jueves, 11 de abril de 2019

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
En protesta, defensa y reinvidicación del periodismo total
En esta actualidad, tanto el gobierno federal así como el estatal y por consecuencia el del municipio de Chilpancingo no se pongan la pilas para ofrecer un mejor respaldo a la labor informativa de quienes hacemos nuestra forma de vida en la cobertura de noticias, las agresiones verbales, físicas hasta culminar con el asesinato,  mantendrán su constancia debido a que no se interesa en proteger o activar mecanismos ni protocolos para ejercer con plena libertad esta presunta garantía constituci
onal. La libertad de expresión, la Libertad de Prensa, el derecho a ser informado, la transparencia, el respeto a las garantías indivuales así como para la colectividad, pasa necesariamente por el concepto del periodista, que solamente se trata de la correa de transmisión o como lo he referido en anteriores colaboraciones: somos el mensajero. Nada más, ni nada menos. Por eso es que resulta preocupante que se esté generando un mutismo ante estas agresiones a periodistas que se comparte con quienes promueven la defensa de los derechos humanos y de manera colateral con activistas sobre asuntos de la defensa de la tierra, del medioambiente y demás. No es la primera ocasión en que se pretende cuestionar el ejercicio periodístico desde la óptica de quienes detentan el poder, lo aplican y lo extienden, buscando inhibir esta presunta garantía constitucional. Y digo presunta porque hasta el momento quienes representan a nuestras  autoridades muestran desprecio con su indiferencia e incluso dejando traslucir animadversión a quien es el mensajero. Y como siempre lo he sostenido: no maten al mensajero, porque si lo hacen se apaga una luz o más si lo siguen haciendo, intensificando las tinieblas. Dos los casos más recientes de agresiones a compañeros con los que he convivido: el productor y conductor del programa radiofónico “El Agro”, integrante del Club de Periodistas del estado, Luis Flores Lonazkuo, fue brutalmente golpeado por tres presuntos delicuentes, esto desde el pasado de 31 de enero, ¡y pocos lo sabíamos! De acuerdo a su comentario expresado a otro conocido: Israel Vázquez Sosa, es que esa noche, aproximadamente a las 20:30 horas, cuando se enfilaba en su camioneta hacia su vivienda –sin compañía- sobre el paseo “Alejandro Cervantes Delgado”, a la altura de la colonia Universal, y de la calle ‘que baja’ llamada Pedro Anaya, obstruyendo la vialidad, bajaron de un auto Jetta color rojo, polarizado y sin placas de circulación, tres sujetos armados vestidos de negro, que al momento le hicieron señas de que le bajara a la ventanilla de su unidad. Y de ahí empezó una terrible odisea para el periodista radiofónico, quien fue golpeado con lesiones que lo tienen postrado en cama, dice que no le preguntaron nada, no le  pidieron identificación alguna arrebatándole  su equipo de trabajo como su teléfono celular, su computadora lap top, así como su equipo de grabación y video. Hasta el momento sigue convalesciente, en su hogar y para quien ha vivido esa clase de episodios, se producen diversos efectos postraumáticos, lo digo por experiencia relativa. Y el otro caso de agresión es del compañero Jesús Saavedra Lezama, quien ha recibido mucho respaldo “virtual” en las redes digitales además de que se replicó una carta que envió al medio impreso en donde trabaja, sacando extractos como: Me tocó cubrir actividades de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg), de una marcha que inició desde sus instalaciones en la colonia Burócratas e inició en la avenida Rufo Figueroa. Ahí inicié esa cobertura y lo hice documentando fotografías para las redes sociales de El Sol de Chilpancingo, medio donde laboro desde hace casi 3 años y donde me ha tocado cubrir varias protestas sociales. Cuando estaba enviando fotografías para un avance en redes sociales del periódico, antes de llegar al semaforo de Ciudad Universitaria en la avenida Lázaro Cárdenas, se acercó a un servidor una persona cubierta del rostro a reclamar porqué los estaba “fichando” y que si era un agente de Gobernación del estado. Rotundamente negué esa situación y expliqué los motivos de mi presencia, que fue estrictamente periodística, más personas encapuchadas que iban al frente de la marcha se acercaron de manera intimidante con los rostros encapuchados a los que intentaba explicar que estaba cubriendo información exclusivamente. Desde ese momento sufrió agresiones verbales y presión sicológica a manos de esos encapuchados amparados y solapados por la CETEG, en donde medio salió librado el compañero periodista, quien añadió en su carta que: soy una persona que inició en los medios de comunicación en 1998 cuando egresé de la escuela de Ciencias de Comunicación de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), tiempo en el que he tenido la fortuna de trabajar, de colaborar en varios medios de comunicación, de eso hay constancia. Soy un convencido de la libertad de expresión, sin excesos, sin cortapisas y con mucho respeto a las convicciones libertarias de este país. Por eso me extraña que ahora un grupo de afiliados a la Ceteg, pretendan inhibir, coartar y demeritar el ejercicio periodístico, por considerar a su libre consideración quiénes si y quiénes no pueden cubrir una protesta pública, es inconcebible. Y afortunadamente ambos con episodios diversos pudieron no ser asesinados, como sí ha ocurrido en otras situaciones desafortunadas de periodistas en todo el país. Y he tenido conocimiento de otros compañeros en la entidad que han padecido incidentes considerados delicados y de peligrosidad para su integridad física, pero no lo quieren hacer público, pues ya se sabe que quien tiene el poder, a veces lo comparte con delincuentes o individuos proclives a cometer actos lesivos en contra de otras personas. (Comentarios: dacnificados@outlook.es).

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