martes, 28 de mayo de 2019

ARTÍCULO

Los amantes de
la naturaleza
Apolinar Castrejón Marino
Muchas personas tienen una opinión tan deplorable de sí mismas, que necesitan la aprobación de los demás, y se esmeran en crear la percepción de que son buenas personas. Como estrategia, recurren a actos que sean públicos y notorios como la piedad, la caridad y la solidaridad.
Hoy en día se ha puesto de moda preocuparse por el planeta, ser amante de la naturaleza o defensores del medio ambiente. De ello tenemos bastantes ejemplos, algunos de ellos, muy grotescos, como el de tal “actor” metido a político, que se pronunció públicamente en defensa de la “vaquita amarilla”, en lugar de referirse a la vaquita marina; quedando de manifiesto que no tiene la más remota idea del tema.
Otra. Ante los recientes incendios que hubo en distintos puntos de la geografía nacional, muchas personas han “encontrado la solución” para que ya no se presenten. Desde luego se trata de esas personas que si les regalas un
a planta en una maceta, jamás le echan agua, hasta que se seque. O sea, personas falsas e hipócritas que solo hablan para llamar la atención.
Una màs. Los políticos al unísono, así como muchas organizaciones sociales, y no pocos “comunicadores” se han manifestado por la injusta distribución del fertilizante para los agricultores del Estado de Guerrero. No se espera que esta fauna webona sepa mucho de agricultura, pero el colmo es que se digan defensores del medio ambiente, y se manifiesten solidarios con los campesinos, exhibiendo su ignorancia y estupidez.
Por ejemplo, escuchamos por la radio a cierta lideresa, hacer un reclamo a “las autoridades” porque los campesinos han comenzado a sembrar su maíz sin el correspondiente fertilizante, ante lo cual anticipa que sus cultivos se van a echar a perder. En su supina ignorancia, tan ejemplar mujerzuela desconoce que el maíz se siembra, germina en 10 días, y crece con los nutrientes naturales de la tierra.
Cuando la milpa ha alcanzado unos 30 centímetros de talla, y los nutrientes del suelo se han agotado -y cuando la estación de lluvias se ha regularizado- se aplica el fertilizante. Si alguien cometiera la estupidez de sembrar el maíz y cubrirlo inmediatamente de fertilizante, simplemente lo quemaría, antes de que germinara.
Y también, sobran los mexicanos que están convencidos de que su aportación a la humanidad no necesita ir más allá de urdir ideas brillantes, para que los zafios las lleven a la práctica. Tales mexicanos excepcionales han concebido una idea brillante: reforestar los montes. Y como no falta un roto para un descosido, otros mexicanos más tontos han puesto manos a la obra, y se han dedicado alegremente a sembrar árboles y plantas, en cada lugar donde haya tierra, sin que tengan idea de como se desarrollarán.
Usted recordará que hace algunos años, un funcionario federal estúpido tuvo la idea de importar arboles, de los conocidos como laurel de la India, con el propósito de que se sembraran en muchas ciudades y pueblos del país. 
Al tal funcionario le pareció un árbol muy hermoso, y solo tomó en cuenta que todo el año permanecía verde, sin importarle como crecería. Y cuando sus enormes raíces empezaron a destruir las banquetas de las calles, y las bardas de los vecinos, se vio que no había sido buena idea. Los enormes árboles terminaron por convertirse en un gran peligro urbano, pues sus ramas descomunales y pesadas, se desprenden del tronco y caen sobre los automóviles, y sobre las casas, ocasionando enorme destrucción, y no pocas muertes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.