioses” o “lugar donde se venera lo más sagrado”. Y hasta la fecha no hay otro barrio en la ciudad, que quiera pelearles ese lugar en la historia.
Otra leyenda cuenta que el Hutzilopochtli, Dios del Sol y la guerra se separó de su hermana Malinalxochitl, debido a que tenía un aspecto aterrorizante. Malinalxochitl tuvo un hijo llamado Copil, a quien crio inculcándole gran rencor hacia su tío.
Cuando Copil creció, buscó a su tío Hutzilopochtli para vengar la afrenta que hizo a su madre. Tío y sobrino se encontraron en el cerro Tepetzinco, -hoy Peñón de los Baños- donde iniciaron un combate a muerte. Con su gran fuerza y experiencia, Hutzilopochtli derrotó a su sobrino.
Embriagado de su poder, le sacó el corazón y lo lanzó al cielo, con tal fuerza que parecía un cometa de fuego, y luego cayó en el lago. En ese lugar preciso, los peregrinos debían construir un templo a Hutzilopochtli, y luego podrían vivir a su alrededor. Pero ¿Dónde fue ese lugar? Nadie lo sabe; “y como dijo don Teofilito….”
En casi todas las culturas antiguas, el águila era un símbolo solar, y la serpiente representaba el agua. Así que no hay nada seguro. Sin embargo, la historia “oficial” estableció la fecha del 13 de marzo de 1325 como la Fundación de la Gran Tenochtitlan. Así lo establece el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el libro “La imagen fundacional de Tenochtitlan en seis siglos de memoria colectiva” escrito por Karina Moreno Rojas.
Y los “historiadores”, “investigadores”, y “especialistas” mencionan que unos peregrinos tenían ciento cincuenta y siete años de haber salido de Aztlán (lugar del hoy Estado de Nayarit), en busca de la tierra prometida, como si los hubieran visto.
Dicen que llegaron al Valle de Anáhuac (hoy valle de México), y al contemplar sobre un islote del lago de Texcoco, un águila que devoraba a una serpiente sobre un nopal, reconocieron que esa era la señal marcada, para asentarse definitivamente. Y decidieron terminar su peregrinación, para iniciar la construcción de Tenochtitlan, que al cabo de unos años, sería la capital del reino azteca (hoy ciudad de México).
Lopez Austín en su ensayo “El águila y la serpiente” dice que Tenoch, era el líder militar de los aztecas y Cuauhtlequetzqui era el gran sacerdote, en el momento de llegar al lago. En la estación del metro Zócalo, se encuentra un conjunto escultórico de bronce elaborado por el artista guanajuatense Juan Fernando Olaguíbel titulada “Monumento a la fundación de México-Tenochtitlan.”
A todos les gusta, y creen que aquí se fundó la ciudad por el ser centro histórico, político y cultural del país; pero lo cierto es que la escultura de Olaguíbel conmemora la escena, no marca un punto en específico.
Hace muchos años, los niños practicaban un curioso juego. Alguien agarraba fuertemente un mechón de cabello, de algún niño que se encontraba distraído, y le hacía una pregunta “¿Dónde se paró el águila?”, el niño que hacía gestos por el dolor de sentir sujetado su pelo, tenía que encontrar una respuesta inteligente, invariablemente decía: “En un nopal”.
El verdugo continuaba el interrogatorio: ¿“Cuántas tunas se comió”? Y la victima contestaba: “Una, porque se espinó”. Y el castigador le propinaba un tremendo jalón. Los “historiadores”, “investigadores”, y “especialistas”, también deberían indagar qué significados tiene este juego ¿No?

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