martes, 19 de marzo de 2019

ARTÍCULO

La energía del equinoccio
Apolinar Castrejón Marino
En días próximos estaremos entrando a la estación de primavera, tal fecha de 21 de marzo, es esperada por muchas gentes para asistir a los puntos geográficos, que les han dicho que tienen relación con la llegada del equinoccio.
Ahí los tiene usted vestidos de blanco y levantando los brazos al cielo para recibir la fuerza del sol en lugares como Teotihuacán, Chichen Itzá o El Tajín. En el Estado de Guerrero, mucha gente se traslada a “La Organera” (Chichihualco), Tehuacalco (Ocotito), y “Los Tepolzis” (Tixtla), para llenarse de energía. Como si fuesen baterías recargables.
Cierto mito que ha perdurado bastante tiempo, es el que describe el descenso de Kukulkán por la escalinata principal de la pirámide, de base rectangular de 55,5 metros de ancho por de 24 metros de altura, llamada El Castillo, que se localiza en Chichén Itzá, en el Estado mexicano de Yucatán.
Cada uno de los 4 lados de la pirámide tiene una escalinata de 91 escalones, que conducen al adoratorio superior. Suman 364 escalones, aunque la gente quisiera que fuesen 365, uno por dí
a del año.
Kukulkán es un nombre en maya que significa Serpiente de Plumas, y se cree que cada año desciende 2 veces a la tierra, en marzo y en septiembre. Los turistas acuden a “ver” como desciende, una serpiente que se forma con triángulos que proyectan los escalones, sobre los otros escalones.
Ciertamente, ese mito ha sido avalado como verdadero, por instituciones como National Geographic, pero no se trata de un fenómeno exclusivo del equinoccio, pues es visible desde el 10 de marzo, hasta el 15 de abril.
Una investigación realizada por los arqueólogos Ivan Šprajc y Pedro Francisco Sánchez Nava que presentaron en una mesa redonda hace 2 años en el auditorio de Palenque en Yucatán reveló que:
“…es una interpretación para la que no tenemos ninguna base; las cabezas de serpiente están en las alfardas de la escalinata norte, donde se produce el fenómeno, porque es la escalinata principal, que conduce al adoratorio superior”.
“Esta fachada está orientada hacia el norte, porque en esa dirección se encuentra el cenote sagrado, pero no para producir el fenómeno de luz y sombra”.
De acuerdo con la versión “oficial”, empleada para la promoción turística, la secuencia de los triángulos ha sido interpretada como el cuerpo de una serpiente, que se desliza hacia la tierra. Los triángulos de luz y sombras, son el cuerpo de la serpiente, que se unen con las cabezas de piedra que están en la base de la pirámide, hacia el sacbé o camino hacia el cenote sagrado.
Para comprobar el hecho de que sólo se trata de un mito, Šprajc y Sánchez Nava reunieron muchas fotografías durante los 15 días, que dura el fenómeno. A partir de las 14 horas captaron cada cinco minutos una imagen de las sombras proyectadas, y descubrieron que el suceso es visible durante varios días. Y que la hora en que registra su mejor momento, es una hora antes del ocaso.
Existen evidencias científicas de que los mayas, no tenían el concepto de equinoccio como se define en la astronomía moderna, y hay muchas otras  antiguas culturas del mundo, que tampoco tenían un concepto del equinoccio, que es muy complicado, hasta en la actualidad.
Varios otros especialistas afirman que tampoco existe evidencia de que los antiguos mayas, que son muy valorados por sus amplios conocimientos astronómicos, hayan hecho el registro de los equinoccios.
La pirámide de Kukulkán está orientada astronómicamente hacia ciertos puntos, igual que el Castillo de Tulum, y otros más, pero no tienen nada que ver con los equinoccios. Los edificios eran construidos con una orientación, que al parecer quería simbolizar el orden del cosmos, pero no para registrar fenómenos como los equinoccios, o los solsticios. Con todo lo admirable que es, eso no implica que el diseño arquitectónico haya sido calculado con ese propósito.
Los investigadores aseguran que no están interesados en desarticular los mitos mayas, ni ven impropio que los turistas realicen grandes concentraciones “equinoccionales”. Su proyecto consistió en registrar datos reales y verídicos, en torno a fenómenos astronómicos.
En el camino, encontraron que hay una extraña intención de vincular algunos hechos astronómicos, con creencias metafísicas, y les llamó más la atención el esfuerzo de vincular unas estructuras prehispánicas mayas, y el comportamiento de los astros con la conducta humana.
Perdone que no encontramos fotos de los senotes.

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