jueves, 21 de marzo de 2019

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
REGISTRO CIVIL, registra fractura…
Ayer le tocaron “Las Golondrinas” como directora del Registro Civil de Guerrero a la cordial, inteligente, muy capaz funcionaria y mejor periodista María Inés Huerta Pegueros.
Los rumores, en este, como en muchos casos, cuando se hacen cambios de funcionarios, vienen acompañados de preguntas, de dudas, de argumentos, a cual más inverosímil, pero en ningún momento y bajo ningún concepto dejan de ser chismes…Chismes palaciegos, por cierto, porque pululan en el palacio de gobierno…
Se esgrimió entre otros rumores, que la ahora ex funcionaria se prestó en días pasados, junto con otras damitas, a recibir elogios y pergaminos como reconocimiento a su destacada personalidad por parte de un grupúsculo de sujetos, pandilleros del “periodismo” que en los terrenos políticos y policiacos se dedican a la lisonja barata, y se hacen llamar “analistas políticos”, por el amplio anal que eructan en sus centav
eros reconocimientos.
Parece ser –según el rumor- que esto molestó a la superioridad y de inmediato se separó a doña María Inés del importante desempeño de funcionaria, directora exitosa del Registro Civil en Guerrero, para colocar en su lugar a un junior hijito de Moisés Carbajal Millán, priísta de recia filiación política.
Haciendo cuentas, María Inés Huerta Pegueros es hija de aquel gran periodista fundador del diario acapulqueño “Revolución”, que al calce, en el subtítulo del periódico firmaba como Diario de Guerrero. Él fue don Pedro Huerta Castillo, cuya vena periodística exponía con maestría en su columna “Diligencia Política”.
Tuvo otro hijo periodista brillante: Rodrigo Huerta Pegueros quien ante la ausencia definitiva de su señor padre, tomó las riendas del “Revolución”, pero ya con otro titular y por años mantuvo esa línea editorial combativa hasta que las enfermedades lo debilitaron y finalmente sucumbió ante ellas, pero dejando en la historia del periodismo guerrerense un valioso legado que muchos periodistas de su época recuerdan y valoran.
María Inés pertenece a esa estirpe. Y nadie dude que sus acciones como funcionaria son el fiel reflejo de lo que fueron su padre y hermano dentro del periodismo. Por eso, por celo y por profesionalismo, se vio tanta innovación, tanto cambio, tanta dinámica y tanta actualización y dinamismo para el servicio del pueblo en el Registro Civil ahora que a ella le tocó desempeñar con creces el cargo.
Si molesta, y mucho, que por los absurdos que se platican en el café de que por culpa de un manojo de aduladores que se dedican a otorgar “reconocimientos” y “diplomas” como programas de cine, firmándose como “analistas”, tengan que terminarse trayectorias y trabajos públicos tan brillantes como el de María Inés en el Registro Civil de Guerrero. Si esto es cierto, qué lamentable, y si es chime, igual: Guerrero pierde a una gran funcionaria.

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